Helen Turpaud Barnes. Tonos de verde

Tonos de verde, de Helen Turpaud Barnes, Bahía Blanca, Hemisferio Derecho Ediciones, 2017

Las artes marinas

ya hace un tiempo
sabemos que existen ciertas formas de vida abisal
que soportan temperaturas
de hasta trescientos grados centígrados
proliferan entre fuentes hidrotermales
a diez mil metros de profundidad
donde no llega el régimen solar
y no hay casi oxígeno

la biología nos trae una buena noticia desde el océano
………….(los otros discursos no son tan propicios)

la presión de todo el cielo y todo el mar
en las zonas abisales
hadales y bénticas
impide que el agua entre en ebullición

soportarlo todo y no poder explotar

las investigaciones marinas se realizan
avanzando ruidosamente bajo las aguas
con batiscafos y reflectores

todo lo vivo huye de la invasión científica que cae
como una razzia

mejor vaguemos como vietcongs que se mimetizan
con el ámbito en el que se sumergen:
la iridiscencia requiere un ojo dinámico

…………..(¿existe un conticinio acuático?)

…………..a veces extrañamos la sopa prebiótica
pero a no confundir estar de luto
con haber querido al muerto

todo un mundo se alimenta de sustancias inorgánicas
que escupe el planeta por los volcanes submarinos

la voracidad de la quimiosíntesis
excede el hambre de la clorofila
………………………la lava
reemplaza la vida

…………..(también el fuego respira
……………………..y se ramifica)

en los bajos fondos marinos la mayoría de los seres
produce algún tipo de bioluminiscencia

brillan en la viscosidad de las sombras
cuerpos de miel desagotada a trasluz

se alejan de su origen a velocidad de crucero

………….la tristeza se parece tanto a la infancia

algunas medusas y estrellas de mar
son capaces de desprenderse
de partes de su cuerpo bioluminiscente
para distraer a su depredador
y huir
quién pudiera iluminar así su propia salvación

desgajadas las ramas
las hojas se quiebran al sol
muerte y transfiguración de un discurso
sobre formas de subsistencia ajena

quienes dicen que los seres humanos somos animales
solo piensan en una ínfima porción de la vida
que apenas nos reconoce

algunos tipos de plancton como las salpas
tienen un corazón

 

El territorio

no vuelan así de casualidad
varios millones de años pasaron
para que la naturaleza arribara a la forma actual
de ciertas especies de colibríes
………………….algunas pasan la noche en un estado
………………….de extrema vulnerabilidad
hasta que pueden volver a cebarse en las flores
al día siguiente

si diera varios millones de años a un poema
…………¿hasta qué punto evolucionaría sin transformarse
…………en otra especie?

marie tharp traza mapas de los fondos marinos
los sumergibles estadounidenses se guían
con los cálculos húmedos y matemáticos
de cuerpos de mujeres que dibujan
sobre un tablero
durante semanas a contra reloj
para ganar guerras que las salven a ellas
o a quienes dicen estar de su lado

  (las mediciones de un sonar
le brindan a tharp todos los datos que precisa)

el mapamundi oceánico
que publicó la national geographic a mediados de los ochenta
adornó mi pieza durante toda mi adolescencia

¿habrá habido que actualizar ese mapa
o sigue vigente?
en todo caso el papel donde estaba impreso
se está biodegradando en algún lugar de la tierra

obsesión por el remiendo:
donde había un desgarro o un hueco en la tela
se insiste con una costura de hilo grueso
………….un parche sobre otro
hasta que el faltante se convierte
en la parte más gruesa del tejido
una cicatriz que se viste sobre el cuerpo
…………..sobre otros tantos relieves cicatrizados

la fosa de las marianas
esos once mil metros bajo el mar
uno
dos
tres
cuatro
cinco

contando hasta once mil
………..a tocar fondo
como jugando a las escondidas
bajo el agua

………..(es necesario ocupar ese espacio también)

aguantando la respiración
hasta dormirte con los ojos abiertos
fijos en un punto del pacífico
que al día de hoy todavía no he pisado

no sé si algún día sí

insomnio es contar demasiado

en algún punto

debe detenerse la cuenta

 

Las botas

nunca voy a saber si mi padre terminó de leer “viaje a hanoi”
de susan sontag
se lo presté en primavera todo marcado
la herencia de una confusión de lecturas antes
del fuego que abrasó los libros
y se llevó puesta una ciudad entera

él por su parte
había prometido enseñarme a manejar el tractor
ahora que ya estaba viejo

una partida traicionó mis expectativas de tener
el mismo pasaje como saber común
pude dejarle en cambio un par de botas cuarteadas
que bajé de una cumbre de azufre

una imagen del artículo me ronda:
la del campesino vietnamita que carga con su ataúd a cuestas
para no complicarse la vida
por si muere en el campo

ya era hora
de perder a alguien

 

N. del E. Selección: Valeria Cervero.


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