
La invención del equilibrio
Alicia Genovese
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2024
Selección: Mariana Huesca
Caídas (La anulación de la fuerza)
Existe el equilibrio y no existe,
ese es el equilibrio.
En la obsesión del péndulo
por el regreso,
en la contención de las columnas
contra la gravedad
el equilibrio prueba su existencia.
Pero era agotadora
esa templanza
cuando sostenías el contagio
del desorden
desde la cueva ensimismada
del yo, desde la neurosis
de lo correcto.
Había en los otros un calor confuso
que no debiste temer.
Caminabas, entrabas
reticente a los lugares,
bebías tus ganas
como un shot de tequila
y volvías a casa
como el péndulo en su oscilación.
Funciona y no funciona.
En tu oído, rumores,
alrededor las cosas
vibran y se horadan
reclaman su pequeño caos.
¿Las hojas de la trepadora
este otoño no muestran
sus rojos encendidos?
¿Sin lluvias los cambios
se desertizan?
Atrapada en esa estabilidad
que anula fuerzas
perdías matices, tornasoles,
perdías
las dulces llaves de las preguntas.
Existe el equilibrio y no existe.
Simetrías (De la adversidad, virtud)
Centrar la visión
requiere un equilibrio.
Mi ojo derecho perdió su humor
y no enfoco bien.
Después de la cirugía,
mi ojo izquierdo quedó sin apoyo
en el otro lado del eje.
A lo lejos las plantas
se desdibujan,
hacia abajo las baldosas
parecen moverse.
Es transitorio, me alientan.
Con un ojo solo se podría seguir
pero mi ojo turbio
me dice que insista con él
que el deterioro es un misterio
que la debilidad es una entrega,
una rendición.
Un amigo de cuando vivía en otro país
se sacaba los lentes por costumbre
frente al paisaje nevado
y contaba que veía maravillas.
La luz como una materia
vaciándose a baldes
sobre las cosas.
El equilibrio de quien escribe
(Corazón o cordura)
Un poema para experimentar
cordura, ser cuerda.
Saber hacer, saber
lo que se quiere
decir. Casi imposible.
Cor, cordis, el corazón
impone su azar,
cor, cordis resuena
al declinarse.
El corazón es la cuerda
más errática y delicada.
La razón lo sujeta;
la sujeción puede
no dejar pasar. Pero
si no es hostil la cordura,
su cuerda no aprieta,
no incordia. Deja
tranquilos los corazones,
acomoda a ellos su sensatez.
La teoría de cuerdas
Explica el universo así,
desde comportamientos vibrantes
y apariciones aleatorias.
Minúsculas partículas cuánticas
se mueven a su aire, vibran
como cuerdas en el espacio-tiempo.
Un poema, una cuerda
delicada que vibre
aleatoria y lúcida
como el corazón
en su origen, cor, cordis,
atávico su pulso.
Links
Más sobre La invención del equilibrio. En p/12 «El poema, esa caminata sin objetivos», A. Mendez Bujonok / Otra Parte, reseña, por L. Llull