Siete mujeres. Poesía alemana actual

Siete mujeres. Poesía alemana actual
Friederike MayröckerElke ErbOrsolya KalászDagmara KrausMaren KamesAnn CottenMara Genschel
Selección, traducción y notas: Micaela van Muylem
Editorial detodoslosmares
Capilla del Monte
2020

Friederike Mayröckercomo

Giacometti:
sombra de la tarde

estatuilla
de primavera : etrusca
hermafrodita desnuda y fría figura
broncínea entre los cristales, algo
oculta tras la violeta rosa deshojada
comprendo el cuerpo alargado
la pelvis glauca, el tajo profundo
entre los pechos de niña
la luna alargada del ombligo entre
las costillas como me ocurrió a mí cuando
la mano vidente del médico me palpaba
el esternón, recta
localización efervescencia cardíaca casi
imposible de localizar, casi sin
conciencia de posesión de un miembro masculino,
las piernas fugan en un tierno
pie gemelo, oculto la cabeza
con el puño, cubro el cráneo infantil
de la figura andrógina con mi puño, para
que sea completa, incesante
tijera del ocaso,
para Otto Breicha


Elke Erb

Sospecha de poema

Recostada en la cama, boca abajo, leo

(me recupero)
(de la disciplina mental).

Me duele un poco el sacro.

Cuando me doy cuenta,

se alza ante mí
alto el arco de un puente.

¿Por qué, pienso, ahora?

?a mi sacro le doy aire…

Debajo hay hierba en la orilla… agua…

Sospecha de poemas.

—cuando escribo poemas. —quizá en otros casos también, soy la fuente, nada
más— y dado que amo el agua de fuente ahora, que escribo esto, lo veo
emerger entre las rocas, ¡a su alrededor…! las pequeñas particiones…, el fondo
oscuro, la claridad, pequeños espejos circulares, las partecitas del remolino…
14/12/16


Orsolya Kalász

El gran arte de lo explícito

Confrontar, condensar, interpretar signos,
ejercitar el modo de proteger lo que se ama,
de la proximidad falsa, de su aspereza y filo,
pero también de la desconsolada tristeza de lo real.
No hace falta mucho para aplicar la antigua ley de la heráldica
de los 200 pasos:
Usted cuelgue su diseño
de escudo del amor
afuera en un árbol
retroceda la cantidad exacta de pasos
necesarios para sentir el ansia,
y con los ojos bien abiertos
dese allí la vuelta.


Dagmara Kraus

Oigo: el débil sonido de tu lengua en el interior de la
boca al despertar tu mano cómo se mueve a mi lado
en la almohada oigo la calle abajo cada vez más fuerte
oigo el curso del río frente a la casa de nuestros
padres.

El curso del río frente a la casa de nuestros padres
donde estábamos parados con nuestros ochenta y
seis y ciento doce centímetros donde nos veo parados
te acuclillás y juntás guijarros con un palito y hundís
las dos manos en el agua y murmurás y yo miro en
dirección al agua que corre sobre las piedras y
después del recodo baja al valle.

Oigo el deshielo goteando de los antepechos a
nuestras espaldas cómo se acumula la niebla en un
valle a lo lejos oigo cuervos.

Oigo el cambio de vías de los trenes en el fondo del
valle te oigo llorando tenés cuatro años y apretás los
puños en los bolsillos oigo el frío recorriendo las
paredes en una casa en la ladera en alguna parte
remota nuestro abuelo sentado delante en un banco y
trazando líneas en la tierra con el bastón oigo cómo le
habla al valle o a la niebla en la ladera donde está
nuestro padre y tala árboles el eco de los golpes en el
valle el bastón del abuelo tamborilea en la tierra al
compás cómo ladea la cabeza cómo asiente al valle o
a la niebla.


Ann Cotten

мальчик с птичкой*

El muchacho, chapotea, sostiene
en la rodilla un pajarito,
como si cantara el ave
chapotea la fuente del
muchacho todo el día
y toda la noche

Llegó entonces una peregrina de
muy lejos, con delgadas suelas, sostuvo
su botella vacía bajo
el chorro y por
un breve momento
hubo silencio.

* En ruso: “niño con pájaro”.