Yanko González. Elábuga ела́буга (final)

Elábuga ела́буга (final)
Yanko González
Bahía Blanca, Lux, 2023


aspecto del surco

la huella depende del lazo
un cadáver de lujo
no fue luis hernández
no tuvo a mano
un punto de suspensión.

la profundidad depende del peso
un cadáver blanco
no fue de nerval
ni asunción silva
una cara azul.

más terminal que un punto
el tiempo de suspensión.


tráquea 15 kg.

circunvalar y arrojar
el cuello al vacío
desde una altura de cinco
o siete metros
es solución.

para livianos
y cuerpos finos
enjutos y consumidos
ni viga ni travesaño
ni larguero ni percutor.

se les contempla

se les descubre

en el suelo
la esperma tibia
y entre la ropa
una erección.


caras que

hay que evitar:
las púrpuras
de colorete

a las que no
se le adivinan
los hombros

las que
muestran
excesivo algodón

las que
han empañado
el vidrio.


[u. zürn]

Al llegar a casa, la ropa que uno cuelga
Puede escuchar tus canciones
Si uno sabe ordenarla
Porque una pequeña parte de lo que fuiste
En el día, ahora flota libre
Bajo una bufanda

Has llegado a casa y desplegadas
Ya pueden oírte tu camisa
Tu abrigo, una falda

Entonces, entonas una melodía
Una estrofa suelta que hace falta
Para saber cómo te arrojarás de ti
Mañana


[r. sheldrake]

De ida y vuelta al dentista veo esas
Enormes letras en un cine
Que ahora sirve de reclinatorio popular:

“Tu problema no es más grande que Dios”.

No he podido evitar leerlo todos estos años
Mientras camino hacia el sonido más agudo
Que puede hacer un invento en un cuerpo podrido.

A veces, al esquivar su lectura y de reojo, sólo alcanzo
A leer “tu problema”, pero la memoria canalla
Completa el resto. La automática, la mecánica

Pongámosle la reumática memoria que no sirve
Para acordarse del cloro y del papel higiénico
Sí retiene letra por letra “no es más grande que Dios”.

Mientras mi vida se ha ido empequeñeciendo
Cada invierno leyendo la leyenda pienso carajo
Qué problema grande puede salir de una vida diminuta

Como si una angustia enorme necesitara un dios pequeño
Un retaco omnisciente y estricto que siempre dé sombra.
No, no quiero volver al odontólogo, ese primo hermano

Del teólogo que me ha convertido en un cajón de frazadas
En una mancha de aceite, en una rana de mimbre. No,

Que el cielo se escape bajo la tierra, pero los pájaros
No siguen a un líder.