Diego Planisich

La bandera que los árboles levantan*


De Grayskull (2019)

Grayskull

Los pelos apuntan al cielo
en esta construcción
que está a media altura
Estos hierros del 12 aseguran el futuro
de una estructura que guardará secretos
Las paredes de 20 serán el claustro
de una película que rodará
permanente
en cada parte del sitio

Aún queda media carga de arena
el resto ha pasado a mejor vida
o quién sabe
Las piedras
de las que nadie sabe su procedencia
alcanzarán para los próximos metros

Ladrillos apilados,
alumnos de primaria
que el hombre tomará de a uno
y subirá a un lugar más alto
en el mundo
Hay hierros oxidados a la intemperie
me dicen que no es grave, que soportarán
un poco más de lluvia
En este lugar se construye Grayskull
y aunque sin puentes levadizos
no descarto plantar en el frente
un ejército de flores


Sin tanta magia

En casa habrá un televisor
de los de ahora
No necesitará una mesita
de esas con ruedas que pivotean
Estará amurado a una pared
como un esclavo con mínimos
movimientos
No paseará por las habitaciones
llevando su luz precaria
no me erizará los pelos
cuando arrime el antebrazo
a la pantalla
Al parecer
deberé prescindir de eso
como de tantas costumbres
de la infancia


Comienza a llamarse patio

Cada metro cuadrado
empieza a abrir sus poros
para recibir
las primeras lluvias
Los limones tardarán en llegar
pero ya se funden con la tierra
las venas subterráneas de su sangre
El sauco, que reverdece
contra toda nostalgia
renació en un balde
en el fondo de
otro patio
El día que llegue la sombra
y el azahar se vuelva nube
la naturaleza ya nos habrá cambiado


Se siente

El protector auditivo
presiona mi cabeza
Desde los lados,
blandamente, se apoyan
las almohadillas sobre
mis orejas, cubriéndolas
del ruido y las palabras
Dentro el sonido se siente
como siente quien mira
detrás del vidrio
Podemos sentirnos comunicados
a través de ciertos límites
liberar endorfinas y abrazos
aunque nuestra cabeza esté
atrapada
y nunca podamos tocarnos


De Dos luces de frente (2019)

Miro el sol

Miro el sol
por la esquina más oscura
del parabrisas
La neblina se disipa
a 120 km por hora
Los chanchos comen
lo que deja la campaña
junto al pasto y
los cadáveres
que habitan las banquinas


Morajúes

Blanquean las crestas de las olas
el viento sur trae la sangre
perdida del otoño

La 98
escolta el resabio de las lluvias
extiende larga
la poceada piel
de su costumbre

El pastizal de las banquinas
acompaña el cortejo fúnebre
del tiempo
la vida oscura y limpia
de los cadáveres

Los morajúes vuelan
Cuando paso:
miro ese velo negro, se desarma
en la luz de la mañana


Los Toros

El olor a bosta se me cruza
en un profundo cambio de aire:
trastabillo, porque acá
los caminos tienen huellas
que nunca sanan

Los toros mugen de un lado
donde las pasturas aun sirven
Ellos, con sus quinientos kilos
son niños huérfanos
que juegan solos

El sol no pierde la costumbre
los pájaros buscan lugar
y en la tierra
lo que siempre
me falta


A cada uno

En este tramo largo
los pinos se recuestan
dan la sombra única

A lo largo de la tarde
me crucé a dos gauchitos
un san expedito
y el monolito
del padre Adolfo

A cada uno, seguramente,
le he pedido algo
cuanto menos
aire
que me respondan las rodillas
y el amor


Inéditos

[El barro me surge entre los dedos]

El barro me surge entre los dedos
acá el paraíso es un árbol
plagado de cotorras
El silencio es humano
Enfrente veo una barranca
donde el pastizal es un nido
para el cielo
y los juncos
que se les parecen un poco
le sombrean desde este lado
una invitación desolada
Desde ambas orillas
las funciones
se cumplen
aunque haya un morral de nubes
que se lleva cada tanto
la luz


[Mirarla entre las ondas]

Mirarla entre las ondas
apenas sus pies cosquilleados
por las mojarras
sus tobillos enarbolándola
en el cielo
seca
Ella es la palabra chamamé en un poema
la bandera que los árboles
levantan en su lío
En la noche
cuando la claridad
se monta
desde el agua
viene el murmullo
habla bajito
no quiere despertar
a los que duermen


[Su camino fue trazado]

Su camino fue trazado
Tantas veces atajaron
ese viento
En algún lugar
hubo escrito
ese peldaño
Nadie reparó sobre el pedido
apenas si tuvo su baranda
esa escalera
Las personas que la vieron hundirse
desde el puente
señalaron
que el movimiento fue tranquilo
que no hubo terror
ni resistencia
desapareció como la última palabra
que se dice


[A veces me callo…]

A veces me callo para no meterme en líos
me cuenta el muchacho que pasa frente a casa
casi todos los días con su carro
Así como me ves
yo también te veo
Vos desde ahí, con tus arbustos podados y
con formas redondas
y yo acá con mi perro cansado de andar la ciudad
Este carro le ha quitado problemas a muchos
y yo, que he tirado de él
me los he cargado
por largo tiempo
Este vaso de agua que usted me da
me cuesta pedirlo
Yo a veces me callo para no meterme en líos


* Nota del autor.
Grayskull (2019) fue escrito entre 2015 y 2016. Comenzó a gestarse desde el primer momento en que, en un terreno pelado en la zona oeste de la ciudad, se empezó a construir mi casa. En el libro hay una primera serie que corresponde directamente al hecho de la casa construyéndose y todo el imaginario que gira a su alrededor y, después, poemas desprendidos de esos otros, como si fueran las pelusas de un panadero que alguien soplara al pasar. “Una casa en proceso de construcción inmersa en un paisaje que muta”, dice Carina Radilov Chirov en el prólogo. “No hay tiempo para detenerse, menos para la melancolía. No hay estanterías que hurgar”, escribe Ariel Aguirre sobre Dos luces de frente (2019), libro escrito entre el 2016 y 2017. Son poemas en movimiento. Viajes, trabajos, rutas; conducir o salir a correr por los caminos del campo y la ciudad, junto al monte o junto al río. No hay una aparente quietud, solo la de la contemplación y el camino constante.



Diego Planisich (Avellaneda, Santa Fe, 1979)

Es poeta y estudiante de periodismo. Ha participado de antologías nacionales, revistas literarias y fanzines. A mediados de 2014 formó, junto a poetas de Santa Fe y Santo Tomé, el grupo de poesía La Chochan. Durante el 2018 estuvo a cargo del Centro de Escritores de Avellaneda (CEA), el taller de lectura de la Biblioteca Popular General Manuel Obligado de la ciudad de Reconquista, y el taller de poesía de la Biblioteca José Manuel Estrada de la ciudad de Las Toscas. Desde ese mismo año coordina el taller de poesía La Pequeña Voz, en el Remanso Casa Cultural de la ciudad de Reconquista. Junto a Luciana Paruzzo coordina el ciclo de poesía La Mecha.

Poesía
Grayskull, Santo Tomé, Corteza ediciones, 2019
Dos luces de frente, Santa Fe, Palabravas, 2019
Arrullo, Santo Tomé, Corteza Ediciones, 2014

Links
Poemas en op.cit. En «Poesía litoral»
Más poemas. En Poetas Argentinos
Entrevista. «Escribir a 120 km/h», en TodaSantaFe
Reseña. Sobre Dos luces de frente, por Federico Torres