Fantasmas de lo sublime
Textos: John Done / Amy Lowell / John Keats / William Butler Yeats / Alfred Tennyson / Edna St. Vincent Millay / Emily Dickinson / William Blake / Samuel Johnson / Christina Rossetti / Oscar Wilde / Jame Joyce / Lord Byron / George Eliot / Ezra Pound / Mary Weston Fordham / Stephen Crane / Ralph Waldo Emerson / Alice Meynell / Percy Bysshe Shelley / Thomas Stearns Eliot / Samuel Taylor Coleridge
Fantasmas de lo sublime. Poesía en lengua inglesa en torno a la finitud y la trascendencia
AA.VV.
Selección y traducción: Yanina Audisio – Federico Sironi
Rosario, Serapis, 2023
William Butler Yeats
Un aviador irlandés prevé su muerte
Sé que cumpliré mi destino
entre las nubes a lo lejos;
no odio a quienes combato
no amo a quienes protejo;
mi patria es la cruz de Kiltartan,
los pobres de Kiltartan, mis paisajos,
ningún final les traería perjuicio
o los haría afortunados.
Ni la ley ni el deber me incitaron al combate,
ni el hombre público ni el fervor del gentío;
la solitaria procura del deleite
a esta revuelta de nubes ha conducido;
todo lo ponderé en mi mente,
los años por venir: pérdida del aliento
y pérdida de aliento los años pasados.
En balance de esta vida, esta muerte.
Emily Dickinson
La muerte es como el insecto
La muerte es como el insecto
que amenaza al árbol,
aún capaz de matar,
puede ser emboscado.
Cebarlo con la resina,
acecharlo con la sierra,
y aturdirlo, si te cuesta
todo lo que eres.
Luego, si ha cavado mucho
por hacer no queda nada;
secar y dejar el árbol
es la voluntad de la alimaña.
Ezra Pound
Un pacto
Hago un pacto contigo, Walt Whitman,
te he despreciado por un largo tiempo.
Me acerco a ti como un hijo adulto
que ha tenido un padre obstinado;
soy suficientemente mayor como para reconciliarme.
Fuiste tú quien quebró la madera nueva,
ahora es tiempo de tallarla.
Tenemos un savia y una raíz,
hay allí un comercio entre nosotros.
Ralph Waldo Emerson
Días
Hijos del Tiempo, los Días hipócritas,
embozados y mudos como derviches descalzos,
marchan solos en una fila interminable,
traen diademas y haces de leña entre las manos.
A todos ofrecen dones a voluntad,
pan, reinos, estrellas o el cielo que los sostiene.
Yo, en mi jardín enredado, miré la opulencia,
olvidando los deseos del alba, con apuro
recogí hierbas y manzanas, el Día
se volteó y partió en silencio. Demasiado tarde,
bajo su velo solemne, vi el desprecio.
Percy Bysshe Shelley
Nunca despiertes a la serpiente
Nunca despiertes a la serpiente,
no sea que el camino ignore,
¡deja que se deslice mientras duerme
por la hierba espesa del prado!
Ni una abeja la escuche arrastrarse,
ni una libélula despierte
de su mecido temblor de Jacinto,
ni la luz de las estrellas cuando repte
en la hierba, escurridiza y silente.