Poesía y erotismo/ Mi pequeño acto privado, de Griselda García

t_mipactoprivado_ggarciaMi pequeño acto privado
Griselda García
Buenos Aires
Barnacle
2015

 

 

 

 

Por Diego Colomba

Cuando la palabra “amor” se ha vuelto una suerte de comodín que sirve para los propósitos discursivos más diversos —justificar un sistema policíaco, prometer la vida eterna, ofrecer un yogurt que hará crecer a nuestros hijos—, la poesía erótica de Griselda García parece restituirle cierta dignidad al término.
En ese sentido, Mi pequeño acto privado nos recuerda que todo poema puede volverse una indecente declaración moral, la ambigua (y por eso potente) manifestación de un modo de evaluar la conducta y la experiencia humanas. “¿Qué haremos cuando el amor/ se vuelva inexpresable?”, se pregunta la hablante del poema “Acto privado”, y en el siguiente, lejos de intentar debilitar la fuerza del interrogante, desalienta cualquier subterfugio: “Procrear cuando el amor/ se vuelve inexpresable/ envilece el amor”.
La fuerza perturbadora de esta poesía no solo responde a la falta de pudor con que una voz hace públicos los pequeños actos privados de una vida, sino también al modo con que la misma se entrega festivamente al promiscuo juego de los signos (“(silencioso como la muerte/ es el amor/ mil veces más miserable).”), un juego irresponsable en el que destella una íntima lejanía: “no intento entender: estoy en el lugar/ impalpable/ el sentido íntimo de las cosas/ se me revela en milésimas de segundos.”
Si toda poesía oscila entre lo previsible y lo arbitrario, la de García se aleja claramente del primer extremo para discurrir al filo del segundo. Su arrojo figurativo (“Si te regalan flores/ sentís que el deseo/ es verte muerta y hermosa”), vehiculizado por la briosa cadencia de sus versos —en la que inciden los versos breves (suelen coincidir con las proposiciones), los paralelismos, la supresión de ciertos nexos y el uso austero de los signos de puntuación—, alcanza una opaca transparencia. Lo que parecía el habla delirante de un ser que no se concibe fuera de los movimientos violentos de la pasión, que aprueba la vida hasta la muerte, resulta, en el trance hipnótico de la lectura, una lengua gestual que traza iluminadoras correspondencias: “Ahora lo sabemos:/ buscábamos algo/ que ya nos encontró.// Ciego como topos/ nunca supimos hacia dónde./ No por eso dejamos de cavar.”
Un sabio francés supo decir que a través de todas las formas del erotismo intentamos introducir en el interior de un mundo discontinuo toda la continuidad de que ese mundo es capaz. La imaginación poética de Griselda García emprende esa aventura: “Amar con furia, sin distinción/ estos brazos, esos hombres, el tren/ sólo ilusión.”

 

Sueño con escarabajos

Sueño con escarabajos
algo lejano me sentencia

¿perduraremos?

no hay masturbación posible
cuando es furia
lo que se tiene.

 

Pa

Usabas camisas color café
jeans gastados
mocasines negros.

Me llevabas en el falcon verde del ´65
con la chapa picada que dejaba ver el asfalto
pasando rápido bajo los pies.

A veces lo que te crecía adentro
te ponía nervioso y me pegabas cachetazos
yo te odiaba.
Pero ahora que no estás te quiero.

Te olvidé
para hacer de cuenta que podía seguir adelante
tener la vida normal de una chica de diez años.

A veces volvés en la tarde
y me esperás a la salida del trabajo
apoyado contra una pared fumando un cigarrillo
con tu camisa color café, marcando en el diario
resultados de viejas loterías
y películas de Polanski.

Nos saludamos, tomás mi bolso, pesado
y nos vamos tomados del brazo
caminando despacito
sin que nadie pueda decir
que estás muerto.

 

La Vía del Medio

El mismo día estos brazos
entristecen a dos hombres.
Acaricio:
a uno la cabeza
a otro la barba
ellos preparan mis pezones
para hijos que no verán.

Luego sigo viaje
a lo lejos las luces de la bahía
el tren es irreal como el deseo.

Amar con furia, sin distinción
estos brazos, esos hombres, el tren
sólo ilusión.

Cuando se abandona todo
no hay nada que perder o ganar.

 

Acto privado

Ven, corderito, ven con mami
nos encontraremos en todas
las fiestas de mañana
reiremos como locos
nos quedaremos
en habitaciones de huéspedes
mirando viejas películas
los dos en la cama
bajo mantas amarillas.

Inmensas cosas nos esperan
cuanto más doy
más grande me vuelvo
es preciso siempre
que algo se nos escape.

Acá estoy, corderito
caminando bajo aromos de enero
ejecuto una y mil veces
mi pequeño acto privado.

¿Qué haremos cuando el amor
se vuelva inexpresable?


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