Dolores, bufandas y recuerdos
Mónica Morán
La Plata, MeVeJu, Colección Versos Aparecidos, 2022
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Nota.
Mónica Morán nació el 23 de mayo de 1949 en Bahía Blanca, era poeta, docente, titiritera, actriz y artista plástica. Entre 1973 y 1975 trabajó como no docente en la Universidad Nacional del Comahue y militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores. Fue secuestrada por un comando del V° Cuerpo del Ejército la madrugada del 13 de junio de 1976,
durante un ensayo de su grupo de Teatro Independiente Alianza. Según testigos Mónica fue fusilada en el Centro Clandestino La Escuelita y su cuerpo apareció el 24 de junio de 1976 en lo que fue un enfrentamiento fraguado. En 2014, la Universidad Nacional del Sur publicó Angelario, un poemario que había compartido con sus compañeros de teatro unos días antes de su secuestro.
roberto el tuerto
roberto el tuerto era un gran cocinero:
preparaba patos rellenos con mantequilla de cerdo
y algunas naranjas
preparaba pechugas de gallinas con mucho laurel
y sabía como nadie hacer los mejillones
con salsa de apio y vino jerez
roberto el tuerto preparaba los almuerzos y las cenas
de las fiestas de los tuertos y de los pobres
y era muy querido
y llegó casi a ser famoso
(de alguna manera hay que decirlo)
también debemos decir
que roberto el tuerto preparó la gran cena para el cardenal
cuando al cardenal se le ocurrió
que debía bajar al barrio de los tuertos y de los pobres
y comer con ellos
y festejar sus vinos y sus bromas
pero las perdices con caldo
lo indigestaron al cardenal
—¿tal vez mucha pimienta?
—tal vez…
—¿tal vez un caldo en mal estado?
—tal vez…
y el cardenal no volvió a interesarse por las fiestas y las vidas
del barrio de los pobres y de los tuertos
—¿tal vez el demonio metiendo su cola en el plato?
—seguramente… dijo roberto el tuerto
y se hizo la señal de la cruz
cristianamente
mientras freía buñuelos de dulce para los niños tuertos.
la tarde de semana de roberto obrero
—buena tarde para hacer el amor
escuchando la lluvia en las chapas…
dijo roberto obrero
pero las dos y media del reloj le dijeron no
y carmela: ponéte una bufanda
y entonces fue caminar
bajo la lluvia
sintiendo las gotas sobre la bolsa de nylon en su cabeza
y la sirena de la fábrica a lo lejos
y su carajo que nadie escuchó.
primera canción
si lo ven a miguel dando cuerda al sol y perfumando los vientos
pídanle que me devuelva aquella enagua de lino
y mi peineta celeste
y la canasta con higos
si lo ven a miguel regalando poemas, tonterías y secretos
pregúntenle si recuerda los eneros en la viña
y todos aquellos besos
y mis caricias de niña
si lo ven a miguel cantando coplas cerquita de los almendros
no olviden de recordarle que venga para mi boda
y me traiga margaritas
y una docena de ollas.
cuando matilde decidió marchar
yo conozco a matilde
la fuimos a despedir a la estación, le dimos besos y adioses de caramelo
chau matilde
seguro que a esta hora estará llorando
porque se aguantó muy bien las lágrimas: vuelvo pronto mamá
pero ahora que está sola
ahora que nadie mira, que está oscuro
que todos duermen
ahora matilde estará llorando
y tendrá mucho miedo, seguro
yo conozco a matilde
sé cuanto le va a costar este adiós
y ese horizonte que no se ve
porque la neblina del amanecer lo hace viscoso
porque está muy lejos
(yo nunca salí de casa, no lo conozco)
porque además matilde
tiene los ojos nublados
y apenas alcanza a ver unas lucecitas
que pasan velozmente por la boca oscura de la ventanilla
de ese tren que la lleva lejos.
[esta noche]
esta noche la luna es fría,
y el pibe vendiendo diarios
¿cuándo saldrá el sol?
¿cuándo?
[no me dejes soñar]
no me dejes soñar
abuela,
recuerda: tengo que despertar
[hoy]
hoy estoy tonta —le dije a mi amante
me miró con esos sus ojos de vino gastado
—estás como ayer
me dijo casi dormido (su cabeza de rey sobre la almohada)
y me sentí realmente tonta
con mi amante dormido
y mi voz perdiéndose en cualquier rincón de esos rincones
de esa habitación nueva y desconocida.
muchachitos
cuatro viejos cruzaron la avenida cuatro viejos en un jeep
color naranja
sin capota y con las calvas al viento en el jeep naranja
por la avenida
la buena gente miraba asustada indignada ¿cómo se permitía?
y los viejos saludaban todos juntos con la mano
gente indignada indignada
pero los viejos seguían con su juventud naranja
por la avenida
[cuando se encontró]
cuando se encontró con el mar no supo qué hacer
corrió corrió corrió
dibujando madreselvas en la arena y escribiendo nombres
desconocidos
anduvo por toda la playa
se alimentó de peces
hizo amistad con gaviotas y amaneceres de nubes carmines
pudo gritar gritar sin que nadie le dijera basta
y libremente
jadeante feliz atolondrado
destrozando canciones de verdugos
se hizo de espuma y no volvió jamás a la ciudad.
[sé que llegará]
sé que llegará ese día terrible en que me miraré al espejo
y mis arrugas estarán más profundas que nunca
y mis manos cansadas como siempre
solas como ahora
sé que llegarán los tiempos de cataplasmas dolores bufandas
y recuerdos
y la soledad será más cruel entre estas cuatro paredes
o cualquiera de otras cuatro paredes siempre iguales
siempre ajenas
porque será más triste
será definitivo el olvido
porque mi vientre será una boca inútil alargándose en la noche
pero algo he sembrado —dirá una voz infantil y lejana
y se apagará en el golpe con mi cuerpo enfermo
ya será tarde para los gritos los gritos serán recuerdo
como las mañanas los amores las guerrillas los sueños
ahora solo quedará elegir un lugar
muy lejos de esas ciudades que tanto me lastimaron
muy lejos de esa gente
perdida extranjera olvidada
hundida en el secreto de la tierra.
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Reseña. De La Calle
Otro libro de la autora, descarga libre. Angelario
Artículo. «Arte y memoria en la transición democrática: revolución, violencia y compromiso en la poesía de Mónica Morán (Bahía Blanca, 1987)», por Ana Vidal