Paulina Vinderman. Cuaderno de dibujo

Cuaderno de dibujo, de Paulina Vinderman, Córdoba, Alción Editora, 2016

A la luz de la antorcha que Ohme sostiene,
el bisonte resplandece.
Me he esforzado en sus patas y en hacer oír
la sombra de su rojo sangre.

Un poco más, un poco más, y será una presencia,
así dicen.

Mi cansancio es triste
cuando suelto la espátula de hueso.
Ohme es feliz porque ha aprendido el sonido
del color.
¿Soy sólo yo?
¿Sólo yo siento en mi estómago la ausencia?

Me he convertido en un pintor de ausencias.
No soy el animal, el animal no es.
Vivo para esta hecatombe:
buscar el lugar anterior al mundo,
como perro lobo que aúlla en la noche.

a los pintores del Paleolítico

*

Quiero la confìanza de la noche para mi lápiz.
Por eso espero.
La falta de luz convertida en algo concedido,
no arrebatado.
¿Cómo llegar, sino, a lo que no está aquí?

El pasado (mi segundo corazón),
los jardines de locura, las flores de trapo
contra el sol del desierto.
La nostalgia enfermiza del lugar donde
jamás estuve.

Y la seguridad, ese falso dios al que nunca
sacrifìqué nada.

La confìanza de la noche.

Para los ratones de campo, para el búho,
para el sueño del Rey rojo en su bosque,
mi bosque.

*

Caravaggio  amaba la noche.
Atrapaba la luz igual que una estrella
en su agujero negro y conseguía hacer visible
esa luz de otro mundo.

Pastor de oscuridad,
los rostros emergían solidarios,
de su vela, en pleno misterio de creación.

Antes del olvido.
Antes del mar.
La vida profunda como una herida
en la crueldad del mundo.

Pintaba su propia muerte en cada
cuerpo soñado.
Pintaba el deseo con su pincel salvaje,
con su corazón asustado.

*

La oscuridad también es lenguaje, dice.
Lenguaje de olvido, de agua detenida,
camino adivinado.
No, no es un dialecto, me reprende.
¿Acaso no caminaste sobre sombras
desde siempre?
(ese desconocido, tu sombra).

Un idioma de glifos o de líneas que
se confunden con grietas del tiempo.
Claman por él.
Pequeñas magnolias marchitándose
sin que hayamos visto su fìesta del mundo.

No contesto, saco punta al lápiz
y no contesto.
¿Acaso no eras epigrafìsta?, insiste.

 

N. del E. Selección: Carolina Massola.


Links