Literatura*
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espera
acostado en la cama
(las sábanas
casi hasta la punta
helada de la nariz
es otoño y hace frío)
el beso
los labios de la madre
sobre la frente
un salvoconducto para dormirse
como bendecido en un viaje
que deberá emprender
de todos modos solo
pero el beso no llega
la madre está ocupada
con otros hombres su risa
se oye clara desde la sala
con sus puntas afiladas
como un espejo roto
golpea y se hace ecos
destella en la penumbra
del dormitorio alfombrado
el eco resuena durante veinte años
atrapado en el mínimo espacio
del beso que no llega
ese hombre se enferma
gasta su vida
en sanatorios de montaña
escribe cosas impresiones
en cuadernos sin tapa
y espera que el beso vuelva
después de muerto
a posarse en la frente
como un libro que en definitiva
sólo a medias se ha leído.
en la espera
la moda cambia
el cuerpo engorda y envejece
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ella se aburre
sola
con su padre en la casa familiar
en un pueblo de provincias
sueña
con un hombre que la trate
como a una mujer
que la seduzca que le hable
le regale
momentos únicos
lee
un libro de amor
y espera
ella se casa
ella se aburre en la casa
sola con su marido
en un pueblo de provincias
ella quiere amar y ser amada y entonces
aparecen sus galanes
ella es feliz por horas
se entrega cree
da de sí se viste
con los mejores vestidos
se hace la elegante
la aldeana incluso viaja
a un puerto que parece pintado
al óleo va al teatro
se la ve de a ratos divertida y feliz hasta
que es abandonada
y ella
sola
en su casa
decide que no
que no es vida esto.
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ninguna población, nada más que los raíles
por donde se iba el tren
y la tierra calcinada a ambos lados.
caminar con el peso
familiar de la mochila
buscar un lugar donde acampar
aparejar la caña rumbo al río
y salir a pescar
las viejas truchas rosadas
de lomo tornasol
las truchas inteligentes y rebeldes
que aman el agua fría y que habían sido
todo un talismán
un recuerdo de guerra ahora
el cuerpo frío que se curva en el
estertor de una agonía presentida
ante la mirada atónita
entre fascinada y asqueada del niño
y la aprobación paterna
en esas salidas tempranas de hombres
silenciosos plenos casi felices
en la noche fría
de américa
bajo las estrellas relucientes
sin otra preocupación
que la pesca la tienda la carnada.
y todo el silencio alrededor
que conjura la muerte y hace
de la soledad
presente y futura
una irrisión de la mente
rendida ante la certeza de los cuerpos
que anuda la generación.
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porque preguntada ella
acerca de los alcances de su amor
no halló palabras sino silencios
un recatado reclinar de cabeza y entornar los párpados
y toda potestad le fuera negada
—y era el suyo un amor verdadero
como más tarde se viera—
y tuvo él que reconocerlo
después de rechazado escarnecido y expulsado
de sus antiguos dominios porque quienes juraran
amor y lealtad y devoción
palabras que decían te amo
más que a los goces todos de la vista
del espacio y los espacios siderales
sobre lo más precioso y rico y raro
y yo no sé de otra felicidad que tu cariño
se desdijeran en sus actos
ella sólo tenía su corazón
callado y mudo
un corazón que latía al ritmo del mundo
que se volcaba en la mirada y las manos extendidas
las palabras justamente apagadas porque no está vacío
y si el corazón no está vacío las palabras no pueden retumbar
altisonantes
aunque esos eclipses anunciaban
disensiones furores batallas y tragedias
tarde lo supimos, cordelia,
entre todas la más bella.
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son voces
las que suenan o resuenan
en un espacio casi vacío
se sabe desde siempre el desierto
provoca cosas como ésas
diálogos internos
pasajes indecidibles
entre los vivos los muertos los que no
existieron jamás
y esas voces dicen
cada una a su modo
cada una en su dialecto su verdad
—que es también una verdad
perdida y entonces tal vez sólo se limitan
a repetir a repetirse al infinito
el enigma de su cifra-
mi madre es un pez
yo he cortado en rodajas un pez
recién pescado
mi madre es un caballo que se encabrita
pero mi padre aún así la ha montado
—la hermana guarda con diez dólares un secreto
el mayor ha sido el que más
ha amado el otro un orate un loco un lírico
un poeta como la voz de un autor como si supiera
hacer magia de las palabras
el hermano de los ojos de hielo tiene otro padre aunque
nadie sabe si él lo sabe o lo presiente
en su crueldad impiadosa—
mi madre un pez un caballo
muertos en trozos en rodajas en sangre
idos hieden los días pasan
los ríos los horrores las palabras
que separan espacios incomunicables
surcan el desierto el desborde el desguace
ella allí tendida en una caja de madera casera
pide por la sepultura
aún piensa alguna frase
no hay pecado no hay perdón
ella la madre quiere una cosa:
quiere silencio quiere olvido.
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cuando noviembre llega
y se despliega
sobre las calles y las casas
de la ciudad petersburguesa
el frío alcanza
los once grados bajo cero
la tierra desnuda se cubre
con una capa
de hielo que resbala
y por la noche cae todavía
un poco de nieve seca
que el viento seco y punzante
levanta y arrastra.
un hombre ruso
de muchos años
yace junto al huerto
con la cabeza destrozada.
sus tres hijos
reunidos en la taberna
toman vodka mientras conversan.
cada uno en soledad
sopesa su culpa
el mayor culpable
por haberlo odiado —deseó
la muerte de su padre
como sólo pocos hechos
se desean en la vida—
el segundo culpable
por estar ausente
el tercero culpable
por esperar todo de dios
y no hacer nada que modifique
el rumbo de las cosas.
el cuarto hijo
que es
el que lo ha matado
no está con ellos.
escondido tras los muros
de una enfermedad incurable
no siente culpa.
por la mañana hay bruma
pero la nieve
ha dejado de caer.
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persigue
por siete años y siete mares
sin descanso sin ceder
entre tormentas de viento y de agua
entre rayos y olas enormes
¿un animal, una idea, una porfía?
remueve cielo y tierra
no se sabe
si reza o impreca
recorre el mundo subleva
marineros domina
barcos velas mástiles
conoce islas infiernos de hielo
soles abrasadores
pero no enferma.
hay un motivo que lo mueve hay un destino
una ballena blanca nunca vista
¿tal vez avizorada, soñada en espejismo?
al final lo consigue y esa muerte
del animal la idea la porfía
es su sentencia
porque es la persecución no el resultado
lo que da vida
el intento el impulso la duración
un discurrir
líquido
entre los elementos.
* Nota de la autora.
Escribir sobre lo que se lee. como una abeja llevar polen de sentidos más minúsculos que la palabra o que la flor, partículas de historias, de acá para allá. que se mezclen con otras. o no. que desprendan sus partes superfluas. que se concentren como el perfume. que decanten y se espesen como la miel. en el trayecto que ensayen sus metamorfosis, y pongan en crisis los límites de los modos de ser, de circular: ¿qué es contar una historia? ¿cómo se escribe un poema? ¿existe lo lírico? ¿lo narrativo? ¿es el corte de verso la esencia de la combustión del polen? ¿es el ruido de las alas al deslizarse la abeja por el aire lo que hace novela a la novela? ¿o es una forma de leer, la novela más larga como un poema extendido? ¿quién corta los versos, quién adjunta en la frase? escribir como la lectora sin tregua que se es, desde el principio de las letras. hacer poesía con lo que hay: el estante con los libros, no menos que el cansancio de los ojos, las voces, los afectos. quedarse ahí por un rato. crear un común, o una comunidad, con esas voces. preguntarles por el hoy, por el ahora. disfrutar de eso, leer, escribir, como quien vive. como aquella para quien la literatura es el aire que respira, lo que se intercambia amorosamente entre los cuerpos.
Anahí Mallol (La Plata, 1968)
Poeta y crítica literaria. Estudió Letras en la Universidad de La Plata y en la de Buenos Aires. Es docente e investigadora.
Poesía
piedras, Córdoba, ediciones prebanda, 2018
Una ciudad, Buenos Aires, 27 pulqui, 2016
como un iceberg, Buenos Aires, Paradiso, 2013, (premio del Fondo Nacional de las Artes)
Querida Alicia, Córdoba, La Sofía Cartonera, 2011
Zoo, Buenos Aires, Paradiso, 2009 (premio del Fondo Nacional de las Artes)
Óleo sobre lienzo, La Plata, Chicas de Bolsillo (UNLP), 2004
Polaroid, Buenos Aires, Siesta, 2001, (Primer Premio del Concurso “Año 2000: Memoria histórica de la violencia en América Latina y el Caribe”)
Postdata, Buenos Aires, Siesta, 1998
Ensayo
La poesía argentina entre dos siglos: 1990-2010. Hacia una nueva lírica. 2016.
El poema y su doble, Buenos Aires, Simurg, 2003 (Premio de la Fundación Antorchas)
Links
Textos de la autora y acerca de ella en op.cit. «Una memoria extranjera», reseña, por Diego L. García
Poemas. En Círculo de Poesía / El Infinito Viajar / Poetas Argentinos
Otros textos. En Espacio Murena