Cuadernos de Traducción es un proyecto editorial personal, de la poeta y traductora Laura Crespi. Desde 2012 ha publicado plaquetas con traducciones de Wallace Stevens (Dos cartas, Esta enorme falta de elegancia, Colores), Elizabeth Bishop (Pequeño ejercicio, El iceberg imaginario) y la selección Poetas japonesas. Tiene en preparación Paz en las fisuras, de Henri Michaux y la compilación Poetas chinas. En este 2020, Cuadernos de Traducción acaba de publicar en versión digital El amor es un arte del tiempo, del poeta norteamericano Kenneth Rexroth. Presentamos el prólogo escrito por la traductora y algunos poemas del libro.
Prólogo, por Laura Crespi
Kenneth Rexroth nace en South Bend, Indiana, en 1905, y muere en Santa Bárbara, California, en 1982, después de una larga vida de viajes, publicaciones, experiencias laborales de diverso tipo y participación en distintas manifestaciones políticas y artísticas como músico, periodista, pacifista, anarquista y artista plástico. Publicó muchos libros de poemas, algo de narrativa y teatro en verso y algunos ensayos geniales, así como gran cantidad traducciones, en especial de la poesía japonesa y china.1 En algún momento entró también en la industria discográfica y produjo algunos discos fusionando lecturas de poesía con música de distintas agrupaciones de jazz. En este sentido, así como en otros relacionados con su estilo de vida y con el resto de sus movimientos con la poesía, fue uno de los primeros agitadores de la escena poética de San Francisco. Allí terminó instalándose desde los veintidós años –después de pasar la adolescencia en Chicago y formar parte de un renacimiento de la bohemia en esa ciudad, y alternativamente de la escena neoyorquina de Greenwich Village– inspirando así a las siguientes generaciones de poetas, entre ellos, y quizás en primer lugar, a los beats. Era él uno de los que organizaba la famosa lectura 6 poets at 6 gallery donde Allen Ginsberg leyó por primera Howl, en 1955. Gran lector y autodidacta en casi todos los géneros, a los que nutrió con libros tan sorprendentes y brillantes como Classics Revisited,2 ya hacia fines de los sesenta, cuando se muda a Santa Bárbara, empieza a dar clases en la Universidad de California, entrando por primera vez al circuito académico y dictando en forma muy poco convencional seminarios que convocaban a cientos de estudiantes. Orador, montañista, espectador de casi entero el siglo veinte y el Estados Unidos de varias revoluciones en marcha. Su obra completa de poesía está editada por Sam Hamill y Bradford Morrow en Cooper Canyon Press;3 si bien casi todos sus libros habían sido publicados por el sello que fundara James Laughlin en 1936, New Directions Press. En las primeras páginas de su autobiografía4 escribe: “He pasado mi vida tratando de escribir como hablo”. Y será desde esa continua búsqueda de La firma de todas las cosas5 donde se irán intercalando los diferentes móviles que inquietaran su pensamiento y conmovieran en igual medida su observación, sensualidad y reflexión frente a los ciclos de la naturaleza, la biología y la botánica que surgen de esa exploración del mundo. La salida al exterior, el viaje, la estadía. Y también la sociedad, la trascendencia, las duplicidades material e intelectual, antiguo y moderno, oriente y occidente, y el amor. Contemplación y canto. Reflejos y paisajes que están para ser mirados sólo con ese tamiz resplandeciente que el amor produce. Canciones de amor, luna y viento, Actos sacramentales, entre otros.
El título aquí traducido –que en The Complete Poems aparece como anteúltimo y justo anterior a sus love poems of Marichico (The Morning Star), donde el autor escribió poemas de amor como si fuera una poeta japonesa– consta de veintidós poemas y una segunda parte con tres series de poemas cortos con una atmósfera oriental titulados: «La ciudad de la luna», «TIERRA CIELO MAR / ÁRBOLES PÁJAROS / CASA/ BESTIAS FLORES» e «Imitaciones del chino».
El amor y el paso del tiempo, el amor durante el pasado, y el tiempo, o el arte del amor y su reflejo destellando en el tiempo, son los móviles que envuelven las imágenes y reflexiones tan delicadas como asombrosas de este libro. Paisajes, naturaleza, ciudades, lugares visitados y paseos en lunas de miel, pueblos vacíos, rutas en el medio de la noche, contemplación de los cielos en terrazas de piedra caliza que se desmoronan, sueños, apariciones del recuerdo, ráfagas de luces en la noche junto al lago, un fuego crepitando, y todo inmerso y expandido en el proceso de ser reconocido. Recorridos e iluminaciones íntimas a través de las calles, los antiguos barrios, fuentes, ríos, bosques y montañas donde dos personas están conectadas entre sí durante unos momentos, y ahí son visualizadas desde la melancolía propia de la intensidad en ese reflejo sobre los sentidos. Pensamientos agrupados en torno a ese eje de una comunión sagrada con el ser amado. Conexión en el espacio, el tiempo, en la acción y en la contemplación. Hablando del patrón minucioso y complejísimo de la individualidad orgánica como hecho fisiológico, escribe en su autobiografía: “Pero también hay un determinante psicológico y secreto. Cada uno de nosotros es un individuo específico, ese y ningún otro, entre miles de millones. Creo que cada uno de nosotros conoce su propio misterio con un conocimiento que precede a los orígenes de todo conocimiento. Ninguno de nosotros lo deja pasar. Nadie puede. Lo envolvemos en la conversación y lo escondemos con acciones. Sin embargo, siempre esperamos que de alguna manera los demás sepan que está ahí, y que un misterio en el otro, que no podemos conocer, responderá a un misterio en uno mismo que no podemos entender. La única satisfacción plena que nos ofrece la vida es este sentido de comunión. Lo buscamos constantemente. A veces lo encontramos. A medida que envejecemos, aprendemos que nunca está completo y, a veces, es completamente ilusorio”.
1- Poetas Japonesas, en este mismo sello, trad. Laura Crespi, Cuadernos de traducción, 2013. Poetas Chinas, íbid, (en preparación). Y véase también Cien poemas chinos, Trad. Carlos Manzano, Lumen, 2001, o Cien poemas japoneses, íbid, Gadir, 2007.
2- Recordando a los clásicos, Trad. Carlos Ávila Flores, México, FCE, 1995.
3- Love is an art of time (1974) pp. 687 en The Complete Poems of Kenneth Rexroth, Washington, COPPER CANYON PRESS, 2004.
4- An Autobiographical Novel, New York, New Directions Paperbook, 1966.
5- The signature of all things, uno de sus primeros títulos, New York, ND, 1949.
Poemas
Hápax*
El mismo poema una y otra vez
Semana Santa. Una vez más la luna llena
se abre en el cielo profundo
como una flor cristalina de hielo.
Las grandes constelaciones del invierno
se despliegan en una niebla desbordando
las colinas hacia el mar. Más allá de ellas,
en la interminable oscuridad, incontables
grumos diminutos de luz pasan a través,
a miles de millones de años luz de distancia,
miles de millones de universos,
llenos de estrellas y sus planetas
con criaturas en ellos revoloteando
como todas las células vivientes en la tierra.
Tienen un número, y yo sostengo
su número y su ser
en una sebosa partícula de gelatina
adentro de mi cráneo. Las vi
nadando en medio de una aceleración
del espacio infinito, a través de un lente de vidrio
a través de un lente de carne, en una taza de nervios.
La pregunta no es
si el ser tiene un significado
sino si el significado tiene ser.
¿Qué está pasando?
Todo el día camino sobre cumbres
y bordeando cascadas y lagunas
profundas en las colinas de la primavera.
Hongos emergen en el mismo punto
del claro abandonado.
El lirio del bosque y el helecho lengua de serpiente
junto a la cascada.
Una garza se eleva desde una laguna
mientras me acerco, como lo hizo
durante cuarenta años, y se va volando
desde el mismo hueco entre los árboles.
La misma subida y celeridad de un batir de alas,
el mismo grito, ¿cuántas
generaciones de garzas?
Los mismos gavilanes de cola roja se aparean
en lo alto en el mismo aire que se eleva
sobre una escarpada de hierba. Las ardillas saltan
en los mismos robles. De vuelta en mi cabaña
en el crepúsculo un búho
en la misma rama ulula con su lengua antigua.
Miles de millones de universos
llenos de seres más grandes que dinosaurios
y más pequeños que los virus, cada uno
en su lugar, la ecología
del infinito:
miro la luna creciente de la Pascua.
El madroño en flor brilla con la luz de la luna.
Las abejas en la pared de la cabaña
están despiertas. La luna está llena
de flores y perfume y miel.
Puedo ver las abejas bajo la luz de la luna
volando hacia el agujero bajo la ventana,
brillando débilmente como universos voladores.
Qué significa. Esto no es una pregunta, sino
…………una exclamación.
* Hápax: Palabra o expresión que solo se encuentra documentada una vez en una lengua, un autor o un texto.
Domingo azul
Flores de castaño están cayendo
en la calle vacía que huele
a hospitales y a cocina.
La radio está rompiéndole el corazón
a alguien en algún lugar
en una sucia habitación. Nadie
está escuchando. A quince kilómetros
alrededor en todas las direcciones
las casas están todas vacías.
Nadie vive en esta ciudad.
Fuera de los límites de la ciudad
hay cementerios verdes y blancos.
Nadie está en las tumbas.
Con largos intervalos
la fuente rota de hierro fundido
estornuda y chorrea en el patio.
En la sucia habitación
tres putas jóvenes tiran los dados.
Con largos intervalos
una de ellas le habla a los dados.
Si no están en silencio.
Sólo vacío
Tiempo como vidrio
espacio como vidrio
me siento tranquilo
en cualquier lado cualquier cosa
pasa
tranquila ruidosa aún turbulenta
la serpiente se enrosca
en sí misma
todas las cosas son translúcidas
después transparentes
después se van
sólo vacío
sin límites
sólo la infinitamente débil
canción
de la mente enroscada
sólo eso.
Talidad
En la teosofía de la luz, el universal lógico
cesa para ser algo más
que el cuerpo muerto de un ángel.
¿Qué es la sustancia? Nuestra sustancia
es lo que sea que alimenta a nuestro ángel.
El incienso perfecto para adorar
es el alcanfor, cuyas llamas no dejan cenizas.
Tu cumpleaños en las montañas de California
Una luna rota en el agua fría
y gansos salvajes graznando en lo alto,
el humo del fuego del campamento se eleva
hacia la geometría del cielo–
puntos de luz en el negro infinito.
Miro a través de la entrada estrecha
tu figura oscura que va y viene delante del fuego.
Un somorgujo grita en el lago cercado por la noche
Luego todo el mundo está en silencio con el
silencio del otoño esperando
al próximo invierno. Entro
al círculo de luz del fuego, llevándote
una línea de truchas para nuestra cena.
Mientras comemos junto al lago susurrante
digo, “Dentro de muchos años
vamos a recordar esta noche y a hablar de ella.”
Muchos años pasaron desde entonces, y
muchos años otra vez. Recuerdo
esa noche como si fuera anoche,
pero vos llevás muerta treinta años.
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