Para siempre
Francisco Garamona
Rosario
Ivan Rosado
2020
Por Florencia Giusti
Una lapicera enterrada en la nieve vista en una película, un ángel de la guarda que observa a una chica desde el más allá. Desde el más acá: una aproximación en los poemas de Para siempre trazan una linea para cruzar hacia el otro lado. Los poemas asumen la certeza (y no) desde su título. Preguntarse, escribir en un tiempo casi presente.
Dos pasos hacia atrás, uno adelante. Un movimiento amable, inesperado, preciso. Nos perdemos en la lectura y algo nos hace regresar. Para siempre ¿cuándo? Y con esa misma precisión algo nos detiene, nos hace volver: una imagen, un sonido, el azul de Trakl ¿cuál si no? El tiempo que envuelve los poemas no es un tiempo de espera. Es un para siempre que se mueve recorriendo un más acá. Hasta que algo del más allá nos sacude como si se armara una tormenta de la nada y reparamos en alguna nube extraña, un rayo o un movimiento desde un árbol o un edificio.
Poesía ¿fantástica? ¿surreal? Quizás es mejor decir que hay algo de mágico, un espacio que llena el tiempo del siempre con voces que encantan. Relatos imperiales en tiempos indefinidos, escenas que se superponen. Los poemas en Para siempre clavan versos como flechas. Lxs lectorxs elegimos quedarnos con cual: con una voz, un personaje, una sensación. Asumir escribir desde esta certeza (y no) nos deja a lxs lectorxs quizás algo incómodxs, indefensxs pero expectantes. Lo que sí es seguro es que para leer estos poemas hay que creer y dejarse llevar por esa magia imprecisa que sacude ¿a la poesía? ¿a lxs lectorxs? Las dos cosas, y tampoco. Lo cierto es que quizás lo importante es no saber.
Recíproco
Una vez tuve una lapicera de la suerte,
la agarraba y ella se movía
en mi mano trazando
cantidad de frases sobre el papel.
La había encontrado tirada
en el cordón de una vereda
cuando volvía a mi casa.
Estaba ahí como esperándome.
La levanté del suelo
y la sostuve con mis manos.
Recién veía en una película
a un hombre que encontraba
una lapicera en la nieve
y me acordé de la mía.
Cuando después de un tiempo la perdí
pensé que no iba
a poder escribir más.
Yo tenía 17 años.
Tu ángel
Tu ángel de la guarda
sufre cuando por descaro
te mostrás en la ventana
de tu cuarto, en el conglomerado
de viviendas que habitás,
toda desnuda.
Pero antes te mira
sacarte la ropa
que cae a tus pies,
ve cómo te desatás
los cordones de los zapatos
y te sentás en la cama
descorriendo las medias
por tus piernas espléndidas.
Tu ángel de la guarda
permanece suspendido
sobre tu cabeza
y un resplandor rosado
se concentra en el aire
ahí donde estás…
Porque él ultra discreto
te acompaña y te cuida,
ya que esa es su misión.
Te ha visto crecer y madurar,
y acompañó con amor y humildad
tu primera relación sexual,
tus primeras mentiras,
tus tristezas tenues,
al borde de la lámpara de noche
haciendo equilibrio
en tu mesa de luz desordenada.
Pero todo lo hace sin que lo sepas,
de una manera amable, fiel,
risueña y entregada…
Oh, los misterios del alma que vuelven
de pronto, repentinos…
Aunque hoy cuando guardaste
un tampón en el bolsillo
de tu campera de jean negra
y te reíste, él también se rió,
sin entender nada
porque sabe que no estás menstruando.
Tu ángel de la guarda
siempre te guía.
Velocidad del relámpago
Hasta que te aburras
y mires el cielo
oscuro del verano.
Hasta que sueñes
y veas una nube blanca
volverse rosa por el sol.
Hasta que sepas
por qué estabas aburrida
mirando a unos caballos
corriendo atrás de un alambrado.
Hasta que vuelvas
y al final yo también vuelva
y nos hablemos entre las raíces
de unos árboles
que quedaron descubiertas.
Hasta que pienses y sueñes
y vuelvas y yo vuelva
y miremos juntos más allá
de la nube que se aleja.
Porque me habías
enseñado tu tesoro
y llovía en la tarde
y palpitaba tu joya radiante
y el oro era agua
y el agua era fuego
y la ceniza viento
y vos me mostraste
tu corazón herido
como un gallo bebé
que sostenías en el pecho.
Y me mirabas alejándote.
Mientras yo me alejaba igual.
Los pastos largos se inclinaban
bajo el peso del aire
y ya vos te ibas yendo
y tus suecos levantaban
todo el polvo del camino
y entonces nada, eso.
Entonces
Unx es
un cristal
que corta
otro cristal
que corta
otro cristal
hasta llegar
al cielo
y cuando
llega al cielo
está bendito
y vuelve a bajar
en un cristal
que entra
en otro
cristal
y busca
otro cristal
que llega
al cielo
y al llegar
al cielo
está bendito
y baja
otro cristal
que sube
otro cristal
y corta
otro cristal
que llega
al cielo
y cuando
llega al cielo
está bendito
y baja otro
cristal
que pulveriza
al cristal
que hace
la arena
y entonces
comienzan
los desiertos
las arduas
peregrinaciones
en viajes
de hongos
siguiendo
una fulguración
que está
en el aire
y que corta
un cristal
que vuelve
al cielo
y cuando
llega
al cielo
está bendito
y empieza
otra vez
y baja y flota
por el aire
y la arena
y es viento
y es vidrio
y es el frío
de la noche
polar
cubierta
de estrellas
que sueñan
y llegan al cielo
ya benditas
y se convierten
en lágrimas
y en miles
de sombras
que vagan
alrededor
del mundo
que son
cristales
que suben
al cielo
y cuando
llegan
ya benditos
se disuelven
en las nubes.
Trabajo práctico para Candela
La monja junto a las velas
estudia todas las noches
con profunda suspicacia
lo que la hace soñar.
Las mareas de la luna,
la agricultura, el paisaje,
adivinación, creencia, color,
sombra y dolor ceñidos.
Hermosa monja vos sos
Sor Juana Inés de la Cruz
cuando te pienso
siento en mi pecho
el pico de una avestruz.
Los repliegues de un manuscrito
trazado con tinta indeleble
queman tus ojos ahora
mientras pervierten el brillo
espectral del aire negro.
Sor Juana, Sor Juana
si la vida es nuestra
pasame esa damajuana
llena de agua bendita
y decile a Dios que nos deje
vivir este amor un rato más…
En el fondo de nuestro corazón
hay una cama
y en la cama dos amantes
que duermen entrelazadas.
Vos estás despierta
mientras yo duermo
vos estás feliz
yo un poco triste
vos reís y yo lloro
la noche de las bibliotecas
se cierne sobre las dos
pero vos moriste un día
hace más de cuatrocientos años
y yo sigo viva todavía
pensándote.
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