Estación
De una puerta marrón bruñido
sale respirando polvo
asiste con el trapo blanco
y se le mezcla, en la nariz,
la tierra, la sangre evaporada,
la sangre húmeda, la sal.
Concurre a la luz tambaleante del día
en la que habría de ser, más tarde,
la hora anterior a
la hora señalada.
Quiere limpiar o fue mentira
Quiere grabar o fue milagro.
La hora, la mujer, la tela blanca
el polvo, la sangre salada, la luz recia
el sagrado horror, la irreverencia
en el trapo quedan
para siempre impresos
sin que más pueda decirse
del inmedible lapso
en que acontece esa mirada.
Un súbito
Será la intersección de dos series
que, aparentemente inconexas,
nos proporcionan de golpe una
imagen conjunta o algo a lo que,
desconocido, tratamos de darle
una desgarbada interpretación.
Como este cielo celeste y este
cielo gris. Cierto cielo, cierta
palabra encielada. O radiantes
tormentas silenciosas.
Carhué
Extrayendo la sal de las marismas
para guardarla en recipientes sensitivos
al gusto helado de las aguas secas
a puro yodo encendidas
Blanqueando la piel y tensando
su habitual color y lisura
para dejar el blanquísimo recuerdo
de un día tibio y breve
en una laguna hundida
como caja de cristal o barco
naúfrago al borde
de una ciudad perdida.
Nota del E. Selección: Valeria Cervero.
Enlaces
- Editorial Barnacle. Sitio
- Anticipo de El fondo. En ISSUU
- Participación y poemas. En El infinito viajar