Daniel Durand. Lupa de la inmersión

Lupa de la inmersión
Daniel Durand
Buenos Aires, Caleta Olivia, 2023


Reseña publicada en La Agenda
(Fragmento)

Por Osvaldo Aguirre

Poemas breves, legibles y para todo público. Así presenta Daniel Durand los textos de su nuevo libro, Lupa de la inmersión. Si Guillermo Boido dijo que “la poesía no se vende porque la poesía no se vende”, una frase muy celebrada en el ambiente literario desde los años 70, él piensa para el caso en la idea contraria: “hacer una poesía que se venda, una poesía que se entienda”.
“Poesía breve es lo que defino como el poema que se puede ver de un golpe de vista. Antes de iniciar la lectura uno ya tiene una idea por la mancha gráfica”, explica Durand. Lupa de la inmersión es su segundo libro en ese formato, después de Ruta de la inversión (2008), y previo a otro en proceso de escritura, Fruto de la succión. La homofonía de los títulos es parte del juego.

*

Reseña publicada en El Diletante
(Fragmento)

Por Fernando Murat

Las seis diversiones sobre textos  de Han Dong cierran el libro y el poema “Lectura” lo atraviesa, le construye un mecanismo y se divierte con el título Lupa de la inmersión. El poema es una escena de dos posiciones, dividida, donde una primera persona ve lo siguiente: alguien que debe tener su misma edad está sentado en la vereda donde rompe un frasco de vidrio hasta que queda el redondel de la base, lo mira, lo gira y lo acerca a su cara y entonces su ojo desmedido intenta leer un diario. Es una escena donde alguien mira a otro parecido, mira cómo lee, y esa escena progresa desde el poema “Anteojos”, donde alguien tiene un desarmadero de anteojos incompletos y unos viejos bifocales lo dividen. La lupa de la inmersión que define los poemas, su terreno y su acción, gira y busca sentidos, juega con los sentidos, se divierte en los poemas hasta llegar a ese poema, “Lectura”, donde se transforma en un vidrio y un ojo desmedido que intenta leer un diario. Intenta leer, dice, algo que está fuera de la literatura; lo hace con una imagen que distorsiona el título, el vidrio de un frasco; y coloca esto en una forma desmesurada, porque se trata de un ojo desmedido. La mensura de los modos de leer y explorar, de tomar cada elemento, darle un giro y cambiarle el sentido para desviar la dirección y mantener la ruta es parte de lo que aquí construyen los poemas, su zona, aquello que demandan y producen.


Poemas

La tía Rosa

En el auto con la mañana abierta
manejaba mamá y nos fuimos
a ver a su tía Rosa hasta el barrio Lezca.
La casa de la vieja buena era de madera,
adelante tenía una ligustrina de matorral,
atrás estaba la casa y adelante estaba
lleno de cosas rarísimas que según
me dijo, la tía Rosa, la bruja buena,
nunca más iba a poder recordar…


Lectura

Debe tener mi edad, unos 50.
Está sentado en la vereda, rompe
cuidadosamente un frasco de vidrio
con una piedra, hasta que le queda
solo el redondel de la base.
Toca con las yemas los bordes filosos,
lo mira, lo gira y lo acerca despacio
a su cara. Veo como su ojo desmedido
intenta leer un diario.


Como antes

Hasta los 19 años no usé la palabra pez,
decía pescado.
Si hacés ruido los pescados se van
decía mi padre.

A la tortuga le gusta la carne.
A la boga la fariña.
Y al bagre la lombriz.

Este poema es la manera que tengo
de reclamar a las autoridades
que se decrete una fecha futura
para la normalización del cauce
del río Uruguay, dinamitando
la represa de Salto Grande
para que el río vuelva
a correr como antes.



Links

Más sobre este libro y el autor. En Revista Otra Parte, por O. Aguirre / El Diletante, por F Murat
Más poemas del autor en op.cit. En «Cabeza de buey»