David Wapner

La guía cangrejo (una visita al Museo del Prado en reversa)

(Selección)

 

10

A la salida del Museo
recuperados en parte los pies
las cuatro piernas de ambos
buscaron una calle paralela,
a la opción Gran Vía,
que quedó descartada:
podía dejarnos varados
sin dinero y rengos
de modo que agarramos
por una vía angosta:
era Lope de Vegas
que tras pasearnos por tabernas
por tascas, por cafés
nos puso en las puertas de un convento,
¡un convento de clausura,
con la tumba de Cervantes adentro,
¡Y tocamos el timbre,
a ver si alguien abría
a las nueve de la noche!
¡A ver si una cruz,
una bacina de lata,
algún suspiro de monja,
el garfio derecho del Manco!
Pero no contestaron,
las trinitarias dormidas,
¡a hora tan rara,
molestar pies descalzos,
y osamentas peladas!

 

11

Me agarro de la silla de ruedas
y entro medio a pie,
medio rodando,
al baño del museo.
entro al Aseo del Prado,
en donde se mea bien,
medido, sin lujo extremo,
normal, no obra de arte,
de modo que salí como entré
y ya estábamos los dos
viendo chucherías de recuerdo
que no podíamos comprar,
nos habíamos quedado secos,
de modo que ella volvió a calzarme
los pies que estaban heridos
por culpa de esos zapatos,
sobre ellos de nuevo sufría,
pero muy feliz por sufrir,
tan buen día lisiado en el Prado

 

12

Estamos en la entrada
aquella de las musas
con las cabezas cambiadas
igual que mis pies
tras la restauración fallida
no me refiero al restorán
y a sus tortillas de papa
sino a mis tarsos y tendones
y a la cara de Cristina de Suecia
que me quita mis zapatos
y me obliga a calzar los suyos
seis números más pequeños:
para que sufra en pies propios
el dolor de fractura de sus musas:
estás loca,
Cristina de Suecia

 

13

Mis piés están cansados,
sufren la mano dura del cuero
el calzado se ensaña,
me obligó a caminar en ruedas,
hazme espacio en tu sobremesa
lávame como a los otros judíos,
yo soy uno de ellos también,
proyectado como bala a otro tiempo,
y pido perdón
si arruiné la geometría,
pero yo me descalzo,
frente a la tela,
delante de todos,
y me zambullo en la escena
cualquier cosa con tal de encontrar alivio
quién lo diría,
estaba por irme,
y vi el cuadro
que me era familiar,
pero nunca había pensado en serio en él
no había considerado que un día yo
llegaría de este modo a ti,
no para conversión,
no para arrepentirme,
no me malinterpretes
sino que mis pies,
se quieren fugar
no reconocen suela,
o les vendieron nuevas falsas
u olvidaron la lengua
en la que les hablaba el profeta
Lávame a mí también los pies,
Jesús
amásalos,
pásales ungüento,
y moldea,
¿por qué no?,
mis zapatos que me dañan:
haz compatibles,
planta y plantilla,
cuero y empeine,
talón y contrafuerte,
tarsos y suela,
a la vista de aquellos
que visitan el museo,
frente a tus apóstoles
que acaban de cenar con vos
y repiten esa cena,
allá atrás, al fondo, a la derecha,
con sus mismos ingredientes,
el mismo drama sin remedio:
con permiso del perro
que descansa detrás tuyo y te mira,
me pondré en patas
que no lavo desde ayer,
espero a que llegue mi turno
de ser necesario,
desviaré el punto de fuga,
para que me admitas
en tu artificio

 

14

Damos la espalda a Rembrandt
y a su novia embarazada,
en un giro de ruedas
que ponen la silla de cara
a una exposición de tabletas
dispositivos flamencos
que ya incluyen
en el siglo XVI
pantalla táctil
sonido espacial
alta definición de la imagen
y sensores avanzados
para el olfato y el gusto:
estamos frente a BR
o RB (Belguian Resources
o Recursos Belgas)
un proyecto precursor
(Peter Brueghel diseñó los circuitos
Rubens soldó los chips)
cuyos aparatos
que aún funcionan
nadie utilizó en su época:
los trataron como cuadros
y colgaron como adorno
hasta que hoy nos damos cuenta:
se hablan se escuchan
se transmiten en colores
se miran se hacen chat
¿A quién le avisamos?
¿A los curadores de la sala?
¿Al director del museo?
No podemos correr,
yo sin zapatos,
en silla de ruedas,
tiempo y espacio se hacen un nudo

 

15

Marcha atrás
la silla de ruedas,
tándem o tren
rueda por corredores
y como en los aeropuertos
el ascensor y la silla,
el que empuja y el que sienta
recuerda a un sueño recurrente
imposible-posible
posible-imposible
situación que se prolonga
en la búsqueda de Rembrandt
la sala de Rembrandt
y las respuestas a las preguntas
¿dónde está Rembrandt?
¿Por dónde se llega a Rembrandt?
Por ahí, Rembrandt.
a la vuelta de Rubens,
Rembrandt.
y está allí
y no la veíamos
y no lo veíamos
al Rembradt
al único Rembrandt
la esposa de Rembrandt
¿es la esposa, de veras,
esa muchacha gordita,
que posa de Judith
y le dan de beber un veneno
que era para Artemisa,
pero que ella va a desviar,
para que muera el rey
o algo así trama
la vieja criada que aparece en el fondo,
desde tinieblas, como un fantasma,
por culpa de los colores
que envejecen cada año
y cargan a Rembrandt de sombra,
“ah, Rembrandt es sombra”
y esa penumbra que era luz
que oscureció la vejez?
Hasta que llegue el restaurador,
retrocedo y me voy a comer.

 

16

En este comedor
colmado de tortilla
de espaldas a Goya
descendemos a los platos
y nos gusta sentirnos en el fuego
por una vez en la vida
con pan en las manos
y cebolla en la boca
le damos el gusto al euro
antes de que se extinga
dos platos de tortilla
a espaldas de Goya
y tan cerca la salida que
más bien parece un engaño:
nada de eso sale en las fotos
que tomo desde mi puesto
casi por debajo
de la línea de flotación.
porque las ruedas de mi silla
se frenan a espaldas de Goya:
esta es la sala de tortillas

 

17

Qué pasa en esta familia
minutos después del almuerzo:
¿tienen trabado un eructo
que posan juntos de frente
menos una que gira su cabeza
y de este modo se alivia?
El motivo parece ser otro
según la explicación de la guía sonora,
hay uno allí que es el futuro
Fernando VII:
Fernando VII,
¡Fernando VII!
¡venir a encontrarlo aquí,
al rey de los godos,
azote de América
y de mis láminas color
en cuadernos Rivadavia,
Gloria, Laprida,
Tamborcito de Tacuarí!
Ah, si pudiéramos meternos en el cuadro,
yo y mi silla de ruedas,
aunque Goya se enoje,
pasaría por encima de su godo
de modo que,
o pinta otro nuevo,
o acepta que ya
hay pintura derramada.

 

18

Miro un cuadro
pero no se lo que veo
ni en el futuro recuerdo
tanto muerden los zapatos
mejor sería prenderles fuego
devolverles lo que ellos me hacen
con un incendio equivalente
pero, ¿cómo andan mis reflejos?
hechos polvo, a la par de mis huesos,
corren riesgo mis pies,
ve, ve y pregunta
por una silla de ruedas:
la Silla de Ruedas del Prado

 

 19

Eh,
cómo estás,
tabla,
cuadro,
espejo cóncavo,
habitación estrecha,
en donde yo me metía,
cuando estabas en libro,

¿cómo cabíamos,
dos adultos y yo?
El cura de rodillas,
para no darse de cabeza contra el techo;
el pastor de pie,
obligado a encoger su oveja,
y yo, invisible para ellos,
del lado del aire de este mundo.

Hoy,
en esta sala del Prado,
me pregunto cuál es mi lugar ahora,
¿no será peligrosa la silla?
¿Y si por arrollar con mis ruedas al obispo,
este dejara de espiar a Santa Teresa?

Porque la santa está recluida
tal cual como pensaba de niño,
vive recluida en la tabla de al lado:
tablas contiguas,
cuartos de la misma casa,

Y estaba claro a qué venía el cura,
y qué papel jugaba el muchacho,
y qué simbolizaba la oveja enana.

Pero ahora,
con el retablo frente a mí,

y si quiero lo toco,
y si quiero lo toco,

me doy cuenta más:
se que falta un cuadro
para completar la escena

en la tercera tabla
el obispo y la santa

 

20 

Cuando el pintor Sánchez Coello
embutió a las infantas
dentro de dos jaulas gemelas
ocultó con paño grueso
los pájaros con dientes que habitaban
a la altura de sus rodillas
espectáculo que hacía girar la cara
a los miembros de la corte.
Y lo que hubo en la pintura,
más tarde se construyó en serio,
salvo que aquí Clara Eugenia
y Catalina Micaela resistieron,
no sólo la intensión de
encarcelarles las piernas sino,
el plan malvado de igualar sus caras
y nivelar su altura:

¡En aquellos años,
no existía la cirugía de rostro,
ni siquiera había anestesia,
los pacientes se infectaban,
el dolor alcanzaba alturas tales
que si comparo el que sufre mis pies.
debería ponerme a bailar!

Admiro desde la silla que me prestaron,
cómo el pintor llevó a cabo la operación
sin que nadie sufra por ello,
ahorró lágrimas
y cobró su dinero.

Pero a Sánchez Coello lo utilizaron para un experimento.

Que los reyes se hagan cargo de sus monstruos.
Desfigurar a los hijos es un horror.

 

21

Casi soy ese bebé blanco
que se mantiene erguido
gracias a su madre que lo sostiene
y así puede mirar con asombro
el cuadro que le pinta Christo
Soy hijo en este momento
de la silla en la que ruedo
y es mi ángel quien me empuja:
alto, dice Petrus,
el paisaje detrás de la Virgen,
es el mismo que viste
cuando viste Flandes desde arriba,
y se conserva para dar testimonio
de que Bosch, Bruegel, Patinir,
pero antes de todos, yo,
no nos equivocamos:

Es así,
esto no es Roma,
y nunca seremos España

 

* Nota del autor.
A fines de noviembre del año 2011 viajamos a España al festival Periferias, edición Outsider, de Huesca. Actué allí el 30 de noviembre, y con Ana montamos una exposición de vídeos. Todo bien, pero había un par de cosas que estaban muy mal: mis pies, destrozados por unos zapatos que había comprado poco antes en Beer-Sheva, y que se anunciaban como anatómicos, ortopédicos. En el vuelo me tuve que descalzar, en la escala en Bruselas el dolor empeoró. Ya en Huesca, y a pesar del frío, anduve con medias y pantuflas hasta la noche del recital. En camarines me calcé los zapatos y así actué. Para mi sorpresa, no sentí molestias y me confié. Dos días después estábamos en Madrid, haciendo nuestra visita obligada al Museo del Prado. En las horas previas, habíamos deambulado en busca de un café para desayunar. Andábamos cortos de presupuesto y todo lo hicimos de a pie. Ya en el museo, recién comenzado el recorrido, le dije a Ana que no podía caminar. Me descalcé, llegué como pude a un rincón, y ella fue en busca de ayuda, que llegó en forma de silla de ruedas. La Crónica cangrejo, libro inédito del cual seleccioné estos poemas que aquí se publican, describen en reversa el recorrido que hicimos aquella jornada memorable, Ana empujando la silla de ruedas, yo sentado en ella, tomando apuntes en un cuaderno. Mi proyecto original era escribir unas crónicas para El Pollo Urbano, la revista de Zaragoza de la que yo era corresponsal. Pero lo que salíeron fueron poemas que, trasvasados por el compromiso que yo había adquirido con la revista, me pusieron un lugar que era nuevo para mí: la escritura de poesía a partir de un plan previo, aunque el resultado final se haya desviado bastante de los objetivos. Pero allí estaban mis apuntes, que incluían croquis de los cuadros, observaciones, recuerdos de lecturas. Claro, ya instalado en cada poema, la deriva de la escritura genera su propia dinámica, y nunca se sabe hasta dónde se llega, y cómo se acaba. Pero, también, estaba un presupuesto inamovible: tal cuadro, tal pintor, mis zapatos, mis pies. Y la premeditación de escribir mis impresiones de atrás para adelante, una estrategia para impresionar a mi editor de El Pollo Urbano. A tu salud, Dionisio Sánchez.

Referencias de las obras
12. La Musa Urania (130-150), anónimo. Mármol, 142 x 61 cm.
13. El lavatorio (1548-1549), Jacopo Tintoretto. Oleo sobre lienzo, 210 x 533cm.
14. Los cinco sentidos (1616-1618), Jan Brueghel el viejo y Peter Paul Rubens. Oleos.
15. Judit en el banquete de Holofernes (antes Artemisa) (1634), Rembrandt. Oleo sobre lienzo, 143 x 154,7 cm.
19. Santa Bárbara (1438), Robert Campin. Oleo sobre tabla de madera de roble, 101 x 47 cm.
20. Las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela (hacia 1575), Alonso Sánchez Coello. Oleo sobre lienzo, 135 x 149 cm.
21. La Virgen con el Niño (hacia 1450), Petrus Christus. Oleo sobre tabla, 49 x 34 cm.

 

Galería


David Wapner (La Paternal, Buenos Aires, 1957)

Poeta, narrador y músico, autor de libros de poesía y de ficción, muchos de ellos para niños. Cursó en forma parcial diversas carreras (Medicina, Musicoterapia, Profesorado en Historia) al tiempo que llevó adelante distintos proyectos como poeta y músico. En 1982 fundó la banda Gutural, que tuvo varias formaciones hasta su disolución en 1990. Publícó su primer libro de poemas, Bulu-Bulu, en 1987, por Libros de Tierra Firme, en tanto que su primer libro de cuentos para chicos, El otro Gardel, fue editado en 1989 por la editorial Libros del Quirquincho. Entre los años 1995 y 2006 editó la hoja literaria Extremaficción (a partir de 1998,Correo Extemaficción, e-zine). Desde 1998 vive en Israel, a donde emigró junto con su esposa, la artista visual Ana Camusso, con quien encara en coautoría obras multimedia, cortometrajes de animación y libros. Sus textos para niños han merecido en numerosas ocasiones el premio «Destacados de ALIJA» (IBBY de Argentina), y en 2006 el premio «Los mejores», del Banco del libro de Venexuela (IBBY de Venezuela).

Poesía
Maltratado de Crítica (e-book), Barcelona, Ediciones Revólver, 2014
Cabía una vez (poemas), con ilustraciones de Juan Lima, Buenos Aires, Ediciones Calibroscopio, 2013
Perrupagia Amoghino Búnfeld, Córdoba, Alción, 2012
Mardablogues (poesía), Buenos Aires, Imprenta Argentina de Poesía, 2010
Pequeña Guía de la Gaturbe (poemas + CD con canciones), en coautoría con Ana Camusso, Buenos Aires, Ediciones del Eclipse, 2009
Los piojemas del piojo Peddy (libro álbum con dibujos de Roberto Cubillas), Buenos Aires, Ediciones del Eclipse, 2004
Canción decidida (álbum ilustrado con ilustraciones de Cristian Turdera), Buenos Aires, Pequeño Editor, 2002
Violenta Parra, Buenos Aires, Del Diego, 1999
Tragacomedias, Buenos Aires, Trompa de Falopo, 1993
Bulu-Bulu, Buenos Aires, Libros de Tierra Firme, 1987

Narrativa
Cuentos que no cuento (cuentos), Buenos Aires, Longseller, , 2015
El Infame ¡Ay! (Novela experimental, e-book), Plástico Sagrado, 2015
Bigotel (novela, texto David Wapner y Ana Camusso, ilustraciones de Juan Lima), Córdoba (Argentina), Editorial Comunicarte, 2014
Un auto en dirección hacia (libro álbum con dibujos de Juan Soto), Buenos Aires, Ediciones del Eclipse, 2014
¡Epa! (obras de títeres), con ilustraciones de Ana Camusso, Alejandro Korn (Pcia. de Buenos Aires), Ediciones Las Bestias Peludas, Argentina, 2013
La Guía Ne(c)sia (libro álbum con ilustraciones de Marc Taeger), Kalandraka, Pontevedra, Faktoría K de libros, 2013
Inspector Martinuchi (novela), Córdoba (Argentina), Editorial Comunicarte, 2011
Tierra metida (crónicas), Buenos Aires, Macedonia, 2009
La noche (cuentos-reedición), Buenos Aires, Eloísa Cartonera, 2007
Ícaro (novela), Córdoba (Argentina), Editorial Comunicarte , 2007
Pajarraigos (relato, álbum ilustrado, con dibujos de Claudia Degliuomini), Córdoba (Argentina), Editorial Comunicarte, 2007
Una novela de mil páginas, Buenos Aires, Siesta, 2007
Algunos son animales, Buenos Aires, Norma, 2003
Interland (novela), Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1999
Barrosos casos del Inspector Martinuchi (cuentos), Buenos Aires, El Ateneo, 1998
El águila (nouvelle), Buenos Aires, Libros del Quirquincho, 1994
La noche (cuentos), Buenos Aires, Plus Ultra, 1997
El otro Gardel (relatos para niños), Buenos Aires, Libros del Quirquincho, Serie Negra, 1989

En antologías
Antología del cuento infantil argentino del Siglo XX (bilingüe), selección y prólogo de Adela Basch, Buenos Aires, Comité Organizador para la Feria del Libro de Frankfurt 2010
20 de animales, Buenos Aires, Sudamericana, 1998
Antología literaria 8, Buenos Aires, Santillana, 1998
Flora de selva negra (Almanaque), Buenos Aires, Ediciones Dunken, 1998
Minilibros, en revista Anteojito. Entre 30 y 35 minilibros, que incluyen un cuento cada uno, publicados, 1997-1998
Revista La Maga, edición especial «Homenaje a la infancia», Buenos Aires, 1997
17 de miedo, Buenos Aires, Sudamericana, 1996
Cantos y cuentos de amor, compilados por Silvia Schujer y Ricardo Mariño, Buenos Aires, Editorial Bonum, 1991
Malvís, Madrid, 1990

Discos
The Huescats Concert / Concierto Huescato, Bandcamp, 2011
Wapner LivEuzkadi, Jamendo, 2009
Pequeñas Canciones de la Gaturbe (incluido en el libro “Pequela Guía de la Gaturbe”), Buenos Aires, Ediciones del Eclipse, 2009
La friontera en directo (En vivo en Zaragoza), Zaragoza, Gran Chiflón Discos, 2007.
Video del concierto, aquí.

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