Los poemas que aman la paz*
A Irina, aquella que traerá la paz
I
Vi todos tus movimientos.
Los dedos, las piernas, los ojos.
Te miré durante horas cuando naciste
pero en un momento de esa larga noche
me quedé dormido.
Breve y pesadamente dormido
sobre una silla de madera.
Y temo que así será
hija
porque este hombre ahí tendido
no es muy distinto a un árbol que envejece
o a un zapato que se gasta.
Y temo que así será
hija
a tu lado
así
por siempre
aunque el sueño
venga
venga
y de tanto venir
un día
quiera quedarse.
IV
Al nacer
cabías dormida
sobre mis manos
a tu lado
parecíamos gigantes
pero éramos pequeños
hija
los tres
en la palma
de la noche
VII
Una
noche
hija
tu madre y yo
hicimos una pira
de recuerdos malos
Arrojamos cajas abiertas
y cajas cerradas.
Todo se fue quemando
mientras vos dormías
El humo era cada vez más denso
pero el aire
en sus remolinos
cada vez más puro
XII
Irás aprendiendo
hija
los poderes de la noche.
Nos verás insistir con el descanso.
Nuestra especie siempre ha buscado refugios porque en lo oscuro
somos frágiles y desprovistos.
Somos presa fácil
en la oscuridad
de las fieras
de los despeñaderos
de lo ausente
XIII
La primera vez
que tu abuela te vio
hija
vos dormías
Se acercó
como una peregrina
inclinó su cuerpo
y dijo algo suavemente en tu oído
que no pudimos escuchar
Te ha dejado un hechizo
una ofrenda
que llevarás como un tesoro
como el cofre que la luz
abre al mediodía
XVI
No te asustes
hija
si en los sueños
aparece el viento del sur
trayendo un telón grisáceo de lluvia.
No temas al molino gigante
que gira alocadamente su cabeza.
No te asustes
si ves un niño
tímido y sonriente
en el trigal
se conocen
tiéndele tu mano
en la tormenta
XVIII
En esos primeros días
hija
un temporal cruzó nuestra ciudad.
Cuando el cielo enfurece
las almas callan
tiemblan
y esperan.
Así descubriste al viento
golpeando furiosamente en los postigos.
Lo seguiste con atención
en cada uno de sus impulsos atolondrados
pobre viento,
solo y asustado
como un cordero ciego
* Nota del autor.
Los poemas que aman la paz conforman una saga escrita a fines del año 2018. Está íntegramente dedicada a mi hija, a sus primeros días en el mundo. Son algo más de 20 poemas que bien podría decirse que son uno solo numerosamente replicado. Su escritura fue en modo compuerta que se abre, es decir: irrupción caótica en la consciencia de imágenes, palabras, sentires, miedos y tantas cosas más que estaban ahí demoradas, como un embalse. El nacimiento de mi hija dio cauce a todo ello. La identificación y el lazo entre cada uno de los poemas también se refuerza por su forma, su tono, su música interior. La búsqueda de algunas simetrías fue la parte más consciente y artesanal, momento en el que traté de darle unidad estética y externa a todo aquello que internamente ya la tenía.
Hugo Coneus (Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires)
Está radicado en La Plata; escribe poesía y canciones, pero no ha publicado libros hasta el momento. Publica su obra en las redes sociales.