Hugo Coneus

Los poemas que aman la paz*

 

A Irina, aquella que traerá la paz

I

Vi todos tus movimientos.
Los dedos, las piernas, los ojos.
Te miré durante horas cuando naciste
pero en un momento de esa larga noche
me quedé dormido.
Breve y pesadamente dormido
sobre una silla de madera.

Y temo que así será

hija

porque este hombre ahí tendido
no es muy distinto a un árbol que envejece
o a un zapato que se gasta.

Y temo que así será

hija

a tu lado
así
por siempre
aunque el sueño
venga
venga
y de tanto venir
un día
quiera quedarse.

 

IV

Al nacer
cabías dormida
sobre mis manos

a tu lado
parecíamos gigantes

pero éramos pequeños

hija

los tres
en la palma
de la noche

 

VII

Una
noche

hija

tu madre y yo
hicimos una pira
de recuerdos malos
Arrojamos cajas abiertas
y cajas cerradas.
Todo se fue quemando
mientras vos dormías

El humo era cada vez más denso
pero el aire
en sus remolinos
cada vez más puro

 

XII

Irás aprendiendo

hija

los poderes de la noche.
Nos verás insistir con el descanso.
Nuestra especie siempre ha buscado refugios porque en lo oscuro
somos frágiles y desprovistos.

Somos presa fácil
en la oscuridad
de las fieras
de los despeñaderos
de lo ausente

 

XIII

La primera vez
que tu abuela te vio

hija

vos dormías

Se acercó
como una peregrina
inclinó su cuerpo
y dijo algo suavemente en tu oído
que no pudimos escuchar

Te ha dejado un hechizo
una ofrenda
que llevarás como un tesoro

como el cofre que la luz
abre al mediodía

 

XVI

No te asustes

hija

si en los sueños
aparece el viento del sur
trayendo un telón grisáceo de lluvia.

No temas al molino gigante
que gira alocadamente su cabeza.

No te asustes
si ves un niño
tímido y sonriente
en el trigal

se conocen

tiéndele tu mano
en la tormenta

 

XVIII

En esos primeros días

hija

un temporal cruzó nuestra ciudad.

Cuando el cielo enfurece
las almas callan
tiemblan
y esperan.

Así descubriste al viento
golpeando furiosamente en los postigos.

Lo seguiste con atención
en cada uno de sus impulsos atolondrados

pobre viento,
solo y asustado
como un cordero ciego

 

* Nota del autor.
Los poemas que aman la paz
conforman una saga escrita a fines del año 2018. Está íntegramente dedicada a mi hija, a sus primeros días en el mundo. Son algo más de 20 poemas que bien podría decirse que son uno solo numerosamente replicado. Su escritura fue en modo compuerta que se abre, es decir: irrupción caótica en la consciencia de imágenes, palabras, sentires, miedos y tantas cosas más que estaban ahí demoradas, como un embalse. El nacimiento de mi hija dio cauce a todo ello. La identificación y el lazo entre cada uno de los poemas también se refuerza por su forma, su tono, su música interior. La búsqueda de algunas simetrías fue la parte más consciente y artesanal, momento en el que traté de darle unidad estética y externa a todo aquello que internamente ya la tenía.

 


Hugo Coneus (Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires)

Está radicado en La Plata; escribe poesía y canciones, pero no ha publicado libros hasta el momento. Publica su obra en las redes sociales.