Marcos Herrera. El núcleo de la soledad

El núcleo de la soledad
Marcos Herrera
Buenos Aires, Caleta Olivia, 2022


Reseña publicada en Otra Parte (fragmento)

Por Diego L. García

Lo primero que impresiona cuando uno empieza a leer El núcleo de la soledad, de Marcos Herrera, es el acierto estético del formato del libro y su edición. Es un objeto bellísimo y apropiado como vehículo para estos poemas. Algo no menor en este tiempo de cristal líquido, pues la experiencia que propone el autor comienza allí.

La sección inicial se titula “Madrigales”. Una cornisa de la que podría desbarrancarse en una canzonetta de clisés. Sin embargo, ocurre todo lo contrario. Aparece un tapiz de estilo particular por encima de la forma (incluso tan por encima que uno empieza a paladear elementos de la prosa del autor, tan reconocible). Leemos, por ejemplo: “el tiempo asiático / respira en tu mirada”, o “Cada ojo, un tubo de ensayo / en donde un dios / enclenque y mal pago / mezcla líquidos”. Joyas que nos hacen detener, recortar, guardar y robar porciones de ese discurso diferente. La escritura de Herrera cumple, ampliamente, con ese requisito de la elegancia: la diferencia.


*

El núcleo de la soledad

Soy un camello cansado
que no encuentra el oasis
en la mitad de la noche.

Una niña muda está comiendo pan
con los gorriones.

En el dominio de la luz
se abren todas las preguntas,
las respuestas, cuando se encuentran,
siempre están muertas.

Dos atletas del autismo
tratan de cazar una mosca.

Una enfermera de bellos ojos verdes
me explica mucho mejor
lo que ya me explicó el médico:
te vas a morir, pero todavía falta mucho.

Nos preguntamos por la velocidad del silencio
cuando estamos vigilando en el núcleo de la soledad.

Más textos del libro en op.cit.,
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Reseña. En revista Otra Parte