Hoy les traemos una selección de textos de algunos libros de poesía publicados especialmente para la infancia (o para todas las edades) en nuestro país. Son títulos de 2016, 2017 y 2018 que no habíamos llegado a difundir.
Por Melisa Papillo y Valeria Cervero
Operita de corazones
David Wapner (textos) y Ana Camuso (ilustraciones)
Córdoba, Ediciones de la Terraza, 2017
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Upé y Epú. Epupeya en once cantos y un encanto
Carolina Rack
Ilustraciones: Diana Aisenberg
Villa Ventana, Editorial Maravilla, Col. Los Libros del Lagarto Obrero, 2018
Canto I
Upé y Epú vivían cada uno bajo un árbol brilloso
cada árbol brilloso tenía encima la punta del arco
cada punta del arco era la punta del arcoíris
cada arcoíris era el mismo arcoíris de dos puntas
debajo de cada punta crecía un árbol brilloso
y en sus sombras variopintas vivían Epú y Upé.
Upé miraba, ni bien salía el sol, la otra punta del arco
Epú miraba, ni bien salía el sol, la otra punta del arco
una punta y otra punta son dos puntas distintas
–Ahí termina este arcoíris, decía Upé
–Ahí termina este arcoíris, decía Epú
muchos saben, también Upé y Epú, qué hay ahí
–un tesoro de rubís, un tesoro de diamantes–
Después del desayuno, todas las mañanas
Upé cargaba, con paciencia, una bolsa de viaje
Epú preparaba, con esmero, una mochila azul
Partían los andantes cada uno para el otro lado
para el otro lado cada uno de los andantes partía
–Tenga un feliz mediodía, saludaba Upé
–Sea feliz en su día y medio, le decía Epú
Caminaban un buen trecho los diarios viajeros
kilómetros de pampa recorrían en silencio
cruzaban, con suerte, un zorro, una liebre
desde el cielo saludaban chimangos, benteveos
entre el pastizal, espiaban los corderos.
Epú y Upé miraban, atentos, un arco, un arco
El arcoíris de la pampa nunca se apaga, salvo
a la noche, bien oscura, sin ningún sol entero
en el universo, los ojos cerrados sin luz y al fresco
Pero mientras brille el sol cuatro ojos tenemos
dele seguir el final de ese arco tan extenso
que después del mucho andar de los andariegos
empieza a bajar y destellar, bajar y destellar.
Las pieles de gallina, los músculos tensos
ya llegan cada uno a su destino misionero:
ningún tesoro encuentran, ni rubíes ni esmeraldas
ni oros ni platas, ni caldero ni cofre
ni perlas ni piedritas, ni cadenas ni collares
pero sí un árbol bien frondoso que recibe el sueño
Bajo un árbol brilloso Epú duerme sonriendo
bajo otro árbol brilloso Upé descansa el ceño.
Al otro día comenzarán de nuevo, de nuevo
cuando despierten, el arco estará iris para ellos.
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Astronomía poética
Juan Lima
Buenos Aires, Calibroscopio, 2018
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La cúpula de cristal
Amy Lowell
Versiones: Daniela Camozzi
Buenos Aires, mágicas naranjas, 2018
Cabalgata invernal
¡Quién cantará el placer de la carrera,
quién, el goce del vuelo!
Arranco y aplasto los matorrales silvestres,
cruzo, con alas desplegadas, la cúpula azul de la luz.
Todo lo mortal tiene algo inmortal,
raudo y sagrado, de inconmensurable brillo.
Con el camino blanco extendiéndose ante mí,
destellos de nieve irisada de sol,
campos blancos, teñidos de largas sombras, azules y frías,
imbatible, con la fuerza de mi caballo, cabalgamos.
¡Qué placer la caricia del viento y del sol!
¡Qué placer! Con la vigorosa tierra, soy una.
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Si tuviera que escribirte
Alejandra Correa (textos) y Cecilia Afonso Esteves (ilustraciones)
Córdoba, Ediciones de la Terraza, 2017
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La familia Cubierto
Silvia Arazi
Fotografías: Leticia Fraguela
Buenos Aires, mágicas naranjas, 2017
Una familia muy gris
La familia Cubierto
era muy respetada en esta capital.
Gente elegante, siempre de guante,
siempre de gris.
Precioso auto, preciosa casa
y un perro gris.
Todo muy gris.
Una familia tan de ceniza
que daba risa.
Muy gris, muy gris.
¿Si tienen hijos? Sí, todos gris.
Seis niños grises
con muy buen porte,
muy destacados en los deportes.
Los tenedores: todos varones,
y una damita: la cucharita.
Seis niños grises, no muy felices.
Seis niños grises.
Qué gris, qué gris.
Como un cienpiés avanzan los Cubierto:
Todos muy juntos, vienen y van.
Va Don Cuchillo—va la Cuchara—los Tenedores—la Cucharita.
A Don Cuchillo, Pedro Membrillo,
le fascinaba ser escuchado.
¡Ser aplaudido! ¡Ser aplaudido!
Todo muy gris.
Era el orgullo de su familia
que lo escuchaba con devoción.
Siempre a su lado,
Doña Cuchara:
forma alargada, plata labrada,
muy escotada.
Gente elegante, siempre de guante,
siempre de gris.
Grises sus pasos, grises sus caras,
grises los sueños,
la mesa gris.
Gris las palabras, gris los retratos,
Macetas grises… ¡gris!
Una familia tan de ceniza
Que daba risa.
Tan gris, tan gris.
*
Veo veo. Conjeturas de un conejo
Laura Wittner
Ilustraciones: Mariana Ruiz Johnson
Buenos Aires, Ediciones Tres en línea, 2018 (1ra ed., 2015)
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Para llegar hasta el sol
María Cristina Ramos
Ilustraciones: Carolina Farías
Buenos Aires, Loqueleo, 2018
Bailar el día
Bailar el día, jugar la tarde,
soñar el mar.
Aire de quena, reloj de arena
para empezar.
Tal vez las olas son los minutos
que cuenta el mar,
tiempo que guarda la luna llena,
flor de azahar.
Tal vez el viento se lleva el tiempo
a algún lugar
donde la luna teje un desierto
todo de sal,
donde la arena de alguna quena
vuelve a sonar.
Bailar la tarde, jugar la noche,
soñar el mar.
*
Big Ben
Dúo Karma
Buenos Aires, pequeño editor, 2018
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Canciones faunas
Analía Giordanino
Ilustraciones: María Zeta
Rosario, Ediciones Silvestres, 2016
Lorito barranquero
Chamameceado reciteé.
(Reciteé: estirar un poco las vocales)
De los sunchos aleteando
voy buscando el terraplén
que me traiga al Alto Verde
pa encontrarla sólo a usté.
(Chamameceado)
No me rechace
por lagunero
que vengo chusqueando
revoloteando
embulliciando
repiqueteando
de islita en islote
mi amor barranquero
buscándola a usté.
No soy cantor letrao
soy rezonguero
yo voy loreando
desemplumando
alborotando
y ranchereando
siguiendo la boya
canoa y bote
buscándola a usté.
(Reciteé: estirar un poco las vocales)
De la Pelada he venido
al Alto Verde llegué
y de andarla rebuscando
verde y pelado me quedé.
(Sapucay)
Links
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