Stella Maris Ponce

La Voz (poemas del caleidoscopio)*

 

¿Qué es un poema?

el poema es una mesa
para apoyar las palabras
y que descansen y revivan
sobre la misma materia
de la que están hechas

madera oscura de ébano
por ejemplo, en versos herméticos
a veces lustrosos y apreciados como el cedro
o palabras con persistencia de roble

sin embargo mi poema elije
el sencillo eucaliptus de corazón
fragante, bálsamo para la voz
herida que cambia corteza áspera
por lonjas suaves

tal vez el papel, en su defecto, resista
el tallado silencioso de la respiración
que poeta y carpintero comparten
en el arduo oficio de construir apoyos.

 

Objetivismo*

todos nos subimos a
la carretilla de Williams
y nos caímos
mareados por el vértigo
del rojo
anémicos frente a los pollos
blancos

tanto depende de
uno


*
«La carretilla roja», William Carlos Williams

 

Fisiología

del camión de la basura que pasó de noche
cuando sacaba la bolsa a la vereda
recuerdo los ruidos

el motor con hambre de velocidad
su digestión lenta, las palas mecánicas
con hambre de residuos

los restos de dos días no alcanzaron
a tocar el suelo y fueron procesados
en el aire hasta casi desaparecer

adentro la casa parece más limpia
un cuerpo que ha eliminado sus toxinas
como si un viento hubiese barrido de golpe
toda huella de domesticación que cada objeto
aún no desechado recuerda
con su presencia imperturbable

 

Siembra

Parece mentira -dijo- de una semillita tan chica nace un árbol tan grande.

Es cierto -dije- aunque me pregunté si la vida sería siempre tan lineal.

En el silencio de la casa podía escucharse: Todos venimos de una semilla.

Él seguía en el patio sacando las pepitas de las vainas de ibirapitá
que habíamos juntado en la plaza y yo en la cocina
las pasaba a un frasco para llevarlas al campo.

No tenemos hijos pero de alguna manera la siembra sigue imponiéndose.

 

Naranjas al sol

un carro cargado de naranjas
a mitad de la cuadra
bajo el sol de la siesta

golpea el caballo los cascos
sobre el asfalto
golpea el chico el cajón
sobre la vereda

por esa necesidad
de fundirse en la música

cae una naranja y se parte
sobre el cordón

 

Médanos

ir de un abrazo a otro
recostarse en el hombro
del hombre
del hambre
cuando el amor
cuando la sed
dibujan círculos
en la piel dormida
y el vacío
y la espera
son médanos
que mueven
una arena muy fina
de un sitio a otro

 

Señales de humo

se quema y se extingue, pero antes el humo
disipa el cuerpo del cigarro
como si esparciera las cenizas de una muerte anticipada
esfumándose lentamente en esa brasa diminuta
que pelea con  la noche

así yo también me esfumo, pero antes me quemo
y quemo los restos del día y callo en cada bocanada
para que sean las hojas de tabaco
marcadas por el sol, como mi piel,
enrolladas en su propio destino,
las que hablen al arder y suelten
una delgada señal
de este íntimo incendio a dos voces

 

Incisiones

como el abrecartas que se hunde
en la página virgen del libro
sin dejar huella salvo una ligera aspereza
en el filo que se abre al texto todavía secreto

así el dolor se interna en el volumen intacto
del cuerpo y deja una herida apenas perceptible
que puede leerse cada tanto en la piel ajada
o en la mirada sin luz donde deshoja su misterio

 

Hipnosis

miro las cosas hasta borrarlas
los ojos inflamados por una rara
obsesión, encuentran el modo

clavar la mirada en un punto
fijo: la taza blanca

de allí moverla apenas
hasta detenerla en el té marrón

y así indefinidamente
del blanco de la taza
al marrón del té
para que los dos colores
resulten uno y todo
se diluya en el incendio de la mañana

resplandor que irrumpe
desde el patio y se resume
en el abismo blanco de loza
en el fondo de líquido oscuro
donde caigo y nado a la deriva
hasta alcanzar la orilla de ese objeto
llamado taza

en el cual aún se apoyan tus labios callados
que sorben un trago lento
y yo ciega de tanto ver, miro
una vez más
hasta hacerlos desaparecer
para que el borde tibio
no duela tanto al roce

 

Máquinas

después del despegue sin carreteo
el tambor metálico del lavarropas
comienza a girar y revuelve la ropa sucia
que la espuma disimula en nubes de color

ya la máquina en pleno vuelo
el ruido de a bordo es permanente
y se intensifica hacia el final
con el centrifugado. Como si se tratara
de un alunizaje hay que bajar
a un mundo blanco por el círculo de vidrio
sacar la ropa limpia y extenderla
en algún lugar mirando al cosmos

curiosa la ventana
por donde todo entra se procesa y sale
curiosa la nave
diríase un vientre con las vísceras en movimiento
o quizá el cerebro procesando recuerdos

¿será por eso que veo planeando suavemente en la cuerda
con ropa tendida, un imperceptible cordón umbilical
entre cuyos extremos el pasado y el presente
exponen sus huellas como trapos al sol?

 

* Nota de la autora.
La voz de la escritura y la voz del canto han sido, desde hace muchos años, dos vías de exploración de mi mundo cercano, el que me interesa mostrar a través de la creación. En Spirituals, un libro anterior, la música fue el detonante para la poesía. Aquí, en este corpus de poemas inéditos, la inspiración llegó a través de un objeto: El caleidoscopio, un artefacto que me invitó a examinar la realidad, heterogénea y variable, fragmentada y particular. Así como una caracola trae el mar, el caleidoscopio me trajo el pulso de lo inmediato, el latido de un microcosmos, la conexión de la percepción con una porción de lo material para traducirla poéticamente. El caleidoscopio como un microscopio, o susurrador, o tubo de ensayo para almacenar sensaciones en un archivo palpable. Experimentos de laboratorio con el ojo y el oído, para crear. Por ese aparato descubrí, en lo cotidiano, que las cosas tienen una voz, algo que decir o cantar o callar. El caleidoscopio casi como una cajita de música. Sólo bastaba dar cuerda a las palabras. Así, en las distintas secciones del libro aparecen objetos, frutas, dientes, carpetas, cuadros, cajas, basura, caracoles, cigarros, ropa, arena, como puntos donde una cámara hiciera foco o un grabador tomara un registro sonoro para dar a luz un texto. La suma de poemas intenta generar una estructura coral, con un ritmo marcado por diferentes movimientos musicales. El juego de espejos de ese juguete me propuso mecanismos para comprender algo así como la simplicidad y la complejidad de la invención.

 


Stella Maris Ponce (Concordia, 1963)

Es poeta, cantante, profesora de literatura y gestora cultural. Participó de la creación y del consejo editor del sitio virtual Autores de Concordia. Preside la Fundación Magister y organiza anualmente la Feria del Libro de Concordia y la Región. Fue becada por el Fondo Nacional de las Artes en el Programa Pertenencia-Poesía, en Entre Ríos. Recibió el Premio Pregonero de la Fundación El Libro de Buenos Aires. Coordina talleres de escritura creativa, ciclos de lectura y el grupo Poética Colectivo, de intervenciones urbanas con poesía. Inició la actividad musical en el Coro Tahil Mapu de la Universidad Nacional de Entre Ríos, y formó el Grupo Vocal Blues & Cía, de gospel y negro spirituals. Como cantante solista integra la experiencia artística en recitales poético musicales de jazz, blues, tango y poesía.

Poesía
Rituales de la Noche, Paraná, Ediciones Ríos al Mar, 2002
Spirituals, Buenos Aires, Ediciones del Dock, 2015

Antología
Mujeres poetas en el país de las nubes, México, Editorial Cultura Mixteca, 2007

Ensayo
Sonidos y silencios de la utopía en la poesía y la música, Asunción del Paraguay, Editorial El Augur, 2005

Links
Poesía. En Círculo de Poesía / Otra Iglesia es Imposible / Espacio Luke
Audios. Poemas / Entrevista radial
Videos. Lectura y canto / En Café Vinilo / Canal de YouTube, con canciones por S. M. Ponce