La siguiente es una selección de poemas de algunas de las novedades que recibimos en la primera mitad de 2018 y de varios libros editados entre 2015 y 2017 que no habíamos difundido. Otros títulos que nos interesaron, pero que no incluimos en esta ocasión, tuvieron su espacio en otras secciones de la revista o van a tenerlo próximamente. El orden de los textos y acaso la confluencia de sus sentidos responden a la lectura de su compiladora.
Indice de autores: Raquel Jaduszliwer* / Javier Galarza* / Romina Freschi* / Mercedes Araujo* / Luciana Reif* / Mario Montalbetti* / Ricardo Ruiz* / Carlos Battilana* / Luis Pereira Severo* / Gabriela Schuhmacher* / Eduardo Rezzano* / Paula Novoa* / Celina Feuerstein* / Mario De Luca* / Ivana Romero* / Brian Alvarez* / Gabriela Clara Pignataro* / Fernando Ayala* / Alejandra Pultrone* / Osvaldo Bossi* / Mario Nosotti* / Gustavo Yuste* / Julieta Lopérgolo* / Patricio Foglia* / Mónica Tracey* / Miguel Martinez Naón* / Rafael Gabino Britez* / Sofía Gómez Pisa* / Fernanda Nicolini* / Tito Manfred* / Ximena Espeche* / Carolina Riccio* / Pablo Queralt* / Juan Salzano* / Paula Irupé Salmoiraghi*
Raquel Jaduszliwer
Imaginar la ausencia
Así como al vampiro no le es dado reflejarse en los espejos
tampoco nos está permitido imaginar la ausencia
esto se debe a que no le ha sido concedida el acceso a la mirada
ni el don de los sonidos
ni una tonalidad propia, aunque más no sea para virar
hacia lo transparente
para poder imaginar la ausencia
pienso en el río inmóvil
pienso en lo que se oculta bajo la superficie
pregunto ¿dónde estará guardado lo que no se da a ver?
pero esa no es la ausencia
tan sólo son preguntas
fugan hacia delante
porque quién de nosotros querría en verdad saber
qué es lo que pertenece a los fondos del agua
para poder imaginar la ausencia
pienso en largos caminos
en distancia
pero esa no es la ausencia
es tan sólo la tristeza
memoria
camposanto
para poder imaginar la ausencia
pienso en mi madre que contaba con cuarenta y dos años el día en que murió
ya no se corresponde con nada para ver o tocar
entonces
¿cómo poder imaginar la ausencia de un desvanecimiento?
para poder imaginar la ausencia
me quiebro estas muñecas, esta frente
caigo sobre las piedras
y todos los razonamientos se estrellan como insectos
contra un vidrio impasible atravesado por la noche.
Javier Galarza
El tono del eclipse
El tono del eclipse llena el mundo
de sombras, forma de Alina
recortada contra las paredes.
El sol y la luna devorados
por las bestias que antaño
aterraban a nuestros ancestros.
Alunada, Alina me pide
que la desconozca.
La gente está en las plazas
y en los techos.
Querida Alina, no hemos dejado
de mirar las estrellas con nostalgia,
donde la vida o la muerte
podrían ser un efecto de luz.
Romina Freschi
Ejercicio Cósmico
)oo ooooo(*
inspirado en las obras de David Alfaro Siqueiros y Naye Quirós
¿Adónde fuiste, pie descalzo?
En los nervios del cosmos asoman
lunas secretas de Tenochtitlan.
¿Quién lo olvida, quién olvida sus
espejos simples de la tierra?
La memoria tiene dos ojos, uno
perdido en copias de la sangre, otro abierto
a calles que el abajo les tiembla.
La sombra del pasado se ata
al pasado que no sucedió.
Juan Gelman, El emperrado corazón amora
Los puñales siguen por tiempo y tiempo un odio de engranajes infinitos en busca de entrañas que ya no tiemblan, de corazones en cúpulas de polvo.
Miguel Ángel Bustos, Visión de los hijos del mal
)
Caídas las piedras de las grandes murallas, abandonados
los murales por los estados, explotadas las fábricas y sus bolches
sin camisa, agigantado el imperio
como un corazón enfermo, migas de pan semejan las esquirlas
del pasado con que juegan los niños y los viejos. Anillo de futuro
dirá la niña maya, boda, estrella con estrella, dos novias
la pasada y la que cuece, abuela niña, el futuro en pequeña nuez
para el cristal, sin alambre de púa, sin hambre
sin titanio de titanes ni delirio de viejos demonios.
oo
Hay una niña viva y una niña muerta, naye y calle, tangoa
y gotán, luna y guadaña de viejo muro, prenda de berlín
única prenda la piedra, señal del muro del viejo mundo mural
polvo de dioses, polvillo, huey tlatoani, cólera huey, ese ojo
mira su propio vidrio y se hace piedra preciosa del mirar
anillo sellado del pasado, hendido por un pico
que no cayó sobre su presa sino sobre la piedra
tesla solar, rayo que divide al mundo, agua y arena
divide vidas, divida como panes, rayo de la energía comunal
la obrera de la hoz pequeña, martillo relojero en mano, mazazo de boj
y entenallas, pie de reyes, al fin y al cabo, lo que se divide, suma
adenda, multiplica
la pequeñez de la arena es la muralla
mira al mar la tierra como una montaña
hecha de pequeños leones alfaro.
ooooo
la pequeña hoz con punta de rubí que brilla sobre la luna, joyesca
y la niña naye que pica la pequeña piedra, diamante
rosado y brillante del alba de la noche
estrella sobre real se vuelve al alzar
la pequeña mano la pequeña niña
portal de luna de noche, americana filma
el umbral del mural
de los cielos, tiempos alternos, futuros en revuelta sobre pasados
ruina que parece florecer primera
y última piedra es la joya, siempre mudo palacio del imperio
pluma de quetzal rota
quebrada de la memoria
pequeña piedra rosada se inserta como cola de escorpión
en el cuchillo alvarado, vuelve su aguijón
sobre sí y así estrella hace girar al astro
labio, astro mano de niña, piercing de tiempo, rubí
índice rayo de la serpiente
hijos nietos de david y millitzin, alfareros de lenguas rotan
el palacio en el cielo
ignoran el metal cortés de la espada
enceguecen al mirar un casco cabeza luminosa
de vaca de piedra de mendoza
garay, stalin, roca, julio, argentino
rota la selva con su luminaria rota en itzamcanac
o canaan, piedra de pan, cananea
la pequeña, piedra, pulsa el cielo y cae su luz
sobre su cabeza cual pirámide invertida
funesta, de la tierra, pero del cielo, pequeña niña de piedra pequeña
completa con ella uno de los murales que aíslan
el cubo del cielo, portada del universo
puerto de los siqueiros, puerto del Portugal
la pequeña porta la pequeña piedra del inmenso mirar
puñal espada de malinche y correa difunta, rafael, quito y guapulo
de nuevo
moral
corra contra el mito hernando alvarado con su nueva fachada
clave el puño sobre el puñal, caiga la granada
sobre león y natalia y cortés roca, rosas
trónchense todos los nombres con la misma espada
de roto espejo de color imperio.
(
Sin titanio de titanes ni delirio de viejos demonios.
O sí, para qué negarlo
el vuelto vuelve siempre
el reflejo de la estrella a la que vamos
es el pasado
futuro que redunda en todos lados
menos en la loca
rara, extravagante, boba
propia
piedra de una elección.
Reluce.
*
Mercedes Araujo
Un jardín en un brote
porque esplendor y follaje
son latencia
así como la falta
es provisión de la memoria
digo
mientras tus manos hábiles
desgranan
un racimo
de uvas azules,
los ojos clavados al techo.
Cuando las tareas se realizan
mínimas y a ciegas
en movimientos tan precisos
resulta una gracia
semejante a la del sapo
en la espera inmóvil
del insecto.
Es lo íntimo:
en apariencia
–sólo en apariencia–
lo simple equivale a lo puro
y lo ingenuo
a reír
cuando delicado
lo inminente estalla.
Luciana Reif
[Miro a la mujer…]
Miro a la mujer que espera el colectivo en Plaza Constitución
su cuerpo quebrado,
la piel estriada como una flor marchita.
Pienso en su maternidad, un conteiner
lleno de escombros, cinco hijos dándole vueltas
como insectos diminutos, colgándose
de su pecho, mordiendo la carne.
No puede dar más de lo que da y lo sabe.
Mira a los niños como perros,
quisiera ser la dueña que suelta el hueso
para que vayan a jugar a otra parte,
pero son como moscas adictas a los focos de luz.
Quisiera apagarse,
ser prescindible un rato apenas,
pero ellos siempre piden más,
pueden ser malvados, herir hasta el llanto,
decir cosas tremendas
sin que nadie los acuse.
Son la violencia con la que fueron concebidos
por su cuerpo joven y brillante
en el colchón de un cuarto cualquiera,
sus piernas abiertas, el forro de su chico sin forro,
total, no importa,
total, te acabo donde quiero.
Ahora vuelve a su casa en colectivo,
piensa en la cena y se abstrae,
tal vez sin querer se olvide
a un hijo en el asiento.
Mario Montalbetti
¿qué se mueve
¿qué se mueve sobre la superficie del lago
como una bruma pesada, o más bien
¿qué transa día tras día
para finalmente tranzar noche tras noche
o ¿qué amor nos ama como si fuésemos
seres necesarios, indispensables, o
¿qué nos une cuando caminamos separados
no, no sé hacer la pregunta cuya respuesta
es la muerte
Ricardo Ruiz
Huesos de otros vientos, Buenos Aires, Ediciones en Danza, 2015
[como quien]
como quien
con el ojo
escribe
en la mañana
que todavía no se ve
sobre sus hojas
su bruto resplandor
y en ella hace su casa
¿no abraza
en su mirar
lo concreto?
¿no toca real
esa su luz?
así
con la mano ve
esa la mañana
y en su hacer
en ella hace su casa
come de sus hojas
su bruto resplandor
y escribe
Carlos Battilana
Milimétrica
para C.
¿Qué será de este momento?
apoyamos los pies
en arenas movedizas
sé
por algún motivo
que nuestra fuerza
o nuestra voluntad de amor
–ese conjunto atribulado
de palabras–
quiere ser más de lo que puede.
En ese ideal
avanzamos
un poco ciegos,
iluminados
por una extraña fe.
“Señor, dios antiguo del amor
¿es posible rezar
en el constante sobresalto?”
Esa frase
que soñé
estampada
en un muro medieval
aún me mueve.
Sin demasiadas evidencias
conocen
los amigos, los seres queridos,
que el peligro acecha, pero más
el ahogo
por el callado cataclismo
del ser más frágil,
el más amado.
¿Cómo se hace aquí, ahora?
La mujer que más lo ama
lo arrulla con manos que no alcanzan
a trazar
siquiera
un límite
a tanta inundación.
Esa mujer
sin plegarias, despojada
de todo misticismo,
sostiene su fe
encendida de amor
en su caricia milimétrica
que nada puede ni podrá.
La mujer que más lo ama,
y que más lo acaricia,
respira
absorbe el aire con su cuerpo
así alcanza –dice–
así está bien
para dotar de significado
a las cosas incomprensibles del mundo.
Luis Pereira Severo
[A las 7 a m]
A las 7 a m
comenzó la matanza
Los lanchones cruzaron el Paraná
repletos de bosnios de georgianos cruzaron el
Paraná.
Por todas partes los cuerpos descuartizados
reliquias, relicarios
Tus pies apenas descalzos, las sandalias
corren por el descampado.
A cada uno su matanza, amor
Los lanchones en el Paraná
Las mutilaciones, las crueldades.
La matanza
los estampidos del lado del Paraná. la estampida
el color del estallido
El bando de los perdedores
huele mal
A ropa quemada
antigua chimenea
espalda con espalda
Antiguos uniformes en estado de desorden
desfiles en descomposición
Gabriela Schuhmacher
De “Caja 1”
Acheta domesticus (Grillo)
Negros y ocres de las casas,
no conocemos el estado salvaje.
Domesticados por la noche
cantamos a las hembras
en la boca del estío.
Vamos perdiendo patas
donde más nos escucha
el desamparo hogareño,
todos duermen y alguno de nosotros
roza sus alas intentando que alguien
muerda la punta de su lengua
y rompa el reposo.
Una hembra debió comernos vivos,
salvar la impureza a quien
levantó este cuerpo y probó.
Venimos de abajo, donde no cesa
la agitación amatoria, ni los cantos,
ni los cantos.
Eduardo Rezzano
Nocturna, Buenos Aires, Zindo & Gafuri, 2016
Fotografía
En una café de la calle Balcarce
me preguntaste por una foto
tomada de mañana sobre
la ventana abierta
me preguntaste más exactamente
qué había pasado después
si te había abrazado por detrás
te había tratado con delicadeza
familiaridad excesiva o
descuido
Pero yo estaba solo
en un café de la calle Balcarce
y la foto sobre la mesa me hablaba
quería saber sobre el después
de su instante de luz
Paula Novoa
2
Se vendió la casa de mi abuela
en donde se crió mi padre,
el último de sus hijos.
Anoche quise escribir un poema
que hablara de esa casa y los recuerdos,
pero sólo logré unos versos:
Se vendió la casa de mi abuela
en donde se crió mi padre,
que era el último de tres hijos.
Recordé que una vez
escondí un anillo entre unas piedras
como un tesoro,
un talismán,
un indicio de mi vida.
Entonces,
escribo:
Se vendió la casa de mi abuela
en donde se crió mi padre,
que era el último de sus hijos.
Ahora,
¿quién encontrará
ese anillo que escondí
para certificar mi existencia?
Celina Feuerstein
hoy me dijeron que despedida es
dejar
de pedir
y entendí tu ausencia
de otro modo
despedirse es arrojar
como quien tira una piedra al aire y
también
convertirse en mineral y rodar
desprendido
lanzado al viento
que mueve
todo lo quieto
no nos dijimos
adiós
solo volamos
despedidos
como flechas
desde el centro en línea recta
cada una al otro lado
del mundo
Mario De Luca
Para estar acá, Córdoba, Alción, 2018
Invierno
Cómo te entendí papá
cuando saliste
tiritando de la ducha
aquel sábado de julio
en tu casa de Almagro
apurado por decirme
–secame la espalda
como lo hace mamá
despacito
cubrila con el toallón
frotame suave y ligero
la piel
escamada y ocre
como una corteza gruesa
se descascaraba
después me pediste
en un hilo de voz
que te alcanzara el talco
y con los ojos muy abiertos
te vaciaste medio frasco
por todos los pliegues
eras un ciprés del sur
los nudos nevados
el tronco
inclinado
la forma del invierno
Ivana Romero
[Eran unos cangrejos…]
Eran unos cangrejos sobre fondo verde veronés.
Un cuadro raro de Vincent
que a falta de mejores modelos
usó lo que tenía a mano.
En esa época se mudó a un tallercito blanco
en Arlés.
«Te parecerá gracioso que el retrete
se encuentre en casa del vecino», escribió
a su hermano Theo.
También le contó que colgaría
estampas japonesas en la pared.
Quizás la chica sentada a mi lado sea japonesa.
Tiene el vientre muy abultado y una campera
plateada.
Al lado está su madre.
Le acaricia la panza un instante y vuelve a sus cosas,
a la guía del museo que lleva entre manos.
Alguien me dijo que las mujeres se vuelven un poco locas
cuando se convierten en madres.
Vincent también se volvió loco
de amor, de tristeza
de aguda fantasía y desasosiego.
Todos podemos volvernos locos alguna vez.
No estamos a salvo, como esos cangrejos
que ya son arena o piedra calcinada.
Escribo estas cosas
en medio de una mañana color trigo,
tan quieta que casi puedo tocarla
como un vientre grávido que respira profundo.
Vuelvo a respirar
después de varios días a la sombra.
Ahí están tus zapatos negros
para recordarme que viajamos juntos
que eso no pasó hace tanto.
Ya está bien con esto de caminar hacia atrás.
Miro tus zapatos,
pienso que volverás en unos días
y que esta vez no me dará miedo
el silencio de la noche
ni las distancias
ni mi propia sombra.
Tampoco el pasado.
Los cuadros tienen adentro otros cuadros.
Yo no tengo chicos adentro mío
pero sí una tristeza antigua,
envuelta en su capa verde.
Brian Alvarez
[No hace sentido…]
No hace sentido el mundo no hacen
sentido las palabras
no hay costura entre ellas
no hay costura a reparar
no busques un estado anterior perfecto
al que volver
al que llegar después de cuánto sacrificio
los hombres tienen miedo del fracaso
las mujeres tienen miedo del fracaso
y hacen tan poco es
tan escaso el riesgo
en economía la escasez aumenta los costos
no uses la economía en tu esperanza
demasiado ocupados en ponernos serios
no sabemos
no podemos saber
cómo inventar lo que no está.
Gabriela Clara Pignataro
Por las astas
Como quien baila en una ciénaga
y no teme hundirse
hay quien dibuja un abismo
y no teme caerse
como sentir la vida una costura
en el cuerpo de la muerte
punto a punto saltarán los hilos
con el tiempo vendrá el diluvio
así esto, mientras tanto
pienso en alguien
una imagen persistente de la sangre
para asirme al día
como un toro a sus pasos
con un cuchillo y ojos cerrados
atravesando a cara sucia
la resolana voraz
de la noche de los poderosos
que comen a espaldas nuestras
el trigo aún no cosechado.
Fernando Ayala
Conurbano, mano de obra, Buenos Aires, Barnacle, 2018
# I
Conurbano
tortilla, chicharrón, parrilla
grasas, talleres, fábricas
faso, alita, querido
vueltas, paredones, pasillos
mate, tema, maté, morí
alianzas, burocracias, democracias
turnos, colas, multitud
tinglados, bases, canchas
terrenos, casas, casillas
changas, charlas, chamullo
cuentos, relatos, leyendas
fusilados, desaparecidos, aparecidos
transas, arreglos, coimas
barrios, pueblos, deseos
balas, piedras, cubiertas
fuego, aire, incendio
ritos, soluciones, anarquías
verde, verdad, vida
machismo, marchito, marica
perros, loros, gatos
sirenitas, gendarmes, pitufos
corto, cuero, cuerpo
colores, sabanas, sueños
presión, diabetes, sida
hambre, olla, pan
locura, soledad, desgracias
dioses, paganos, pagados
derroches, reproches, ansias
amor, pasión, hijos
padres, abuelos, niños
pelotas, pistolas, pistas
desesperación, desesperanza, desamparo
naufragio, fragilidad, ternura
baches, bochas, borrachos
sedes, mutuales, clubes
humanos, demasiado, humanos
conurbano, mano de obra.
Alejandra Pultrone
[Encuentro tu letra.]
Encuentro tu letra.
Viejas dedicatorias, las bromas escritas para divertirnos,
Las listas del supermercado.
Todo lo insignificante brilla.
Me aferro a esos papeles con desesperación de náufrago.
Osvaldo Bossi
VII
Podría haber buscado
el consuelo de las palabras.
Su punto de partida
hacia el mundo, su zona
cargada de poder y revelación.
Pero no, preferí ser
una horda viviente, una pesadilla
en la vida de mi amigo
-de mi amigo…
Una bomba de tiempo
instalada en mi corazón.
Mario Nosotti
[Me voy…]
Me voy por unos días. A buscarlos.
Es un celo constante guardar
ese poco de sol en un pequeño espejo.
Voy a desenrollar mi indecisión en el silencio.
Calles de tierra, mate y animales.
Un ritmo imaginario. Real que se me imponga.
Líbrame en este día de tener que elegir.
Poco después se encuentra en el tembladeral
del tiempo libre. Se deja suceder.
La mirada atraviesa los exvotos leñosos
de una forma tronchada. De lo que fue la huerta
flamean unos trapos, atados a las cañas.
Un pájaro en la viga va desnudando el grano
golpea la piedrita
y pudo ser el ruido donde alguien te llamaba
en el sueño de la noche anterior.
Acá no llegan cartas, no hay señal.
Entre los pinos sube el humo blanco
de los que cuecen algo.
Hace más de seis meses navega entre dos casas.
Ahora se detiene. Escucha.
En un cuaderno aplica
lo que juzga importante.
Apartado de todo lo que amaba
su desierto lo condujo hasta acá.
Gustavo Yuste
A pesar del invierno
Detrás de tu bufanda
hay un gesto
que no puedo terminar de descifrar:
ayer fue el día más corto del año
y nosotros no estábamos preparados
para la extensión de esa noche.
Vistos así,
como falsos esquimales
que cruzan una avenida en silencio,
nadie tendría nada para sospechar.
Sin embargo, un crujido imperceptible
acaba de sonar entre nosotros dos
y es solo una cuestión de tiempo
para que las luces de tu orilla
tengan el mismo tamaño
que esas luces de navidad
brillando intermitentemente en un balcón
a pesar del invierno.
Julieta Lopérgolo
[Limpia de la resaca…]
Limpia de la resaca de la noche
pulo sileciosamente mis gestos.
Ordeno como si fueran cosas
mis preguntas.
El cuerpo que se despide
¿adónde va?
¿Y si no es él quien se despide?
¿Qué lo abandona?
¿Qué le cedo?
Hay ecos de la noche dormidos
en mi mesa,
mitades de sus pasos detenidos
en el cuarto que ordeno
alumbrado de preguntas.
Patricio Foglia
[una parte de mis días]
una parte de mis días
la dedico a lavar los platos
un poco de detergente sobre la esponja
un poco de agua
después la espuma para recorrer
las ollas los vasos
yo encuentro
en la mecánica de la limpieza
mi nieve incesante
mi reposo
mi mente en blanco
mamá
nunca fuiste la típica
madre ama de casa
pero me acuerdo de cómo lavabas
de tus guantes
impecables tus uñas pintadas
a lo mejor este sea un homenaje
una extraña despedida cotidiana
la forma en que me convierto
poco a poco
yo mismo en mi propia madre
Mónica Tracey
[Hay ramas…]
Hay ramas que se yerguen rectas
para beberse toda la luz y todo el cielo
cuando nada ni nadie las distrae
son voraces con lo abierto
beben el néctar gloriosas lo muestran
vivas como nunca tan bellas
bellas hojas oxidadas
bellas ramas desnudas
bellos troncos encendidos
bello el amor de los árboles y el tiempo.
Miguel Martinez Naón
[Se desune…]
Se desune
la muerte de mi viejo se desune
No me apura el mar con toda su ceniza
no me apura el recuerdo con toda su inocencia
se puede ensayar todavía
y se puede militar
Yo digo que vamos a hacer la revolución
y mi viejo se distiende sobre el mar
y sonríe
Por debajo de su locura
es un muerto a caballo
que mancha
Rafael Gabino Britez
17, el regreso
antes de la última tormenta
mi padre me dio un abrazo
me entregó su sombrero
una camisa blanca
(una rosa de los vientos
bordada en el pecho)
una antología de poetas latinos
un libro con estampas
de la Guerra del Chaco
un cuchillo de campo
eso es todo, me dijo
y se quedó extasiado
en la mancha de la pared
veía un mapa
de la ruta a su pueblo
Sofía Gómez Pisa
[ahora que…]
ahora que freelancear es mi tarea
el repost se convierte en el alimento del día
como un dispositivo de mi propia ambición
miro todo desde este otro lado
donde la quietud y la paciencia
se asemejan
como un animal que despedaza a su presa
que la escrutiña
mientras prepara la sutil confluencia del like.
Fernanda Nicolini
Marcela
I
Cómo se construye una vida
no es una pregunta
es un estado de vigilia
una ansiedad convertida en círculos
aunque ella no piensa en círculos
sino en dibujos sin hacer
en números que se unen por líneas
que en este caso
desconocen la ley de la secuencia
el dos no sigue al uno
y no hay modo de que lo haga
están los espacios vacíos,
la incógnita, el tono de una voz perdida
nadie la grabó y ¿sabés qué?
las voces no quedan en la memoria
como el olor de una tarde de diciembre
el zumbido del tiro que te parte la columna
el grito que congela tu nombre de guerra
en un barrio que huele a mierda
¿Reconocés su voz? ¿Podés escucharla?
Ninguno puede: ellos también quemaron fotos
y guardaron imágenes en calles de tierra
para compartir con nadie
y no la oyen
Cómo se construye una vida no es una pregunta
es un estado en el que las dimensiones
se comprimen y el tiempo no es más
que un modo de ordenar la distorsión.
Tito Manfred
[Difícilmente…]
Difícilmente escribiré sobre la luz filtrándose entre las hojas del cerezo o de la belleza de los adolescentes que vuelven a casa luego de sus exploraciones nocturnas. No hay belleza en esas cosas, ni en el lenguaje, ni en las imágenes que median entre lo uno y lo otro. Seguro estoy equivocado. Solo sé que no han sido mis mejores días, ya que no tendré mejores días y que odio ese trabajo, y quizás sea esta aversión a mis obligaciones lo único que me va quedando. No creo en la poesía política, pero si me preguntaras qué significa para mí la escritura, te respondería: es esto que hago en lugar de aquello para lo que me pagan.
Ximena Espeche
DOS
I
hubiera preferido que el tiempo pasara sin darme cuenta
y que las cosas que marcaron otros tiempos no fueran estas
tan cordiales y atentas, con el placer que me da verte
cuando bajás las escaleras para buscar algo, o alguien
que ahora no soy yo, sino algo traslúcido
en una onda, en el agua y en la circunferencia de un cielo
mucho menos azul que el de las tormentas de antes
cuando éramos tan chicos, que escondíamos
hasta el más mínimo saber sobre el mundo.
ahora, cuando estemos frente a frente no quiero hablar primero
decir que las cosas son de una manera y comprobarlo
como siempre sucede cuando la verdad se impone en el cuerpo
y el tiempo por fin se para.
ahí es el dolor máximo
porque antes se creía en la mutación de las palabras
y ahora me pierde la lengua
y el terror entra por la piel hasta que la costra
se haga más profunda y ya no oculte
sino que sea sólo herida sobre el cerebro
una apertura que se cierra sobre sí misma
tan infinita que todo el saber puede acapararse
en una sola mano
qué digo, entre dos dedos,
como una pestaña a la que se le pide un deseo.
y esa estupidez, la de pedir un deseo a una pestaña
algo que ha caído y a lo que se confía todo el futuro
a ese acto le corresponde la peor verdad de todas:
el mito del amor.
Carolina Riccio
El banquete
Desciende a los infiernos,
tironean de su cabello
pero ya es un cuerpo
sin alma,
repiten los que la reciben.
No hay copa
no hay plato para ella
sin embargo,
es el motivo del banquete.
Virgilio ven,
le escuchan decir por lo bajo
y se burlan
sin piedad,
igual que aquel día en la plaza
cuando el vestido rosa
dejó entrever su bombacha.
Pablo Queralt
[Todavía sabíamos…]
Todavía sabíamos asfixiarnos en ese metro cuadrado
de la ignorancia
con su horror con su oxígeno mentiroso que se propaga nimio
y dócil en su línea de oscuridad con ese otro placer
que es otra tristeza más en las capas del día del antiguo calendario
donde otro día es el mismo día.
Ahí aprendí a manejar los sentidos cuando un sentido queda
traspasado transminado en su propio vacío se acostumbra
a vivir así su momento de silencio
como un temblor que se mezcla con otro
que calibra el impulso y hace clic
para que no nos quedemos más de lo debido
a probar cualquier cosa.
Juan Salzano
6
“¡Hipercolibrí, lanza relámpagos!”
Dicen que este podría ser un camino
hacia el corazón de la materia, algo firme
y modesto como una mosca
promiscua sobre la fruta, o más bien
la boa perimetral
y despedazada que anida
en tus ocho cardinales (contalos:
hay ocho y sin duda puede
haber más). Habrán de venir
sonando esos cascabeles
hacia el planeta eclipsado
que tus gestos diseñan,
desenfrenados, cual corazón
hundido en la materia. Dicen que este
podría ser un camino, uno
entre otros.
Paula Irupé Salmoiraghi
Arte poética
Que todo se sacuda en vos
como el fondo con tierra
de un tarro sucio.
Que se enturbie el agua
que el poema
sea la vieja del agua
que chupa la mugre.
Valeria Cervero (Buenos Aires, 1972) es poeta; se desempeña como correctora de estilo y editora, especializada en poesía argentina y literatura infantil. Publicó cadencias (edición de autora, 2011); el libro-álbum escondidas (Ediciones del Eclipse, 2013), en coautoría con la ilustradora Vivi Chaves; equilibristas (Colectivo Semilla, 2014), Sin órbitas (El Ojo del Mármol, 2016), madrecitas (Barnacle, 2017), Seres pequeños (Hemisferio Derecho, 2018) y Sibilejo (Editorial Maravilla, 2018). Compiló los dos volúmenes de Poeplas. Antología de poesía argentina para chicos (e-books, Poesía Argentina, 2013, y op. cit, 2017, disponibles aquí). Desde 2013 hasta 2017 llevó adelante la antología de poesía argentina actual en De lo que No Aparece en las Encuestas. Integra el staff de nuestra revista op. cit. y el colectivo Poetas por el Derecho al Aborto Legal. Administra los blogs Mordiscos y Deversoaver.