A nuestro pedido, el escritor y músico Germán Arens presenta una galería de pinturas de personajes que suele publicar en las redes sociales. En el siguiente texto, cuenta su historia con el dibujo y el color.
Mi relación con el dibujo comienza a los ocho años. No sé por qué razón quise armar mi propio álbum de figuritas y empecé a copiar a los personajes de las revistas Hijitus, Isidoro, Condorito, etc. Me veo en mi memoria contando dibujitos antes de guardarlos en la campera y ponerme a juntar sapitos en el patio de una casa en la que vivió mi padrino a orillas del río Colorado. Con el tiempo esa motivación desapareció y nunca llegué a completar el álbum que había diseñado. Si mal no recuerdo Scooby Doo fue mi último retratado.
Años después, en la secundaria, tomé la birome para dibujar una casita, la misma que dibujé, y escribo esto sin exagerar, unas mil veces en mi vida (casita, árbol y sol —casita, árbol y sol— casita árbol y sol). El dibujo nunca estuvo entre mis intereses principales, siempre sentí que tenía pocas condiciones para dar con la luz, coincidir con las formas, perspectivas, etc.
Cuando a fines de los ochenta estudié publicidad volví al dibujar, en esa oportunidad con lapiceras Rotring. En IDEA conocí a mi amigo Francisco Berola. Con él ideamos Ballester Molina, una historieta que guioné y que Francisco dibujó. Pensando en encontrar una actividad laboral que me permitiera cierta independencia, junto a mi hermano Sergio nos iniciamos en la fotografía y decidimos hacerlo con responsabilidad. Tomamos algunos cursos, Sergio de maquillaje con Nerón Kesselman, yo de iluminación artística con el iluminador de Rolando Rivas, taxista. Éramos fans de Saudek, Avedon, Witkins, Diane Arbus y muchos más. Hicimos fotografía social y dimos talleres; mientras tanto intentábamos nuestras primeras fotografías de autor, primero en blanco y negro, después aparece la pintura e incorporamos anilinas y acuarelas. En el 2005 abandonamos la fotografía.
Volví a dibujar recién en el año 2015 para ilustrar a Cagliero (Libro de poesías). Por esos días, una tarde tomé un pequeño bastidor de los que usaba mi hija y con acrílico pinté mi primer cuadrito, un ovni sobre un prado de flores. Desde ese momento lo hago con continuidad, a veces para retratar a gente que conozco y otras para que seres incorpóreos se den a conocer por medio de los colores.
Datos, obra y enlaces del autor, aquí en op.cit.