Mercedes Araujo. Así es el fuego

Así es el fuego, de Mercedes Araujo, La Plata, Club Hem, 2018

Trabajar para salvarte

pensar en números
labores para el desconsuelo
del impulso a la fuerza
un destornillador flaco
pero hiriente
destroza la escarcha
sobre el pasto raya
con trazos iguales
a esas arruguitas en tu frente.

Insomnios, viejos ramalazos
la vida simple del martilleo
y el sueño
de esa antigua casa de madera
que fue tu infancia
un poco derruida, decís.

Tablón por tablón
habrá que desarmarla
mudarla
frente al abismo de un océano
desandar la rutina
del jardín perdido
trazar planos
ensayar cifras.
Mirá esta casa te acordás
cuando era un viejo stud
desmantelado
y en lugar del jazmín
florecían cardos de cobre.

Dijiste que tu madre
lloró de miedo
frente a los escombros
irremontables.

Mirala ahora
fíate del gato que es el rey
tan importante
en nuestra conversación
y nada tiene por hacer
salvo abandonarse
estirar las patas y medir
el espacio con los bigotes.

Cuando llueve y truena
el cuerpo manso
o el guerrero
se refugian igual
uno
más cansado que el otro

¿eso es triste o es alegre?
Es triste y es alegre.

 

Un viejo trae su balsa

colmada de naranjas
sin tener que llegar
por fin ni nunca
a tierra firme, una suave
reverencia
al de la canoa mitad
hombre
mitad vertebrado
y allá viene esa mujer
parecida a un tiburón
la gorra amarilla es la aleta

en el agua se abre paso

en el agua que es su piel
y las escamas del cuerpo
del río mismo
se desplazan
hacia el intercambio
sin palabras
uno lleva flores
el otro hojas de palma
ella bananas.

 


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