Geraldine A. Ruiz. Poemas traducidos

Poemas traducidos
Geraldine A. Ruiz
Buenos Aires, Mar de Fondo, 2024


Llego tarde, como siempre

después de masturbarme con delicadeza de azafata
he tenido tanto de mí, demasiado de mí
que todo lo que escribo rehúye
se hastía, prescinde

hostia es para mí lo que me aparta de mí
lo que me niega
soberana entrega de otredad y abstracción
y decanta lo que de mí aflora
y lo integra al mundo
en silencio

el digno sarro de los baños públicos
un perro muerto en la ruta
los hematomas del placer, los del terror
tu hija que lleva mi nombre
de mí no saben nada


La paz es comerse a la paloma

el fuego no se domesticó solo
ni las hogueras se avivaron a sí mismas

un rayo cayó y te encendió el pucho
y la cara se te iluminó
(juventud y/o muerte)

en la noche, noche fácil, noche sin esguinces
me limpiaste los dientes con una rama
de olivo; descubrimos
el hambre de otras formas


Una maceta en un barco también es una isla

Beatriz, no pude con la pasiflora que traje de casa
le digo
si no es el sol que me la quema son las hormigas o las heladas

eso nos pasa por cambiarlas
de hábitat
y esperar que florezcan

me dice, apacible
envolviendo con arte
un jazmín paraguayo

(al instante mi isla se eleva
viaja y se estrella
contra su ojiva inmóvil)

llevo tierra,
le digo, me dice
dale, viene por litros
(susurro)
o por herencia


Poema con libro cerrado

en mis pagos no existe el otoño, existen
los charcos barrosos por pisar
las flores del roble y la brisa que está o no está, con maestría;
las tejas de las casas o reposan o se van volando
y no hay goteras, no
monasterio o cataclismo, es
festival o sepelio y en ambos
la luz se prende o se apaga, no se cuela;
no existe el otoño, no se llora en mis pagos
en las dársenas o se espera, no se prepara uno
para el frío posible de la noche, no podría
un turista descubrirte cerrando el libro
porque te distrajo cómo caduca el fresno
glaciares sembrados de hojas, al norte
no, todo nace o se extingue, nadie
pondría música de fondo para hablar de forma
sin siquiera intentar pararse y bailar
la forma, digo, es siempre
vendaval o remanso, sin proceso
y se está o no se está, con maestría



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