Santiago Sylvester. Tal vez llegue caminando

Tal vez llegue caminando
Santiago Sylvester
Buenos Aires, Barnacle, 2023


(frases que cambian su sentido)

La ironía del tiempo está siempre corrigiendo frases.

“Ya no fumo”: deja de ser un comentario para ser una alarma.
“El paso del tiempo trae consuelo a todo”, ¿qué significa cuando ya
…………….no trae consuelo al paso del tiempo?
“Los años no vienen solos”: un aforismo que acaba en amenaza.
“No me gusta esta época”: el que lo dice ¿sabe que no tiene otra?
Y entre estas dos frases: “Todo está por hacerse” y “Ya no hay nada
que hacer”,
lo que ha pasado es nada menos que la vida.

Frases que pierden su inocencia, y no tienen la culpa
de convertirse en epitafios.
En cuanto al tiempo,
que corrija frases,
pero que no abuse con decirnos siempre la verdad.


(el ejemplo de Homero)

Se dice que era ciego
sin que sepamos exactamente cuándo;
que fue uno y fue muchos
sin que sepamos exactamente dónde.
Tejió mitos y creencias para inventar el mundo conocido,
habló como si le gustaran todas las lenguas
y anunció que lo posible es, sobre todo,
lo que no sabemos si existió.
Damos por cierto que vivió cerca del mar.


(siempre hay una estrella que quiere extraviarse)

Sale por el Norte, se muestra al mediodía;
es impuntual, no le importan los puntos cardinales ni las leyes de tránsito.
Le gustan los bares de mala muerte;
invade una órbita ajena, llameante como una
respuesta perentoria,
siempre atenta al erotismo de la naturaleza: al espectáculo de la
…………….lluvia revolcándose en el mar.
Con ruta marcada y horario fijo,
no quiere que su larga caminata sea sólo por el cielo.


(la memoria a los 80 años)

La memoria: una buena compañera de viaje.
Me sigue a donde voy, pondera lo que sé, disimula
lo que ignoro
y defiende sus versiones:
………………………………………………un sitio para ver el mundo,
guarida contra el descampado.

Por el trato que tenemos,
juego todavía en un patio de Salta,
camino por lugares que conozco y por otros
que conozco más porque no existen;
una chica me trae una cerveza y no deja de mirarme;
una mendiga grita en la calle: amenaza con la boca mientras pide
piedad con el resto de la cara.

Los recuerdos
no son sólo ladridos del pasado, y la nostalgia
no ayuda con su olor a incienso, a casa polvorienta;
se trata de estar al acecho, de las conversaciones que tendremos.
Y en cuanto al olvido, no es sólo olvido sino necesidad: que los recuerdos
no ocupen todo el sitio del presente
y la memoria no termine siendo un libro de meditación.



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