Guillermo Kuitca

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“El acto de pintar es para mí cada vez más intuitivo”.

Guillermo Kuitca (Buenos Aires, 1961) es uno de los artistas plásticos argentinos más reconocidos en el exterior. A continuación, una presentación estética y biográfica y una galería virtual de algunos de sus trabajos.

Por Marcelo Leites

♦ «Me interesa la pintura como campo que se expande, pero esa expansión no necesariamente tiene que ver con el volumen, con el salir fuera de ella. Me interesa la exploración de los límites dentro de la pintura. Es contemporáneo pensar la extensión dentro de ella”.

♦ Estudió en la escuela primaria de «Ángel Gallardo», y en el año 1970 comenzó sus estudios de pintura en el taller de Ahuva Szlimowicz, con quien continuó trabajando durante los siguientes nueve años. En el año 1974 realizó su primera exposición individual en la Galería Lirolay y en ese mismo año ingresó en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza. De manera simultánea, concurrió al taller de Victor Chab hasta el año 1977. Al año siguiente completó su bachillerato en el Colegio Nacional Sarmiento. Aún en la casa de sus padres, pintó La margen, La represa y otros óleos y collages de gran tamaño. En 1979 instaló su primer taller en la calle Larrea al 800 donde comenzó a dar clases de pintura. En 1993 se muda a su actual estudio en el barrio de Belgrano, donde sigue enseñando pintura hasta el día de hoy.

♦ Desde la década de 1980, la obra del artista se ha caracterizado por las imágenes recurrentes, sobre todo: cartografía, decorados de teatro, planos arquitectónicos, mapas de carreteras, camas, secuencias numéricas, carruseles y música, a través de los cuales, Kuitca explora los temas universales de la migración y la desaparición, la intersección de espacios públicos y privados, y la importancia de la memoria. Abarca dibujos, collages, instalaciones y pinturas. Sus obras parten de una figuración narrativa neo-expresionista, pero llegan a lo abstracto y a lo simbólico. Hay una representación de un individuo débil o vencido, inmerso en su propio drama, imposibilitado de salir de sí mismo o de liberarse.
En 1982 recibe el Gran Premio de la Bienal Arché y es elegido el Artista Joven del Año por la Asociación Argentina de Críticos de Arte por la serie «Nadie olvida nada». «Ese año pasaba de todo en la Argentina y le dije adiós a lo que había hecho antes. Fue un movimiento de mucha introspección e intensidad».

♦ Entonces surgió la serie «Nadie olvida nada», germen de lo que vino después y núcleo del que parten sus muestras antológicas. Casi contemporáneamente parecería ser también el momento de una toma de conciencia por parte de la crítica de la presencia de rasgos posmodernos en el arte argentino, si bien la posmodernidad era la tónica general del momento. La obra de Guillermo Kuitca en sus diversas etapas encarna de un modo profundo el final del siglo XX. Y esta es probablemente una de las razones de su amplio reconocimiento internacional.

♦ En 1992 fue invitado a participar en la Documenta IX de Kassel, donde presenta una instalación de veinte colchones, ese mismo año participa en Artistas Latinoamericanos del siglo XX, organizado por el MoMA. Kuitca exhibió su trabajo en los museos más importantes y forma parte de las colecciones más prestigiosas, incluyendo el Met, MoMA, The Art Institute of Chicago, The Tate Gallery, Stedelijk Museum and Museo Hirshhorn. Su trabajo ha sido incluido en un gran número de muestras internacionales incluyendo en el 2007, la Bienal de Venecia.

♦ Cabe destacar que algunos críticos han considerado que Kuitka ha hecho el exilio al revés: vivió y trabajó siempre en la Argentina, pero expuso siempre en el exterior; estuvo, de hecho, 17 años sin exponer en nuestro país, hasta que finalmente realizó una retrospectiva en el Malba, en el año 2003, que ocupó todo el espacio disponible del museo (su obra es muy prolífica). Es, desde hace años, el artista argentino más cotizado internacionalmente. Y, sin embargo, en una expresión, no de humildad que quizá sea una cualidad inexistente en cualquier artista, sino de conciencia de los límites, cuando un periodista le pregunta el motivo, Kuitka le contesta: «No tengo la menor idea, sé que trabajé mucho. Mi vida es básicamente haber trabajado en mi obra, haber dado lo mejor y lo que podía, pero eso no quiere decir que los demás lo vayan a reconocer siempre y en cualquier lugar».

 

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