Poemas de Fabrício Marques. De la antología Fuera del alcance de la memoria

Delante de nosotros mismos

Fuera del alcance de la memoria. Antología poética (1998-2018), Perú, Vallejo & Co., 2019. Traducción: Agustín Arosteguy.

Por Anelito de Oliveira

La antología Fuera del alcance de la memoria, del poeta mineiro Fabrício Marques (1965), reúne una serie de poemas traducidos por el escritor Agustín Arosteguy. La publicación es de la editorial peruana Vallejo & Co., con apoyo de la Biblioteca Nacional de Brasil. Tiene el mérito de poner a disposición de los lectores de lengua castellana la producción de uno de los nombres más respetables de la escena poética brasileña aparecidos en los últimos 20 años. Estimula, por otro lado, evaluaciones críticas de la trayectoria de una poética peculiar.

Después de las primeras producciones artesanales que tuvieron circulación restringida a principios de 1990, Marques apareció nacionalmente en el 2000 con el libro Samplers (Relume Dumará), trabajo premiado en un concurso promovido por el gobierno del Estado de Bahía/Brasil. Los siguientes tres libros consolidaron al poeta nacido en 1965 en la ciudad de Manhuaçu, ubicada al este de Minas Gerais: Meu pequeno fim (Scriptum, 2002), A fera incompletude (Dobra Editorial, 2011) y A máquina de existir (Pedra Papel Tesoura, 2018).

Fuera del alcance de la memoria nos invita a pensar sobre el movimiento de la poesía de Fabrício Marques en la contemporaneidad. En primer lugar, sobre cómo un mismo “vehículo”, el repertorio legado por la modernidad, es operado por este poeta, sobre lo que lo diferencia en medio de los poetas que constituyen, a efectos de la historia literaria reciente, su generación. 

Se ve que se trata de un poeta en tránsito permanente, cuyo rasgo distintivo es la no permanencia de la forma. Las oscilaciones formales denuncian un malestar del sujeto histórico, de aquel que se define en relación con los objetos mundanos, materiales, situaciones, etc., no en abstracto, encerrado en un idealista universo particular.

Extraído del enigmático «En la estación», el título de la antología metaforiza, con precisión, el lugar de paso, la instancia transitoria, como referente fundante de un gesto poético. La poesía es, para él, lugar de llegada y partida, espacio móvil, donde la producción de sentido consiste en el movimiento de datos diversos, imágenes y relatos, para configurar microestructuras reflexivas. Estas se sostienen más allá del horizonte estético, como investigaciones éticas capaces de interesar a lectores de tiempos y lugares diversos.

Este modo de hacer es muy revelador de la naturaleza del poeta, una presencia discreta entre sus pares generacionales, un extranjero familiar, digamos, que se inscribe en el horizonte lúcido-lúdico de Sebastião Uchoa Leite y Affonso Ávila. La «extranjería» del autor, su disonancia en relación a una gama de emuladores de João Cabral de Melo Neto (1920-1999), es lo que esta antología exhibe de más valioso al público lector castellano.

La fuente literaria más alejada de esa «extranjería» es la corriente «coloquial-irónica» del Simbolismo francés, para recordar a Edmund Wilson (1895-1972). La fuente intermedia es Carlos Drummond de Andrade (1902-1987) de la producción inicial y última, bastante «periodística». La fuente inmediata es Paulo Leminski (1944-1989), referencia de enfrentamiento clínico del poema, siempre percibido como máquina a ser montada y desmontada, para funcionar extrañamente – o hasta para ser disfuncional.

Este funcionamiento extraño muestra una complejidad pertinente al yo enunciador, sobre quien habla en el poema, como observó, en relación a Samplers, Ricardo Aleixo. El artificio proporcionado por el sampler, efecto producido maquinalmente, es la mezcla de voces, resultando en la confusión entre la voz del poeta, la voz del poema, la voz del lector y otras tantas voces, instaurándose una atmósfera babélica.

El riesgo que el poeta corrió, a lo largo de sus cuatro libros, fue mezclar voces diversas sin perder su propia voz, su identidad diferente. Se puede decir, delante de Fuera del alcance de la memoria, que una especie de «transvoz», resultante del tránsito entre voces mezcladas, se presenta aquí como voz propia. Esta voz se constituye de forma performativa y, por eso mismo, no nos expone una esencia personal, sino una experiencia común, colectiva.

Los poemas como «Tótem para el homo zapping», «Mi humanidad» y «Esmoquin y estricnina», son ejemplos de la «transvocalidad» que pasó a constituir, precisamente a partir de A fera incompletude, la particularidad vocálica del poeta, proceso que tiene su impulso fundamental en algunos poemas de Meu pequeno fim.

Este proceso está marcado por un fracaso gradual de la idea de lírica, que tiene, como contrapartida, un devenir narrativo en el poema, configurándose un tipo muy productivo de relación antagónica entre la creación poética y la vida social, diferente de aquel percibido por Theodor Adorno (1903 1969) al reflexionar sobre lírica y sociedad: cuanto más interior, más subjetivo, más expresivo sobre el exterior, el mundo objetivo.

A partir del afuera, a partir del distanciamiento que el dispositivo épico proporciona, no del adentro, con los arrebatos del yo, es que una cartografía corrosiva de la experiencia social se evidencia en la poesía de Fabrício Marques.

Diversas referencias artísticas animan ese proceso, empezando por el periodismo, pasando por el cine y por las artes plásticas. En esta especie de fricción sígnica, el espacio poético, con sus autores modernos y sus vidas extrañas para los patrones normales de sociabilidad, desempeña un papel inspirador.

Estas referencias constituyen piezas de la máquina del poeta, que promueven su funcionamiento tanto como su disfuncionamiento, que la montan tanto como la desmontan. En este sentido, son ejemplos poemas como «4 cuartetos», parodia de los Four quartets, de T.S. Eliot (1888-1965), y «Cómo ellos mueren», secuencia de relatos cortos sobre la muerte de poetas célebres. La performatividad, la transvocalización, se imponen en esos trabajos como la obra misma, que nos desafía a pensar, después de todo, cuál es su sentido.

El poema «La búsqueda» nos estimula a percibir ese propósito como la indagación del propio sentido en un mundo saturado por la acumulación de cosas sin sentido. En el basural-mundo, el gran desafío desde hace mucho ha sido mantener la propia sanidad, resistir a la conversión en cosa inútil. En la transnarrativa, que gira en torno a sí misma, un asistente de artista plástico famoso sale a buscar mármol de Carrara, materia prima para la obra que su jefe creará. En medio de la turbulencia de una ciudad en el día de un gran evento, este asistente sólo consigue encontrar otras cosas, nunca lo que está buscando.

El texto trae un epígrafe-motivo del artista plástico Cildo Meireles: «la suerte del artista es la de un buscador de oro, que es alguien que vive de buscar lo que no perdió». Sin duda: la búsqueda de la poesía, para recordar una vez más a Drummond, mueve el proyecto poético de Fabrício Marques, una poesía que no se alcanza más a partir de la penetración en el reino de las palabras, que, en el tiempo de la post-verdad, ya no se hace sólo con ellas. Fuera del alcance de la memoria nos coloca, así, delante de nosotros mismos, de nuestra perplejidad cotidiana.


Anelito de Oliveira, doctor en literatura brasileña por la Universidad de San Pablo y autor, entre otros, de A aurora das dobras (ensayo), Traços (poesía) y O iludido (narrativa). El presente texto se publicó en el diario suplemento Pensar del diario Estado de Minas, el viernes 1 de febrero de 2019. Traducción de Agustín Arosteguy.



Poemas

Tótem para el homo zapping

Me despierto João, voy a la feria João, paseo João
pero João hasta cierto punto:
es solo quedarme en la calle y ya me llamo Násser.
Cuento historias, maniobro vocablos
y luego me llaman Heródoto.
Soy Heródoto hasta cansarme.
De las ocho a las nueve soy Mwaka
y a la hora siguiente voy a trabajar como Zanchi.
Salgo a la izquierda a la caza de frutas –de preferencia rojas.
Descanso en el parque como Chang,
soy Chang de sobre aviso.
Entro al trabajo y mis colegas me saludan:
«Hola, Górki, chau Górki».
A la hora del café la empleada me reconoce como Xerxes.
El mercado se inquieta, la Bolsa oscila al saber que soy Zeki.
A las seis de la tarde, hora de Brasilia, me despido como Ximenes.
Extraño los hombres que atraviesan la existencia cargando un solo nombre.
Frecuento los bares contando hazañas, ahora me llamo Baltazar.
El Corvette silba en el asfalto.
Luces gratis y alegres titilan a la distancia,
Luces alegres y gratis me hacen señas (me llamo Raoni).

De Raoni a Quiroga es un paso,
en un looping arremolino en el baile.
Un poco más y soy Gale,
el que toca acordeón y se basta.
En casa me reciben como Histeu,
Mañana es domingo, floración de incertidumbres.
Allá afuera, lagartos recogen hesitaciones.
Debajo de este techo me conocen como Jimmy,
pero también pueden llamarme Abraão.
Hasta que el sueño comience y pase a llamarme Hades.

No pierdan la cuenta:
Soy João Násser Heródoto Mwaka Zanchi Chang Górki Xerxes Zeki
Ximenes Baltazar Raoni Quiroga Gale Histeu Jimmy Abraão Hades
Soy unos
Soy unos y otros a su disposición

Alimento pongo leña
en la conversación bonita
en torno del fuego de la vida
Reparo las llamas
que parten sin rumbo
y me llaman por mi nombre


Nosotros, los desoccidentalizados*

Salgamos
de aldea
en aldea
en procura del desoccidentalizado.

A ustedes que nos siguen
les pedimos que se queden con nosotros.

Algunos se quedaban. Algunos se quedaron.

La expedición se reinventa a cada paso.
Desviémonos de los silbidos de las balas.
Evitemos el zumbido de las flechas.

Sigamos el dulce llamado que parte
del bosque, mezclando los tiempos.

Seguíamos seguiremos en dirección
hacia la República Musa Paradisíaca.

El sol que nace enseña
El sol que se pone enseña.

El cuerpo de la escritura y el cuerpo de la tierra
conversan entre sí, nos incluyen
y se multiplican.

Supiésemos sabremos
tal vez tanteando
reconocerlo
cuando lo encontremos.

Y dentro de sus ojos
los más limpios ojos los más oscuros
(tanta cosa pasa en la oscuridad)
veremos la misma estrella famélica
que viaja en los nuestros
y a veces nos aturde.

* La palabra «desoccidentalizado» es un neologismo basado en el libro Desocidentada – experiência literária em terra indígena, de Maria Inês de Almeida (Editora UFMG, 2009). Está inspirado en la sentencia lacaniana, proferida el 12 de mayo de 1971, de que no hay esperanza para un occidentalizado. En este sentido, desoccidentalizados serían los marginalizados, los oprimidos, «sin Occidente». (N. del T.)


Plusvalía

Esos hombres de pie,
a lo largo de glaciares indestructibles,
repiten sin cesar sus certezas
también indestructibles.
El auto vale más que la sinfonía
El cuchillo vale más que la poesía
Las acciones en la bolsa valen más que las nubes
El misil vale más que el racimo de uvas.
Y si el compositor dice que
la cosa más cierta de todas las cosas
no vale un camino bajo el sol,
ellos no tienen la menor idea
de lo que el compositor está hablando.
Y siguen solemnes, solemnes bajo la luz severa,
escogiendo el auto, el cuchillo, la bolsa y el misil.
Pero yo escojo ser la lluvia
que lentamente disuelve,
fibra por fibra,
los glaciares seculares.


4 cuartetos

1.

Mi novia muda se queda acostada en la cama por meses, sintiendo su cuerpo desarrollarse. El pezón izquierdo creció un poco más que el derecho, anotó en su diario. Se estremece.

2.

Atar un cordón puede ser banal como una estrella de la Galaxia Ana Elíptica de Sagitarius metiéndose para siempre en un agujero negro. Pero es increíble cómo una estrella de la Galaxia Ana Elíptica de Sagitarius se mete para siempre en un agujero negro. Él ata el cordón y sale caminando. Un paso más hacia el hermano de María Fernanda. Una estrella más saliendo de un agujero negro.

3.

Él, el cocinero ruso, vive hace dos semanas con el corazón de otra persona. Un perro suicida lo sigue por todos lados. Siente un sobresalto siempre que percibe al perro.

4.

El perro suicida lame el zapato del hermano autista de María Fernanda. El cocinero ruso también siente escalofríos al observar los pezones de mi novia creciendo desiguales. Embarcaron todos clandestinos en un navío, bandera de Malta, que nadie, ni siquiera el comandante, sabe para dónde va.


Cómo ellos mueren

Por alguna extraña razón, la expresión ‘muerte de
un poeta’ siempre suena más concreta que ‘vida de
un poeta’. Tal vez porque tanto ‘vida’ como ‘poeta’
son palabras casi sinónimas de tan
positivamente vagas. Por otro lado, ‘muerte’ –aun
como palabra– es casi tan definida como
la propia producción del poeta, o sea, el poema, cuyo
rasgo principal es el último verso. La obra de arte,
consista en lo que consista, discurre siempre hacia el final,
que define su forma y le niega la resurrección.
Después del verso final de un poema no viene nada más,
solo la crítica literaria. Así, siempre que leemos
a un poeta, participamos de su muerte, o de la muerte
de su obra.

(Al respecto de Mandelstam)
Joseph Brodsky

&

Al final de la Segunda Guerra
Vicente Huidobro entró con las tropas aliadas en Berlín

Años después, a consecuencia de sus heridas de guerra
sufre un derrame cerebral y muere
De acuerdo con sus deseos es enterrado en una colina frente al mar
Su hija escribe en el epitafio:
«Aquí yace el poeta Vicente Huidobro
Abrir la tumba
– al fondo de ella se ve el mar»

&

Rilke un día fue a recoger rosas
Para una joven egipcia
Y se hirió la mano
Por accidente
Con las espinas

La herida agravó la leucemia que sufría hacía tiempo

Al final de la dolorosa agonía
No quiso sedantes

Él mismo dejó escrito el epitafio:
«Oh Rosa, pura contradicción…»

&

El sacerdote Gerard Manley Hopkins
Quemó un día toda su producción poética

Pero siete años después quebró el voto de renuncia a la poesía

No resistió al tifus
Y dijo sus últimas palabras
«Soy feliz. Soy tan feliz»

&

Problemas cardíacos se llevaron a Marianne Moore,
La de ojos azules
Ezra Pound encomendó una misa en su memoria
Durante la cual pudo leer los versos de What are years:
«Eso es mortalidad,
Eso es eternidad».

&

Para Dylan Thomas la poesía era
aquello que lo hacía reír, llorar o aullar,
aquello que estremecía las uñas de sus dedos del pie,
lo que lo llevaba a desear hacer eso,
o aquello,
o nada.

Él desembarcó en Nueva York
Al subir al ómnibus que lo llevaría al aeropuerto,
hizo con el pulgar para abajo la seña de que las cosas no van bien.
Días después, un colapso,
El poeta se desmaya y es llevado a su casa
Al otro día, despierta y dice que precisa salir para tomar un trago.
Media hora después vuelve y
dice: «acabo de tomar 18 güisquis puros; creo que es récord».
En una mañana entra en coma

&

Ezra Pound
Primero fue acusado de traición por el tribunal del distrito de Columbia
Se entregó en Génova a militares norteamericanos.
Quedó seis meses preso en una jaula para animales
Después fue considerado legalmente insano
Y quedó 12 años internado
Liberado, va a Italia
Rumbo a ángeles sombríos e inquisidores

En su lápida apenas está escrito
«Ezra Pound»

&

El comerciante Cesário Verde
ya profundamente debilitado,
sin ánimo escribe a un amigo:
«¿me curo? Sí, tal vez. ¿Pero cómo quedo?
Un cangallo, un mamarracho, un gran cesto roto,
me entra la lluvia, me entra el viento en el cuerpo destartalado»
Tiempo después, su hermano está en la cabecera del lecho y pregunta:
«¿quieres algo?».
«No quiero nada. Déjame dormir»,
y esas son las últimas palabras del hombre de negocios.

&

Yesenin
Se ahorcó
después de haberse cortado las venas
Y escrito con la propia sangre:

«si morir en esta vida no es nuevo,
Tampoco hay novedad en estar vivo»

&

Marina Tsvetaeva
También se mató

Sepultada en una fosa común
En un lugar desconocido

&

Hart Crane
Amó los aires del caribe
Y los mares de cualquier calibre
En un viaje de navío
Volviendo de México a New York
Después de beberse todo
Saltando desde la cubierta
Se tiró al mar
&

Emily Dickinson insistía en la soledad
Raramente salía de casa,
Y vivió 25 años como ermitaña
De ella solo existe una única fotografía, hecha a los 17 años, con un
[vestido negro
No conversaba con extraños
Sufrió algunas crisis nerviosas

Una visitante a su funeral
Anotó en su diario:
«una paz imperturbable en la bella frente»

&

Joseph Brodsky
Recibió una pena de cinco años de prisión por parasitismo social
Compró una Lettera 22 portátil para pasar a escribir en inglés,

Y así estar más cerca de Wystan Hugh Auden

Un ataque al corazón, en su departamento en Brooklyn

&

Edward Eastlin Cummings
Fue voluntario en Francia en la Primera Guerra
Preso, quedó tres meses
detenido e incomunicado
en un campo de concentración

Un ataque al corazón, en Madson
yallásefuejamásparasiempre

&

Jubilado del Departamento de Irrigación,
Konstantinos Kavafis
Fue diagnosticado de cáncer en la garganta
A causa de una traqueotomía perdió la voz,
a partir de ahí empezó a comunicarse por medio de notas escritas
Su salud se agravó.
Al cabo de una larga agonía, murió el día en que cumplía 70 años.

Lo recordaban de sombrero de paja fumando con una larga
[boquilla
&

René Char escribió cierto día:
«la poesía me robará la muerte»

&

Con el rostro surcado de arrugas
debido al exceso de
alcohol, Anfetamina y sol,
Wystan Hugh Auden
Fue a Viena a leer poemas en una velada.
Después, se retiró a un hotel, donde murió.

&

Paul Celan
Fue enviado a un campo de trabajos forzados
En la Segunda Guerra
Tenía tendencias autodestructivas,
Manía de persecución
Y ataques de amnesia.

Cierto día escribió:
«Vivimos bajo cielos sombríos, y…
son pocas las personas.

Es por eso que
existen
tan pocos poemas.»

Se tiró al Sena

&

Rimbaud
Abre un almacén en Harar
Y escribe para la madre:
«Ahora no ando bien de salud.
La pierna derecha, al menos,
está atacada de várices que
me hacen sufrir bastante.»

Pide a la madre que
compre medias elásticas
para várices
(las de seda son las mejores)
Durante 12 días
16 porteadores se turnan cargando
A Rimbaud
en una litera
por 300 kilómetros de desierto

Envía un telegrama para la madre:
«van a amputarme la pierna.
Peligro de muerte.
Negocios importantes
por resolver»

en la iglesia vacía,
delante del cajón
con el cuerpo mutilado de Rimbaud
apenas
la madre
y la hermana

&

Después del almuerzo,
César Vallejo se acuesta,
para «descansar unos instantes»,
pero no se levanta más.

Médicos no consiguen
diagnosticar la enfermedad
que lo consume

llama a su mujer y le dicta:
«Cualquiera que sea la causa
que tenga que defender
ante Dios,
más allá de la muerte,
sé que tengo un
defensor»

demorada agonía

&

Lector de la emperatriz Augusta de Alemania, en Berlín
Jules Laforgue cae en cama,
víctima de tuberculosis.

Vive en apuros financieros.
Toma opio para soportar
la infección pulmonar.

Nueve personas acompañan
sus restos mortales:
entre ellas,
su esposa
su hermano
y cinco poetas

&

Charles Baudelaire
Tiene salud débil
Y dificultades materiales

Acreedores y oficiales de justicia
le siguen el rastro

sin dinero
para pagar el hotel donde vivía
sin dinero
para cortarse el cabello

visita la iglesia de Saint-Loup
tambalea y cae
arde en fiebre

médico diagnostica
hemiplejia,
lo que causa
afasia y agrafia

Demorada agonía clarividente

&

Voluntario y enfermero independiente,
Walt Whitman
visita y cuida
de millares de soldados
heridos en los campos de batalla
de la Guerra Civil

Después, hace su testamento,
compra un lote en el cementerio y
construye un pequeño mausoleo,
Médico diagnostica neumonía

Sábado de lluvia fina

Autopsia de muerte:
neumonía,
tuberculosis,
nefritis,
esteatosis hepática,
piedra en el riñón,
quiste adrenal,
abscesos de tuberculosis
y paquimeningitis.

Algunas de estas enfermedades
probablemente fueron
contraídas durante el
contacto con soldados

Cierto día escribió:
«me entrego a la tierra para crecer del césped que amo,
Si me quiere de nuevo búsqueme bajo la suela de sus botas»

&

Por diferentes caminos
todos ellos persiguieron
La Gran Palabra Nueva
mañana deshuesada sin ruido

Ahora nosotros dormimos
y en nuestros sueños ellos corren
desconociendo fronteras
bajo un sol dificil



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Más datos y textos del autor. En Vallejo & Co. / Letralia / Biblioteca Pública de Paraná