Necesitamos buen ritmo/ Eurythmics, de Pablo Gabo Moreno

Eurythmics
Pablo Gabo Moreno
Buenos Aires
Determinado Rumor
2016
27 páginas
Versión digital

 

 

Por Diego L. García

A lo largo de 21 poemas Pablo Gabo Moreno desarrolla una mirada sobre el sentido y el ritmo de la sociedad contemporánea. El buen ritmo, el movimiento armonioso, fue tanto para los griegos como para los antiguos de oriente el eje de toda construcción, ya se corresponda esta con el arte de la danza, la música o la herrería. A su vez, nuestra generación reconoce inmediatamente en este título la referencia a la clásica agrupación británica de los años ochenta conformada por Annie Lennox y David Stewart. Pero por supuesto estos caminos, lejos de contradecirse, se encuentran en una idea: la de integrar elementos de la cultura pop con un trabajo linguísitico arriesgado e intenso, dando por fruto una poesía que nos interpela con la distorsión de lo aparentemente cercano. Pareciera que Pablo escribe contra “el rigor estridente” de una tradición desarmonizada; aquella que carece ya de movimiento: “guardé correspondencia lógica/ como el joven de provincia que recorta/ paisajes con versos que nada mueven”. Esa lógica es la de un acto estéril, la de un discurso facilista y atemorizado.
La música es parte del cuerpo que este sujeto atraviesa. Cuerpo que implica el dolor de los padres muertos, la tierra, el crecimiento, el amor. “necesitamos buen ritmo” dice el verso final del poema número diecinueve, entonces las únicas mayúsculas abren el tiempo de los textos con un torrente sonoro: Lemmy Kilmister (Motörhead), Nick Mason (Pink Floyd), Eurythmics. Después del poema dieciseis, en el cual Mason sobrevuela el planeta para encontrarse con su sombra desprendida y concluir con un verso genial: “solo soy un inadaptado a los límites de la tierra”, los cinco textos siguientes cierran el poemario con una escritura altazoriana, donde el aire y lo profético se arriesgan a una caída en el afuera; “mi único y preciso léxico/ que no responde/ fracasa por tanta luz”, el no-responder es el alma de esta poética. Estos versos, conectados a la idea de “correspondencia” referida en diversos momentos del libro, rubrican la intensión de una mirada dislocada del poder. El poder del racionalismo estático y opresor.
Veamos los dos poemas finales, con la potencia rítmica (y crítica) del silencio:

20
en mi delirio
el pájaro profeta ríe
porque acabo confiándole todo

las cenizas del alba
el jirón del viento
y la mar en coche

 

21
para la luz de la alborada
un sorbo indómito
de la pasión ajena

 

Selección de textos

1
maté con firmeza
la virtud teologal por la que se espera
que Dios dé los bienes que ha prometido
y empezaron los musgos verdes
a crecer por el corredor

altos musgos tornasolados
cortan mano cortan fierro

 

2
bajo el rigor estridente
el cerebro modula de forma escueta
y nosotros custodiamos con esmero
las suaves contorsiones:

el remedo de la pasión

 

16
Nick Mason conversando con su instructor de vuelo

sobrevuelo el planeta volando y rezando
mi sucio halo es una huella de vapor en el aire vacío
atravesando las nubes veo mi sombra volar
fuera del campo de visión de mi ojo que llora
un sueño inmune a la luz matutina
podrá soplar a esta alma del limite de la noche

ninguna sensación se compara a esto
animación suspendida, estado de deleite
no puedo apartar mis ojos del cielo circular
enmudecido y con la lengua trabada
solo soy un inadaptado a los limites de la tierra


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