Guillermo Neo. Los perros ladran, debemos estar cerca

Los perros ladran, debemos estar cerca
Guillermo Neo
Buenos Aires, Copo de Nieve, 2023

Selección: José Villa

Samborombón

I
El patero se acabó.
El patero de uva chinche.
Habrá que volver a la viña de Bernal,
Sarandí,
Brandsen,
Hudson,
Punta Lara,
A la costa maloliente,
la costa empetrolada

II
Las grúas firmes
sostienen el cielo de Dock Sud.
Los ductos inflan los pulmones de Villa Inflamable.

Aún así,
la flora resiste y crece
y los peces se mantienen plateados
nadando en aguas opacas.

III
Las torres de hierro
guían los cables de alta tensión.
Parten de la subestación de electricidad
de la Costanera Sur,
bordean la costa por varios kilómetros,
hasta que por fin se meten en la pampa,
y las perdemos de vista.

IV
Los sauces avergonzados
cubren la pobreza,
arropan las casas de chapa y cartón.
Un alambrado con ligustrina florece
después de todo.

V
Acá en la costa de Sarandí
los poetas ultimaron al poeta Miguel Ángel Bustos,
el poeta de Parque Chacabuco.

VI
En los campos del Tuyú encontramos
la tumba de Santos Vega.
diestro con la guitarra y con el cuchillo.

VII
La sequía nos deja ver el lecho barroso
del arroyo “El Gato”.
La garza blanca
enchastra sus patas
en el lodo.
Los perros le ladran
desde la lomita.

VIII
Donde la gran llanura entra en el gran río.
El encuentro barroso de dos grandes.
En Samborombón,
la pama y el río
son la misma cosa.

IX
Siguiendo el sendero de los pescadores,
que va bien pegadito a la orilla del canal,
salimos a la desembocadura.
Y allí vimos,
inmensa y sencilla,
La bahía.
El mar marrón.
El mar sin sal.

X
En 1939, cuando los buques
empezaron a cañonearse
en pleno Río de la Plata,
los pescadores en la costa
pensaban que tronaba el cielo.
Pero había sol.
Soy truenos.
Subiron a los médanos y
vieron los relámpagos rojos de la pólvora
del acorazado alemán, y del inglés.

XI
Esta es la ría que dos veces por día queda sin agua.
Este es el puerto donde los barcos quedan en la arena.
Donde se comieron a Solís.

XII
Sudestada: el río se mete en la pampa.
Bajante: la pampa se mete en el río.

XIII
Ahora, el río se fue muy lejos, muy lejos,
casi que lo perdemos de vista,
casi que lo cruzamos a pie.

XIV
En la ribera de Punta Rasa
el riomar pasa de azul verdoso
a un rubio barroso.


Justo ahí

Justo ahí
donde el Río Luján retoma el color de las curtiembres,
flota empetrolado el camalote.
El agua se espesa.
Justo ahí en el desaguadero.
Justo ahí cuando el río se hace zanja.

Justo ahí
el agua junta
con el aceite.


El pesimismo

La jaula del jilguero
ya sin jilguero.
Como el sillón del abuelo
sin abuelo.
Esperan lo que tuvieron,
lo que no volverán
a tener.


José Tiburcio Borda

El sol entró por primera vez en el año a la habitación.
Ingresa paralelo al piso.
Llegó a cubrir toda la cama.
Debemos estar en la última semana de mayo.

Los mórbidos recorren el jardín del hospital
acompañados por sus familiares.
El sol entibia la piel de los enfermos,
que buscan un lugar al sol para merendar.

Después de las cinco y media de la tarde
las sombras duplican su tamaño.
Los enfermos vuelven a sus habitaciones.
Los familiares en sus casas,
se preparan para la semana.
La noche se anuncia fría.


*

“Plan de operaciones”, en El Litoral, por Augusto Munaro:

“El poeta Guillermo Neo, ahora con «Los perros ladran, debemos estar cerca», continúa intensificando su vertiente vivencial, una que se abre generosa a la insondable experiencia: «En cualquier lugar./ cualquier historia./ cualquier aventura./ cualquier impresión./ cualquier pasatiempo./ la condensación de mis perspectivas./ Es un conjunto de definiciones,/ un diccionario». Su programa lírico no aspira la grandilocuencia metafísica. Tampoco hay casi rastro de tono celebratorio en sus versos, sino la experiencia neutral de la materialidad de las palabras que contienen cada poema, su ingrávida facticidad: «No olvides que el sol/ no es un dios/ es solo una piedra incandescente/ y que la luna no es una diosa madre/ es solo una bola de ceniza fría».”

Reseña, en Hurlingham Post, por Javier Fernández Paupy:

“Muchos de sus poemas describen escenas. Un grupo de elefantes que cruza un río, el cielo, una peregrinación de viudas, dos perros que rompen una bolsa llena de basura, un atardecer, una tormenta. Neo despliega también el arte de la descripción náutica, una mirada casi cartográfica, ecfrástica, llena de precisiones, como las del poema XII de “Samborombón”: «Sudestada: el río se mete en la pampa./ Bajante: la pampa se mete en el río». Es el poeta viajero, paisajista ambulante, con la mirada puesta en la ribera y sus manifestaciones microscópicas. Neo mira y describe un detalle del agua con manchas de aceite, una ola, el sendero de los pescadores en la orilla de un canal, el cielo de Dock Sud.”



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