¡Que les vaya bien, hermano/a/es!/ Fatebenefratelli, de Vanna Andreini

Fatebenefratelli
Vanna Andreini
Buenos Aires
Barnacle
2020

Por Noelia Rivero

*
¿Qué hace
que creas
en mis lágrimas
escritas en poesía?

La brutalidad
de una lengua aprendida
ausente de matices
en equilibrio
sobre la violencia de la literalidad.

*
Esta reseña está escrita por una lectora de poesía y por una amiga de la autora. Hace varios años, fue otra escritora quien me dijo: “Ella es una excelente poeta, tenés que conocerla, te va a encantar”. Y así fue, primero su poesía y después ella. Es una fantasía de toda lectora o lector hacerse amigos o al menos compartir una bebida espirituosa con les escritores que nos han deslumbrado. Tuve suerte, se me dio. Hablar sobre su último libro, Fatebenefratelli, publicado este 2020, es un movimiento doble de lectora especializada y un tributo a nuestra amistad.

*
Vedo la luna
vedo le stelle
vedo Caino
che fa le frittelle

¿Por qué?
¿Por qué está Caín en la luna
y no fue allí
el alma buena de Abel?
Abel estaba
al lado de Dios
pero su hermano
erraba por el mundo
solo
la luna abandonada
en la noche
fue
su prisión perpetua.

*
Italiano español
o
español italiano
ahora aquí
en este poema
los recuerdos
desembarcan
saltan del bote
pisan la orilla
en el español
ahora este poema
es una cuna nueva
dire
diré
el sonido errante
que erra como Caín
sin casa sin patria
en la luna
che fa le frittelle.

*
De repente, me pregunto por qué no hay algún apéndice en el libro de Vanna que tenga la traducción de sus versos en italiano. Me doy cuenta de que tampoco existe tal cosa en ninguno de sus libros anteriores y que yo nunca me calenté en buscar en traductores online qué significan precisamente esas palabras en su lengua natal, el italiano. Trato de entenderlas, envalentonada por los únicos dos niveles de Latín que realicé en la carrera de Letras. Pero me equivoco lo mismo. Reconozco que esta forma torpe, ficcional de leer es ponerme un poco en su lugar, en ese lugar que nos quiere poner a todos, en esa rasgadura de la identidad que porta toda su obra poética. Vanna testimonia una y otra vez lo que es migrar a un idioma parecido pero ajeno. Zigzagueo rítmico, danza evocativa, emergencia irrefrenable de su lengua original, vulnerabilidad en el refrenamiento sintético de su rioplatense: los poemas de Vanna Andreini construyen una obra auténtica, que expone una y otra vez la herida y el deseo, como dos grandes categorías cohesivas y abiertas que se llenan, en principio, con lo que puede hacer con esos idiomas que confluyen en ella. Poesía bajo la incesante mutación de una patria inventada.

*
¿En qué binomio
busco refugio?

Una cadena infinita
me ata
de manos y pies
romperla
me es imposible

fui enhebrada
en oposiciones binarias.

*
¿Un poema largo
o muchos poemas
autónomos?
Quizás
una obsesión repetida
una gesta escondida
de los blancos
entre los juegos
de los versos
ritmando entre
los dos idiomas.

*
Así es como primero pensé: Fatebenefratelli… algo que ver con el destino de esos hermanos, que sea bueno. Un deseo de buenaventura, un conjuro contra el mal. Fate de fatum. Pero era fate del verbo “hacer” en imperativo del italiano. “Hermanos, háganse el bien entre ustedes, por el amor de Dios”, ruega el epígrafe del libro. Es san Juan de Dios, ese santo hospitalario, que se dedicó a tratar sin violencia, con amor y caridad, a los dementes del siglo XVI.
Destino, ruego, lemas imperativos, locura. La suave distorsión de mi equívoco me devuelve un eco a lo largo de cada uno de los poemas.

*
En esa foto soy un varón
zapatos ortopédicos
negros
medias hasta las rodillas
pantalones cortos
blancos
camisa a cuadros
naranja
siento mis ojos de entonces
reclamar mi rencor
cada vez que ese
el que soy
y yo
cruzamos nuestros ojos
en espacios y tiempos
distantes y paralelos

estoy sentada en los brazos de mi padre
a la altura de esa panza inflada
que alberga a mi hermana
no pasaron más que
dieciséis meses.

*
Abel era el pastor
ellas dicen que era bello
de dulces líneas femeninas
bailarín elegante
Caín duro y hosco
como todo campesino
ardido por el sol
por la dureza
de la tierra a zapar
día tras día
Carola, Luisa, Ida
tienen surcos en la cara
los recorro
cuando nos cuidan
hablan y hablan
de lo hermosa
que sos
plácida y beata
rubia como el oro
clara como una muñeca
¿y yo?
¡Un maschiaccio!

*
Si, como dice Leónidas Lamborghini en uno de sus últimos poemas bufónicos, “Lo sabio empieza en lo doméstico”, en Fatebenefratelli tendremos justamente la imposibilidad de esa templanza práctica, mínima y necesaria. La familia –esa unidad en la que se probaría la sabiduría– y su estallido son una constante en toda la obra de Andreini. En este último libro explora la relación entre hermanos: “La hermandad es una percepción de justicia familiar”, escribe. Con recuerdos puntuales, domésticos e ínfimos, puestos al calor del tema trágico que ha narrado Caín y Abel, la sangre de Remo derramada en el epodo VII de Horacio, “el hombre lobo del hombre” que cristalizó Hobbes, entre muchas otras alusiones que visita, Fatebenefratelli se vuelve a preguntar por la posibilidad o imposibilidad del amor entre pares. Principalmente, en la piel de dos hermanas, lo que no es menor. En esta época en la que se apuesta a la sororidad como una estratagema indispensable para derribar alguna de las columnas del patriarcado, y a veces colma gran parte de la lírica actual, los poemas de Vanna, en cambio, instalan el problema allí mismo, desde la herida y el deseo. Imploran con ternura y desazón, como en su epígrafe elegido.

*
Los hijos
en el teatro griego
están predestinados
deben pagar las culpas
de los padres
esta condición
cautiva

los errores cometidos
se graban
en el cuerpo de los hijos
quienes
se anudan entorno

como hija
siento un dolor
que oprime la boca
mi hermana y yo
enemigas obligadas
a redoblar los esfuerzos
los desplazamientos

como madre
me pregunto
si ellos tres
lograrán entender
que el amor no-igual
no es desamor
que ser tres
formar un triángulo
hace que las alianzas
fluyan entre ellos
hace que sean mayoría
respecto a nosotros
a nuestros errores.

*
En su poesía, quien habla siempre es un yo en relación con otres. Hermana, madre, amante, hija. Es una elección de toda su obra. Sin embargo, hay cada tanto, en todos sus libros y también en este, algunos poemas en los que aparece sola. Hay algo distinto. No sabría decir bien qué. Es como el día en que se puso a hablar en italiano con su padre enfrente de mí y vi resplandecer toda otra Vanna que no conocía. Otro inmenso espacio poético y vital.

*
Animales de costumbres
las posiciones se forjan
en los yunques domésticos
Hefesto
pierdo
tras cada golpe
tras cada deseo
por complacer
no distingo
los ornamentos que
resaltarán mis rasgos.

*
Quisiera escribir también
sobre el otoño
sobre el placer
que me invade
cuando el perfume
de las hojas húmedas
removidas por mis pisadas
se mete en mí
me acaricia
el placer
por los tonos de amarillo
que manchan los días
yo sería un lobo
en busca de un santo
que lo perdone.

*
Quizás sea apenas un accidente el idioma o los idiomas que podemos hablar. No así el hacer poético.
No me queda más que invitarlos a presenciar, futures lectores, el misterio, la pasión y la alquimia de lenguas ofrecido por Vanna Andreini, en este nuevo conjunto de poemas.



Links

Más poemas. En El Septentrión / La Biblioteca de Marcelo Leites
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