La editorial Serapis publicó recientemente el volumen Fricciones de la tierra (Rosario, 2023) (Aarduitwrijvingen, 2021) de la poeta, ensayista y performer belga Charlotte van den Broeck. Este libro suma otro dato interesante y por cierto muy bello acerca de las características de la poesía moderna que se escribe en Europa, lo que propone también ciertos desafíos para la traducción rioplatense actual. Las versiones son de la doctora por la Universidad de Córdoba, Micaela van Muylem. Con ella mantuvimos un diálogo acerca de su trabajo de traducción. Agregamos algunos poemas del libro.
Entrevista con la traductora Micaela van Muylem
La traducción: Una lectura compartida
Micaela van Muylem, Licenciada en Letras Modernas y Doctora en Letras por la Universidad Nacional de Córdoba, es Profesora titular de la Facultad de Lenguas (UNC) en las cátedras del área de Literatura y de Traducción literaria (sección alemán) y de los cursos de holandés. Traduce poesía, teatro, narrativa, ensayo y literatura infantil y juvenil. En 2014 obtuvo el primer premio en traducción en los «Premios teatro del mundo» (UBA). En 2018, recibió la Beca Creación del Fondo Nacional de las Artes para la realización de una antología de poesía alemana contemporánea.
—Bélgica es un país que tiene al menos dos lenguas en disputa, ¿de qué lengua hiciste la traducción? Y contame un poco cómo es tu historia con esa lengua.
—Así es, en Bélgica hay tres lenguas oficiales, el francés (que se habla en el sur y en la capital, Bruselas), el neerlandés (flamenco, u holandés, es la misma lengua que se habla en Países Bajos, que se habla en el norte, y en Bruselas) y alemán, que se habla en una pequeña región que limita con Alemania.
Traduje del neerlandés, que es la lengua materna de Charlotte Van den Broeck, y que yo hablo porque la familia de mi papá es de Flandes, y es lo que siempre llamo mi “lengua paterna”, el alemán es mi lengua “materna” porque la familia de mi madre viene de Alemania y Austria. Después viví un tiempo en Bélgica, y más adelante, después de estudiar Letras, en Córdoba, me formé en traducción literaria en Bélgica, Países Bajos y Alemania.
—En este libro, Fricciones de la tierra, resolviste de un modo sistemático operaciones de escritura en las que el verso cambia en algo su sentido en la misma línea o en un encabalgamiento… ¿Cómo hiciste para reproducir ese procedimiento de la poeta?
—Es muy característico de la autora [Charlotte van den Broeck], jugar con esos sucesivos cambios de sentido, lo cual es un gran desafío porque la sintaxis del neerlandés y la del castellano son muy diferentes. Cuando traduzco poesía suelo hacer una primera versión muy literal, que incluye diferentes opciones (palabras, alternativas en el orden de la frase) y luego voy puliendo cada verso y cada poema, en este caso, para mantener esos cambios de sentido. Es una tarea bastante artesanal, se podría comparar con hacer un collage: hay que elegir entre muchos elementos diferentes y resolver cómo combinarlos, y en la traducción estoy mucho tiempo probando combinaciones diferentes. De hecho, hay poemas que un día me parece que ya están resueltos y al día siguiente o a las dos semanas los retomo y vuelvo a cambiar todo, a veces tengo diferentes versiones que me gustan, incluso. También dedico mucho tiempo consultando diccionarios (de sinónimos, etimológicos, de otras lenguas, para pensar alternativas para traducir palabras, ideas, imágenes).
—Teniendo en cuenta que por momentos se trata de una escritura bastante elíptica o poco transparente, por decirlo así, ¿hablaste con la autora sobre dudas o decisiones que tuvieras que tomar?
—Le consulté varias cosas, a veces, porque en el caso de mucha ambigüedad me interesaba qué era más importante para ella, o le mostré algunas opciones de traducción antes de decidirme. Charlotte fue muy amable y le interesó conversar sobre las traducciones (lo cual no es siempre el caso, y a veces no se puede, por diversos motivos), y ese intercambio fue muy valioso. Me acuerdo que le consulté varias cosas sobre las imágenes de los poemas Ilsebill duerme (un ciclo que me encanta). Ilsebill es una figura tomada del cuento “el pescador y su mujer” pero que Charlotte sitúa en escenas oníricas cargadas de sensualidad, que son tan hermosas como abstractas, en algunos casos, pero a la vez la poeta trabaja con una materialidad muy concreta, por lo que le pregunté por varios elementos en los que no sabía si no se me estaba escapando algo del relato o las demás referencias literarias, o si era una creación suya, o de qué manera se relacionaban entre sí, cuando no era evidente. Porque además del cuento recogido por los hermanos Grimm, en el poema hay alusiones a otras obras literarias: se sugiere que el pescador caza una ballena (azul, no blanca, como la de Ahab), hay referencias a la Odisea, pero a menudo son referencias veladas.
—En muchos casos, las palabras que utiliza la autora pueden resultar dificultosas o particulares para la traducción. Pienso, por ejemplo, en el poema «Esbozo». ¿Cómo fue encontrar los equivalentes sonoros y de significado?
—»Esbozo» fue terriblemente difícil de traducir, y a la vez muy divertido, porque claro, es una lista de palabras, prácticamente. Primero me armé una lista de sinónimos y posibles traducciones de las palabras con las que terminé componiendo un poema en que se conservara la extrañeza del original, cierta sonoridad, y las imágenes de la naturaleza. Creo que es un buen ejemplo de que hay muchísimas maneras posibles de traducir un poema: cada traductxr hará su propia composición (yo misma tenía varias). Tenés mucha libertad, pero a la vez hay que asumir la responsabilidad que esa libertad nos trae, de trasladar la lectura original, sin sobreinterpretar, sin explicar, sin allanar: compartiendo la lectura, que es lo que siempre intento hacer al traducir: leer con otrxs, invitar a otrxs a acompañarme en mi lectura.
—Hay frases que muestran una expresión al borde de lo gramatical. Por ejemplo, el título «Fingir que una piedra un fruto». ¿Esa traducción es literal? Y en ese caso, por qué tomaste esa decisión.
—Esa es otra particularidad de la poesía de Van den Broeck: le gusta tensar las posibilidades de la gramática. En neerlandés juega mucho con omisiones de palabras y forzando el orden de las palabras, que modifican mucho el sentido. El castellano tiene otra lógica, por lo que siempre estoy explorando qué posibilidades tiene el castellano para hacer no lo mismo, sino algo similar, equivalente. No siempre las traducciones más “literales” funcionan en ese sentido, pero este verso en particular sí está bastante cerca del original, por decirlo de alguna manera. Pero muchas veces hay que explorar alternativas, lo agramatical es muy diferente entre en una lengua y otra. A veces también “compensamos” al traducir: cuando no podemos reflejar un cierto efecto del texto, o tensión, en este caso, una agramaticalidad, al traducir intentamos recuperar ese gesto en otra parte. Creo que en la literatura muchas veces se trata de explorar los modos del decir, y la poesía suele estallar en esos “errores” o “desplazamientos” que se alejan de la norma. Y ese tipo de literatura es la que más me gusta a mí, la que hace un trabajo artesanal con la lengua, que juega y experimenta, y me encanta traducir esos juegos.
—¿Querés agregar algo más acerca de tu trabajo en esta traducción?
—Me gusta mucho cómo escribe Charlotte, traduje un ciclo muy pequeño para Círculo de Poesía hace unos años [consultar aquí] y quedé fascinada con su poesía, y disfruté mucho poder dedicarme mucho tiempo a un libro completo de ella. Una cosa que me parece importante destacar es el trabajo con la editora, Julia Sabena es una lectora magnífica, que detecta lo que cruje, chirría (y eso es muy difícil en este tipo de poesía, pero ¡siempre lo logra! Da en el blanco: “esto me suena un poco raro…”, dice y ajustamos). Para mí ese intercambio es fundamental, me encanta poder discutir acerca de los textos con el/la editor/a, saber cómo se lee el poema, sobre todo, cuando no conocen la lengua original, esa otra mirada desde afuera es muy importante para mí. La visión de Julia fue fundamental para terminar de pulir los textos, estoy muy contenta con el proceso de trabajo y con el resultado.
Poemas de Fricciones de la tierra
La diosa mayor y la diosa menor de las serpientes
tercas y meciendo las caderas la noche entera
la Diosa Mayor y la Diosa Menor de las Serpientes rastrillaron el desierto
noche tras noche, durante siglos
nosotros dormimos y ellas extraen con el peine las sombras de la tierra
perseguidas por el rastrillo
sobre el lomo de la arena se apuran las oscuras arrugas
como si en el suelo preparado para la siembra
y desolado
algo se persiguiera siempre a sí mismo tiembla
bajo el alto sol le pide protección
a un amuleto
civilizaciones más tarde
cuando esas diosas, incrédulas y exhaustas
estén expuestas en un museo
les dejarás descubiertos los pechos
reducirás su oficio a la conjura de serpientes
y a la fecundidad
En un pliegue
en el nacimiento del cuello de la colina el recodo
en la cintura de la giganta de arena dormida
descansa en el paisaje, y el paisaje se oculta
en ella, las cosquillas
del viento juegan con su barba de acebo y plata
huele a esmeralda glauco verde
… de a poco más fresco un lugar de reposo y te ofrece
su vientre te ofrece su sueño y su vista
libre de pisadas
vetusta y mullida
extiende la cama el alba su cuerpo
el terreno de la ingle que te acoge, en el doblez
de las rocas te recostás fluyendo
en el pliegue
Calcita
empapada
la tierra expulsa sus piedras el suelo cae
en mil pedazos de calcita
paupérrimo esplendor, como devolver
el fulgor caído a las exhaustas estrellas
el cuerpo y la herida
por fin en concordancia, imposible, la luz
estalla en la estructura del cristal, y se partirá en dos
y en más
la creíste entera, clara, hacia dónde
conducen las arterias de color en las rocas circundantes
hay testigos
los minerales precipitados y restos fósiles, los tallos
calcificados del lirio de mar
Esbozo
caracol lirio nenúfar amarillo
libélula totora junco lacustre
rana bermeja focha peces chicos
elodea escarabajo platanaria
soromujo pato fligrana esfagno
lenguado spongilia peces grandes
glomerata nitellopsis llantén
Ilsebill sueña*
el pescador está ausente
Ilsebill aprendió
a rogarle a un caracol vacío el eco del agua
—y ha alcanzado gran destreza—
logró ahogar la mirada
en el recuerdo de un sonido, blando
sin cuerpo cavernoso
junto a la puerta cuelga el par de botas altas
como la carcasa de un pez gancho
que hoy tampoco
le trae a casa, hambrienta, a la espera
Ilsebill se pintó de azul el pecho
* La serie Ilsebill es una reelaboración del cuento «El pescador y su mujer» de los hermanos Grimm, de gran popularidad en la tierra de la autora.
Ilsebill sueña
existe una posibilidad: el pescador regresa
y no de andar deambulado, le trae argumentos
incluso escupe una perla
en lo más profundo de su mano, en lo hondo
ella huele a sábanas revueltas a pan viejo y rancio
desordenada está la cama
en la que Ilsebill soñó con un hombre de ocho brazos
y tres corazones, por la mañana lo esconde
debajo de las arrugas del mar y se lava
las manchas de tinta de los muslos
no se olvidará en toda la jornada
porque luego, con la perla, con la fragancia familiar,
cuando el pescador regrese, se lamerá así el nombre
tentáculo, lengua, labios
Ilsebill, Ilsebill