Franco Fortini: Historia y poesía. Versiones de Jorge Aulicino

Ensayista, periodista, traductor, Franco Fortini (Florencia, 1917 – Milán, 1994) es uno de los principales poetas italianos surgidos en la posguerra. A continuación, una introducción sobre su poesía y nuevas versiones de diferentes etapas de su obra, por Jorge Aulicino.

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Fortini fue uno de los muy activos intelectuales de la posguerra en Italia, un momento que duró digamos diez años y produjo tanta expectativa como pasión crítica y decepción. Fortini pasó por todos estos estados desde la perspectiva marxista, y escribió una poesía reflexiva, dura, aunque siempre con una firme vocación de forma.
Fue movilizado como soldado raso durante la guerra, intentó que su regimiento se alzara contra la intervención alemana y se unió a la Repubblica Partigiana dell’Ossola. Antes de esto, y después de la sanción de las leyes contra los judíos –tenía esa ascendencia de parte de padre: su apellido oficial era Lattes– se había hecho bautizar conscientemente en la iglesia valdense, de origen filo albigense, actualmente presbiteriana. Esto no le impidió afiliarse al Partido de Acción (formado por militantes de la Resistencia) y luego al Partido Socialista. Más tarde apoyaría críticamente a la izquierda extrema, con una siempre sostenida defensa del sacrificio soviético durante la guerra. Se unió en diversos emprendimientos con Elio Vittorini, Giovanni Giudici, Italo Calvino, Giorgio Bassani, Pier Paolo Pasolini, con el que terminaría enfrentándose por aquella célebre defensa que hizo Pasolini de los policías durante las movilizaciones estudiantiles de fines de los sesenta (Pasolini defendió a los policías porque eran hijos de pobres). Fortini publicó gran cantidad de ensayos, cuando el ensayo era realmente un golpe de dados entre el artículo periodístico y la opinión. Tradujo del alemán y del francés y escribió en Il Politecnico, de Elio Vittorini, en la revista Avanti!, en Officina (con Francesco Leonetti, Pier Paolo Pasolini y Roberto Roversi), en Il Manifesto y en l’Espresso, entre otras publicaciones.
La lectura y traducción de Bertolt Brecht es visible tempranamente en su  perspectiva crítica y distanciada frente a los hechos políticos, sociales e incluso personales. Como apuntó Donatello Santarone precisamente en Il Manifesto (edición del 27 de noviembre de 2014), al cumplirse veinte años de la muerte de Fortini y publicarse su obra poética completa, es la suya una poesía «donde el sujeto se comprende en el objeto, lo particular en lo universal, el individuo en la historia». Según Santarone, «comprenderse a sí mismo a través de la comprensión del mundo, y no al revés, significa salirse, incluso en términos poéticos, de la sublime religión de la poesía que Fortini hereda de los poetas ‘puros’ y de la aristocracia intelectual florentina de los años Treinta». Aun en esa línea, Fortini será un poeta que escribirá muchas veces sin signos de puntuación, pero en busca de un rigor de estilo clásico.
El derrumbe de la esperanza de posguerra, la resistencia democristiana a concretar un bloque político con la izquierda para consolidar una Italia progresista tuvo, con todo, repercusión emocional en el contenido de sus poemas. La incerteza del futuro, pero mucho más de signos visibles de las ideas del pasado en el presente, son la corriente de fondo –siempre desapasionada, pero ahora amarga o nihilista– de su libro de los años 80, Paisaje con serpiente. Desde los sesenta, Pasolini, más tarde Bassani, muestran parecidas tribulaciones en su poesía: a fines de los cincuenta, Pasolini había enterrado a Gramsci (en Las cenizas de Gramsci) y con él al siglo; en los 80, Bassani, el editor de izquierda en Feltrinelli, publica Epitafio. Sólo en Composita solvantur, su última colección de poemas, Fortini recupera la visión del detalle, de la herencia cultural con significado, el ojo puesto otra vez en el discurrir y en el pequeño suceso.

 

De Foglio di via, 1946

Carta

Padre, el mundo te venció día tras día
Como me vencerá a mí, que soy parecido a ti.

Padre de risa magra, padre de corazón consumido,
Padre, el más triste de mis hermanos, padre,

Tu hijo ahora tiembla con tu temblor
Como aquel día de infancia de lluvia y miedo.

Pálido entre los gritos oscuros del contorsionado rabino
Dejabas caer los terrones sobre el ataúd de tu padre.

Aquello que tú no dijiste debo decirlo por ti
Ante el trono de luz que consume mis días.

Por esto ha partido tu hijo; y ahora junto a los compañeros
Busca las calles blancas de Galilea.

 

Lettera

Padre, il mondo ti ha vinto giorno per giorno
Come vincerà me, che ti somiglio.

Padre di magra risa, padre di cuore bruciato,
Padre, il più triste dei miei fratelli, padre,

Il tuo figliolo ancora trema del tuo tremore
Come quel giorno d’infanzia di pioggia e paura.

Pallido tra le urla buie del rabbino contorto
Perdevi di mano le zolle sulla cassa di tuo padre.

Ma quello che tu non dici devo dirlo io per te
Al trono della luce che consuma i miei giorni.

Per questo è partito tuo figlio; e ora insieme ai compagni
Cerca le strade bianche di Galilea.

 

De Poesia e errore, 1959

Una noche de septiembre

Una noche de septiembre,
cuando las duras mujeres roncas de cabellos chamuscados
se dulcificaban en las aldeas calcinadas
y en las fuentes la arena limpiaba las escudillas tintineantes,
he visto bajo la luna de cobre
sobre la calle violeta de Lodi dos obreros, tres muchachas bailar
entre las babas de tinta del fósforo sobre el asfalto
una noche de septiembre
cuando fueron un grito único el miedo y la alegría
cuando cada mujer habló a los soldados
dispersos entre las hileras de las viñas
y sobre la ciudad no había más que el vino agrio
de los cantos y todo era posible
en torno al pálido fuego de las radios
y quien mañana estaría muerto sobre las carreteras
bebía en el magro hierro de las estaciones
o en la paja abrazado al fusil dormía
cuando el verano incineraba
de Ventimiglia a Salerno
y no había nada más
y éramos libres
de huir, de no saber o de llorar,
una noche de septiembre.

1955

 

Una sera di settembre

Una sera di settembre
quando le dure donne rauche di capelli strinati
si addolcivano pronte nei borghi calcinati
e ai fonti la sabbia lavava le gavette tintinnanti
ho visto sotto la luna di rame
sulla strada viola di Lodi due operai, tre ragazze ballare
tra le bave d’inchiostro dei fosfori sull’asfalto
una sera di settembre
quando fu un urlo unico la paura e la gioia
quando ogni donna parlò ai militari
dispersi tra i filari delle vigne
e sulle città non c’era che il vino agro
dei canti e tutto era possibile
intorno al fuoco della radio pallido
e chi domani sarebbe morto sugli stradali
beveva alle ghise magre della stazioni
o nella paglia abbracciato al fusile dormiva
quando l’estate inceneriva
da Ventimiglia a Salerno
e non c’era più nulla
ed eravamo liberi
di fuggire, di non sapere o piangere,
una sera di settembre.

1955

 

Volante

«Es necesario dedicar
una particular
atención
a la extensión
del cultivo
de la remolacha azucarera»,
dice el compañero Nicolai Bulgarin.[1]
Y dice bien.

¿Donde había gloria había también vileza?
¿Y donde traición, fidelidad?
¿Los del Diecisiete
nos han explicado el mundo
y nos toca ahora explicárselo a ellos?
Regresaban: «¿Cómo la has pasado
estos años, Fadeiev?

Quizá por no responder
han mandado los soldados,
los rosados jóvenes siberianos
a defender la nada.

Y nosotros, estos años,
silabeando nuestra verdad
que ya no bastaba.

En tanto, por unanimidad,
ahorcaban a Rajk,[2]
entre aclamaciones estrepitosas
desgarraban el seno a su mujer;
por una vida mejor
cambiaban el nombre a su hijo.
Se desmentían en el corazón,
se mentían a coro,
a quien pedía la verdad mostraban
estatuas de bronce, a quien
quería hablar le explicaban
la virtud del silencio,
Y sus cómplices están entre nosotros:
con el dedo levantado a sí mismos
dictan a Marx y a Lenin
indican el camino.
El camino que haremos sin ellos.

Entonces un poco más de atención,
dice muy bien el compañero Bulgarin,
cuidado por donde pasan,
miren a quienes pisan:

cremados en los carros estrellados en rojo,
sepultados en los parques deshojados en rojo,
no a los vuestros sino a nuestros compañeros.

1956

 

Foglio volante

«Bisogna dedicare
una particolare
attenzione
all’estensione
della coltivazione
della barbabietola da zucchero»
dice il compagno Nicolài Bulgàrin.
E dice bene.

Dov’era gloria era anche viltà?
E dove tradimento, fedeltà?
Quelli del Diaciassette
chi hanno spiegato il mondo
e tocca ora a noi spiegarlo a loro?
Ritornavano: «Come li hai vissuti
questi anni, Fadèev?»

Forse per non rispondere
hanno mandato i soldati
i giovani rosati siberiani
a difendere il nulla.

E noi, questi anni
sillabando la nostra verità
che non bastava mai.

E intanto all’unanimità
impicavanno Rajk,
tra aclamazioni scrocianti
straziavano il seno a sua moglie,
per una vita migliore
mutavano nome a suo figlio.
Si smentivano in cuore
si mentivano in coro
a che chiedeva verità mostravano
statue di bronzo, a chi
voleva parlate spiegavano
la virtú del silenzio.
E i loro complici sono fra noi:
col dito levato a se stessi
dettano Marx e Lenin
indicano la via.
La via che senza di loro faremo.

Dunque un po’più d’attenzione,
dice bene il compagno Bulàrin,
badate dove passate
state attenti a chi calpestate:

cremati nei carri stellati di rosso
sepolti nei parchi sfogliati di rosso
non i vostri ma i nostri compagni.

1956

 

De Una volta per sempre, 1963

La partida

Te reconozco, antigua mordedura, volverás
muchas veces y, luego, la última.

He recogido mi fajo de hojas,
preparado la carpeta con mis apuntes,
recordado quién no soy, quién soy,
el esquema del trabajo que no haré.
He saludado a mi mujer que respira
en el sueño siempre la vida pasada,
el dolor que apenas la ha adormilado,
con piadosa de sí, aterrada ternura.
He escrito algunas cartas a amigos
que no me perdonan y que no perdono.
Y ahora, a punto de dormir,
un dolor terrible me muerde
como hace mil años, cuando era niño
y lo llamaba Dios, y Dios es esta
aguja del mundo en mí.

Dentro de un rato, a la hora en que el aire humea
desde los patios aún de noche y sobre la ciudad
la brisa inclina los plátanos, bajaré por el camino
hacia la estación desde donde salen los trabajadores.
Contra ese río triste, de pechos vivo,
a través de la cambiante esperanza
que se ignora y que resiste,
iré hacia mi tren.

 

La partenza

Ti riconosco, antico morso, ritornerai
tante volte e poi l’ultima.

Ho raccolto il mio fascio di fogli,
preparata la cartella con gli appunti,
ricordato chi non sono, chi sono,
lo schema del lavoro che non farò.
Ho salutato mia moglie che ora respira
nel sonno sempre la vita passata,
il dolore che appena le ho assopito
con imperfetta, di sé pietosa, atterrita tenerezza.
Ho scritto alcune lettere ad amici
che non mi perdonano e che non perdono.
E ora sul punto di dormire
un dolore terribile mi morde
come mille anni fa quando ero bambino
e lo chiamavo Iddio, e Iddio è questo
 ago del mondo in me.

 Fra poco, quando dai cortili l’aria
fuma ancora di notte e sulla città
la brezza capovolge i platani, scenderò per la via
verso la stazione dove escono gli operai.
Contro il loro fiume triste, di petti vivo,
 attraverso la mobile speranza
che si ignora e resiste,
andrò verso il mio treno.

 

Traduciendo a Brecht

Un gran temporal
durante toda la tarde se enroscó
sobre los techos antes de romper en rayos, agua.
Fijaba versos de cemento y de vidrio
donde hubo gritos y heridas tapiadas y miembros
incluso míos, que sobrevivo. Con cautela,
mirando ora las tejas trajinadas, ora la página seca,
escuchaba morir
la palabra de un poeta o cambiar
en otra, no ya para nosotros, voz. Los oprimidos
están oprimidos y tranquilos, los opresores tranquilos
hablan en los teléfonos, el odio es cortés, yo mismo
creo no saber ya de quién es la culpa.

Escribe, me digo, odia
a quien con dulzura guía a la nada
a los hombres y las mujeres que te acompañan
y creen no saber. Entre los nombres de los enemigos
escribe también el tuyo. El temporal
ha desaparecido con énfasis. La naturaleza
es muy débil para imitar las batallas. La poesía
no cambia nada. Nada es seguro, pero escribe.

 

Traducendo Brecht

Un grande temporale
per tutto il pomeriggio si è attorcigliato
sui tetti prima di rompere in lampi, acqua.
Fissavo versi di cemento e di vetro
dov’erano grida e piaghe murate e membra
anche di me, cui sopravvivo. Con cautela, guardando
ora i tegoli battagliati ora la pagina secca,
ascoltavo morire
la parola d’un poeta o mutarsi
in altra, non per noi più, voce. Gli oppressi
sono oppressi e tranquilli, gli oppressori tranquilli
parlano nei telefoni, l’odio è cortese, io stesso
credo di non sapere più di chi è la colpa

Scrivi mi dico, odia
chi con dolcezza guida al niente
gli uomini e le donne che con te si accompagnano
e credono di non sapere. Fra quelli dei nemici
scrivi anche il tuo nome. Il temporale
è sparito con enfasi. La natura
per imitare le battaglie è troppo debole. La poesia
non muta nulla. Nulla è sicuro, ma scrivi.

 

El alero

Descubro desde la ventana el borde de un alero
en una casa envejecida; es de madera corrompida,
doblado por estratos de tejas. Golondrinas se detienen
allí a veces. Aquí y allá, sobre el techo, las juntas,
y a lo largo de los tubos, manchas de alquitrán y revoque
de míseras reparaciones. Pero viento y nieve,
si fatigan las soldaduras de las canaletas, a la viga podrida
no la han podido quebrar aún.
Pienso, con cierta dicha,
que un día, y no importa
si no estoy yo, bastará que una golondrina
se pose un instante allí para que precipite todo en el vacío,
irreparablemente, mientras ella se aleja volando.

 

La gronda

Scopro dalla finestra lo spigolo d’una gronda,
 in una casa invecchiata, ch’è di legno corroso
 e piegato da strati di tegoli. Rondini vi sostano
qualche volta. Qua e là, sul tetto, sui giunti
e lungo i tubi, gore di catrame,
calcine di misere riparazioni. Ma vento e neve,
se stancano il piombo delle docce, la trave marcita
non la spezzano ancora.
Penso con qualche gioia
che un giorno, e non importa
se non ci sarò io, basterà che una rondine
si pose in un attimo lì perché tutto nel vuoto precipiti
irreparabilmente, quella volando via.

 

De L’ospite ingrato. Testi e note per versi ironici, 1966

Tal vez el tiempo de la sangre

Tal vez el tiempo de la sangre regresará.
Hay hombres que deben ser matados.
Padres que deben ser escarnecidos.
Lugares que profanar blasfemias que proferir
incendios que establecer delitos que bendecir.
Pero más hay que volver a otra paciencia
a la ciencia feroz de los objetos a la coherencia
en los dilemas que habíamos creído superados.
Al partido que se necesita tomar y hacer.
Buscar a nuestros iguales osar reconocerlos
dejar que nos juzguen guiarlos ser guiados
con ellos querer hacer el bien con ellos el mal
y el bien la realidad servir negar cambiar.

 

Forse il tempo del sangue

Forse il tempo del sangue ritornerà.
Uomini ci sono che debbono essere uccisi.
Padri che debbono essere derisi.
Luoghi da profanare bestemmie da proferire
incendi da fissare delitti da benedire.
Ma più c’è da tornare ad un’altra pazienza
alla feroce scienza degli oggetti alla coerenza
nei dilemmi che abbiamo creduto oltrepassare.
Al partito che bisogna prendere e fare.
Cercare i nostri eguali osare riconoscerli
lasciare che ci giudichino guidarli essere guidati
con loro volere il bene fare con loro il male
e il bene la realtà servire negare mutare.

 

Autopista del sol

Todo era así de simple, haberlo sabido.
Que el minucioso laberinto delicado,
la patria imaginaria,
debían desaparecer en este viento
y nosotros, lanzados sobre la luz
de las rectas…
Ahora para nosotros tardos, libres
en este aire de nada,
llanuras, montes humillados,
otros espacios y deberes
se dilatan, ya ciertos
de morir. Y de vista
se pierde el corazón
como, después de adelantarlo,
al otro en el retrovisor.

1960

 

Autostrada del sole

Tutto era così semplice, averlo saputo.
Che l’accurato labirinto delicato
la patria immaginaria
in questo vento dovevano sparire
e noi scagliati sulla luce
dei rettillinei…
Ora a noi tardi liberi
in quest’aria di nulla
pianure monti umiliati
altri spazi e doveri
dilatano e già veri
da morirne. E di vista
si perde il cuore
come dopo il sorpasso
l’altro nel retrovisore.

1960

 

De Questo muro, 1973

En memoria I

Una vez me preguntabas qué tenía
y no te contestaba.
Se ha hecho muy difícil
hablar de las últimas cosas, madre mía.

En las últimas horas
tenías los ojos cerrados.
Estabas aterrada de no poder
hablar más
ni siquiera para ti
de la única cosa.
Ahora el ruido es tan violento,
tan furiosa la sacudida de toda la realidad
que hasta allá abajo debe llegar el temblor
como a los sótanos en la guerra.
No tendré tiempo de hacer las cuentas, no hay
más tiempo ya.
Esto entonces es
aquello que aún no sabía.
Ahora lo sabes también tú
lo sabemos
mientras estamos por renacer.

 

In memoria I

Una volta mi chiedevi che cosa avevo
e non ti rispondevo.
Ma è divenuto molto difficile
parlare delle ultime cose, madre mia.

Nelle ultime ore
eri con gli occhi sbarrati.
Eri atterrita di non potere
parlare più
nemmeno dentro di te
della sola cosa.
Ora il rumore è così violento
così furioso lo scotimento di tutta la realtà
che perfino laggiù deve venirne il tremito
come nelle cantine della guerra.
Non farò a tempo a fare i conti, non c’è
più il tempo ormai.
Questo dunque è
quello che ancora non sapevo.
Ora lo sai anche tu
lo sappiamo
mentre stiamo per rinascere.

 

Los árboles

Parecen idénticos los árboles
que veo desde la ventana
Pero no es así. Uno, grandísimo,
se quebró, y ahora no recordamos
la gran pared verde que era.
Otros están enfermos.
La tierra no respira lo suficiente.
Los setos apenas tienen tiempo
a dar algunas hojas nuevas
que ya agosto los ahoga de polvo
y octubre de humo.
La historia del jardín y de la ciudad
no interesa. No tenemos tiempo
para dibujar las hojas y los insectos
o sentarnos en la luz pura
a trabajar largas horas.
Los árboles parecen idénticos,
la especie parece fiel.
Y en cambio se los llevan lejos.
Ni siquiera un grito,
ni siquiera un silbido les llega.
No es el caso de desesperarse,
hija mía, sino de saberlo,
mientras miramos juntos los árboles
y tú aprendes quién es tu padre.

 

Gli alberi

Gli alberi sembrano identici
che vedo dalla finestra.
Ma non è vero. Uno grandissimo
si spezzò e ora non ricordiamo
più che grande parete verde era.
Altri hanno un male.
La terra non respira abbastanza.
Le siepi fanno appena in tempo
a metter fuori foglie nuove
che agosto le strozza di polvere
a ottobre di fumo.
La storia del giardino e della città
non interesa. Non abbiamo tempo
per disegnare le foglie e gli insetti
o sedere alla luce candida
lunghe ore a lavorare.
Gli alberi sembrano identici,
la specie pare fedele.
E sono invece portati via
molto lontano. Nemmeno un grido,
nemmeno un sibilo ne arriva.
Non è il caso di disperarsene,
figlia mia, ma di saperlo
mentre insieme guardiamo gli alberi
e tu impari chi è tuo padre.

 

Para un joven jefe

Se me ocurre
que un día me dirán
de ti: lo han matado.

Bajo una pérgola una noche de verano
el buen comer los chicos las mujeres
pero nada era sereno pero no reposaban
sobre el mantel nuestras manos.

En las retículas de agencia
difícil descifrar
las pilas de ametrallados.
Sirvientes sutiles luego los enfilan
en los incineradores
de los Hilton. Pero yo

una a una conecto
las palabras como un viejo
que golpea sobre los maderos
para construir una barca inútil

yo que conozco
y mido
los nombres de los héroes secretos

tú vas cantando en la omnipotencia
desilusionada de los compañeros
las notas a voz en cuello
necesidad desencadenada tu muerte

yo, mano que fue joven
mente que tembló como una rama

el garfio de hierro
que tira
de tu boca y la mía
es uno solo

 

Per un giovane capo

M’è venuto alla mente
che un giorno mi diranno
di te: l’hanno ammazzato.

Sotto una pergola una sera d’estate
il buon mangiare i bambino le donne
ma nulla era sereno ma non requie
sulla tovaglia le nostre mani.

Nei retini d’agenzia
difficili a decifrare
le cataste dei mitragliati.
Servi sottili poi le convogliano
negli incineratori
degli Hilton. Ma io

a una a una connetto
le parole como un vecchio
che picchia sopra i legni
per costruire una barca inutile

io che conosco
e misuro
i nomi degli eroi segreti

tu vai cantando nell’omnipotenza
delusa dei compagni le notti a squarciagola
necessità scatenata il tuo morire

io mano che fu giovane
mente che tremò come un ramo

il raffio di ferro
che trascina
la tua bocca e la mia
è uno solo.

 

De Paesaggio con serpente, 1984

Stammheim[3]

Ellos hicieron lo que debían hacer
según las órdenes de la ciudad invisible.
Estudiaron los libros antiguos y los modernos.
El acero de los padres corta los más pequeños nervios.
Fueron muertos.
Nadie más los obedeció.

Ellos hicieron lo que debían hacer
según las órdenes de la ciudad visible.
Estudiaron los libros antiguos y los modernos.
La química de los padres bañaba el manojo de los nervios.
Se mataron.
Nadie más los obedeció.

Nosotros hemos hecho lo que debimos
wo eine fremde Sprache herrscht [4]
según las órdenes de dos órdenes según dos leyes.

19 de octubre de 1977

 

Stammheim

Essi hanno fatto quello che dovevano
secondo gli ordini della città non visibile.
Hanno studiato i libri antichi e i moderni.
L’acciaio dei padri recide i più piccoli nervi.
Sono stati uccisi.
Nessuno fu più obbediente di loro.

Essi hanno fatto quello che dovevano
secondo gli ordini della città visibile.
Hanno studiato i libri antichi e i moderni.
La chimica dei padri bagnava le chiome dei nervi.
Si sono uccisi.
Nessuno fu più obbediente di loro.

Noi abbiamo fatto quello che abbiamo dovuto
wo eine fremde Sprache herrscht
secondo gli ordini di due ordini secondo due leggi.

19 ottobre 1977

 

Lukács

Los zapatos pesados el codo sobre los libros
el cigarro apagado no por la duda
sino por la duda y la certeza
en la última foto
del otro lado de la verdad
ojos perdidos nos miran.

A su espalda vemos los libros deteriorados
los tapices la talla gótica
de San Martín a caballo
que se desgarra la capa
para darle la mitad al mendigo.

Los hombres son seres admirables.

 

Lukács

Le scarpe pesanti il gomito sui libri
il sigaro spento non per il dubbio
me per il dubbio e la certezza
nell’ultima foto
dall’altra parte del vero
occhi smarriti guardandoci.

Alle sue spalle guardiamo i libri deperiti
i tappeti il legno gotico
del San Martino a cavallo
che si taglia il mantello
per darne metà al mendicante.

Gli uomini sono esseri mirabili.

 

De Composita solvantur, 1991

Considero error…

Considero error haber creído que de los eventos
(«¡mejor no mencionarlos!», me soplan los pequeños dioses)
de este ’91 no pueda hablar o callar
sino por juego, por dolorosa ironía.

Los versos cómicos, los temas cómicos o ridículos
me parecían la única respuesta. ¡Cómo me equivocaba!
He desperdiciado esos meses limando sonetos,
buscando rimas extrañas. Pero la verdad no perdona.

¿Quién podrá entender alguna vez qué tiempo fue aquel? Creía
descender en mi crepúsculo. ¡Ah, gente! En cambio,
era otro, incomprensible y sin nombre. Miraba

la luna de abril sobre Eichhorn a medianoche,
y la estrellita de oro del Jungfraujoch, Dysneyland.
(Nada era cierto. Todo deberán inventarlo ustedes).

 

Considero errore…

Considero errore aver creduto che degli eventi
(«meglio non nominarli!» mi soffiano i piccoli dèi)
di questo ’91 non potessi parlare o tacere
se non per gioco, per ironia lacrimante.

I versi comici, i temi comici o ridicoli
mi parvero sola risposta. Come sbagliavo!
Ho guastato quei mesi a limare sonetti,
a cercare rime bizzarre. Ma la verità non perdona.

Chi mai potrà capire che tempo fue quello? Credevo
scendere in un mio crepuscolo. Ahi gente! Invece
altro era, incompresibile e senza nome. Guardavo

la luna di aprile sullo Eichhorn, a mezzanotte,
e la stellina d’oro dello Jungfraujoch, Dysneyland.
(Nulla era vero. Voi tutto dovrete inventare).

 

Cumpliendo setenta y cinco años

¿Cómo has llegado a este sol claro
y al asiento de lisos azulejos?
Ahora, sobre el fondo de tus pupilas
el mundo sin fin realmente aparece.

Eres lo que entonces un joven no veía:
la salpicadura del delfín, la recta
golondrina de mar blanca,
esta ira obstinada que te cansa,
la gaviota diminuta que ríe.

 

Compiendo settentacinque anni

Com’è che sei venuto a questo sole chiaro
e al sedile delle lisce mattonelle?
Ora sul fondo delle tue pupille
il mondo senza fin vero appare.

Sei quel che allora un giovane non vide:
lo spruzzo del delfino, la dritta sterna bianca,
questa ira ostinata che ti stanca,
la gabbianella minuta che ride.

 

Es el temporal…

Es el temporal no el interruptor.
La antigüedad de los árboles acoge a Edgardo fugitivo.
Y sobre el sombrerón del hongo
el sapo se agita.

Les ruego considerar las escamas
que la serpiente cuelga en la maleza,
con esa singular crepitación suya.
Ahora, sin escamas, se la llevará el aguacero,
abajo, hacia la riada y las mújoles atontados.
Todo esto nos dice adiós de una vez para siempre.
¿Por qué irritarse? Los sobrevivientes transitan
uno tras otro buscando reparo.
Es maravillosa la resistencia mental
del joven que reparaba la cucha del perro, del viejo
que, seguro, guiaba en bajada,
de la madre que espera la ablación.

Vayan, pensativas antiguas plantas,
encinas fresnos hayas carpes alerces olmos.
A todos en cadencia les conozco
los nombres burlones que el relámpago reanima.
Desde las corrientes del desván, desde los trapecios
de los rincones, las arañas geómetras me
prometían ayuda
para cuando hubiese crecido. Trabajaban
pacientes para este infame idilio.
Era una casa de campesinos
de los tiempos del Gran Duque,
en alquiler por agosto. Agosto esa noche terminaba.

«Escucha qué agua», decía una voz desde la oscuridad.

 

È il temporale…

È il temporale non l’interruttore.
L’antichità degli alberi accoglie Edgardo fuggiasco.
E sul cappellaccio del fungo
il rospo batticuore.

Vi prego di considerare le squame
che alla pianta di stipa il serpe appese
con quel suo singolare crepitio.
Ora smagliate l’acquata le porterà via
fino giù alla fiumara e ai muggini inebetti.
Tutto questo una volta per sempre ci dice addio.
Perché irritarsi? I superstiti trafficano,
a uno a uno cercando riparo.
Meravigliosa è la resistenza mentale
del giovane che riparava il casotto del cane, del vecchio
che sicuro guidava in discesa,
della madre che aspetta l’ablazione.

Andate via, pensose antiche piante,
elci frassini faggi carpini larici olmi.
Tutti in cadenza li conosco i vostri
nomi di scherno che il lampo rianima.
Dai correnti del soffitto, dai trapezi
degli angoli i ragni geometri a me
promettevano aiuto
quando fossi cresciuto. Lavoravano
pero questo infame idillio pazienti.
Era una casa di contadini,
dei tempi del Granduca,
a pigione per l’agosto. L’agosto stanotte finiva.

«Senti che acqua», diceva una voce dal buio.

 

En el patio…

En el patio, en el jardín negro
de vieja nieve, hay un gran fuego
de ramas, un verdadero fuego.

¡Qué bueno! Más allá de la Arena se condensa
un resto de otro siglo, violeta y verde,
y la noche despliega sus empresas.

Quiere decir que febrero se aproxima.
El Centro Mecanográfico relampaguea de luz azul turquí.
Suben hasta los cuartos pisos las chispas
y la llama hace girar un humo delicioso
que a los viejos les enciende las pupilas.

El fuego perfuma. El fuego irradia hasta el tercer piso.
Huele el aire a esencia buena.
Asoman la cabeza por las ventanas los viejos y llaman
a los chicos a ver la insólita fiesta.

 

Nel cortile…

Nel cortile, nel giardino nero
di vecchia neve, c’è un grande fuoco
di ramaglie, un fuoco vero.

Che bello! Oltre l’Arena si rapprende
un resto d’altro secolo viola e verde
e la notte distende le sue imprese.

Vuol dire che fabbraio s’avvicina.
Il Centro Mecanografico lampeggia luce turchina.
Salgono ai quarti piani le faville
e la fiamma volge un fumo delizioso
che ai vecchi fa lucenti le pupille.

Il fuoco profuma. Il fuoco sprizza fino al terzo piano.
Odora l’aria di buona essenza.
Sporgono la testa alle finestre i vecchi e chiamano
i ragazzi a vedere l’insolita festa.

 

De Heaney

para Paul Lawton

Un arbusto rojo como maquillaje de muchacha.
Entre el camino maestro y el transversal
a una distancia blanda y lluviosa,
altos los alisos sobre los juncos.

Allá están las flores de pantano del dialecto
y las corolas inmortales de los nítidos ritmos
y ese momento en que el pájaro canta tan cercano
con la música de aquello que sucede.

 

Da Heaney

per Paul Lawton

Un rovo rosso come trucco di ragazza.
Fra la strada maestra e la traversa
a una distanza fradicia e piovosa
alti gli ontani sui giunchi.

Là sono i fiori di palude del dialetto
e le corolle immortali dai nitidi ritmi
e quel momento quando l’uccello canta così accosto
alla musica di quello che accade.

 

Notas del T.

[1] Nicolai o Nikolai Bulgarin: promimente dirigente soviético, miembro del Estado Mayor del Ejército Rojo, Ministro de Defensa durante el estalinismo, fue asimismo presidente del Consejo de Ministros en la etapa del «deshielo» iniciada por Nikita Krushchov tras la muerte de Stalin.
[2] László Rajk: Ministro del Interior en Hungría durante la posguerra, organizó la policía secreta que persiguió a los partidos no comunistas. En 1949, durante las purgas dentro y fuera del Partido Comunista, fue él mismo juzgado sumariamente y ahorcado.
[3] Stammaheim es una prisión en Stuttgart, Alemania, donde fueron juzgados y encarcelados los miembros de la Fracción Ejército Rojo, conocida como «banda Baader-Meinhoff», en 1975. Ulrike Meinhoff fue encontrada ahorcada el 9 de mayo de 1976, mientras que Andreas Baader, Gudrun Ensslin y Jan-Carl Raspe supuestamente se suicidaron en la madrugada del 18 de octubre de 1977, en los dos primeros casos a tiros y en el tercero también mediante ahorcamiento. Irmgard Möller, herida con cuatro puñaladas, fue la única sobreviviente del grupo sentenciado. Intencionalmente el poema está fechado al día siguiente.
[4] Donde reina una lengua extranjera.

 

Obra poética de Franco Fortini

Foglio di via e altri versi, Einaudi, Turín, 1946; Poesia e errore, Feltrinelli, Milán, 1959; Una volta per sempre, Mondadori, Milán, 1963; L’ospite ingrato. Testi e note per versi ironici, De Donato, Bari 1966; Questo muro, Mondadori, Milán, 1973; Paesaggio con serpente, Einaudi, Turín, 1984; Versi scelti 1939-1989, Einaudi, Turín, 1990; Composita solvantur, Einaudi, Turín, 1994.


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