Jonio González. Historia del visitante

Historia del visitante
Jonio González
Buenos Aires, Ediciones en Danza, 2019


Fábula

me recordó una anécdota
que yo había olvidado
lo cierto es que jamás
la consideré una anécdota
ni le di la importancia
que él le adjudicaba
sí recuerdo la luz del lugar
los sonidos que se colaban
por la puerta cuando alguien
la abría
y el frío que entraba
para que no olvidásemos
que a pesar de las risas y el vino
era invierno
lo anecdótico en suma
lo que abriga los recuerdos


Paradoja de la concisión

deseaba haber escrito
que alguien llamaba a la puerta
que entraba y se sentaba
frente a él
que el tiempo transcurría
sin que hablasen
más que de ciertos momentos
con el coraje suficiente
para recordar sólo aquello
que se ha anotado
en un mensaje
lo más breve posible
antes de regresar allí
de donde se ha venido
como si eso fuera lo mejor
que a uno puede pasarle


Llevar la cuenta

si antes habían sido
intrusos en los sueños
ahora lo eran en la tierra:
hablaban una o dos lenguas
pero las entendían todas
siempre significaban lo mismo:
busca pan en la arena
cobijo entre las dunas


Allen Ginsberg y Thelonious Monk:
Una conversación

hablaban de mí y me leían
en una habitación destartalada
pasaba por delante de su puerta
y los oía
(afuera halcones
se lanzaban en picado)
eran huérfanos
deudores
débiles
creían interpretar mis palabras
no sé qué se imaginaban
puedes bailar en los aeropuertos
sentarte inmóvil ante un piano
aullar en medio del kaddish
que si has sobrevivido al leviatán
te llevas el cielo contigo
pero también el dolor:
pocas veces serás algo más
de lo que has sido
casi nunca menos


Historia natural

en la mesa del desayuno
el cuenco con diamantes
junto al plato
la probabilidad que espera una respuesta
y el contexto que en ocasiones
desvirtúa parte del día:
hacia el bosque sin embargo
internándose en él
el final de una época
y su comienzo
la armonía fragmentaria
donde se descubren razones
la aparición del deseo
mientras se cuentan los árboles


Historia natural

en mi infancia existían unos seres
llamados amebas
recuerdo que extendían
una especie de pierna
y a continuación
se dividían
y eran dos
si extiendo mi pierna
cualquiera
sigo siendo el mismo
pero he dado un paso
poco importa hacia dónde
en qué dirección
sigo siendo uno
y he dejado al otro
atrás



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