
Pensalo así
Fernando Márquez
Ectoplasma, Concordia, 2022
Pensalo así: son juegos
Por José Villa
Desde el título y la tapa misma, el libro ya es una acción, una acción de su enunciado principal y su experimento, “Pensalo así”. Antes o después, o antes y después, un principio-final que no ha sido narrado pero que promete reconstruirse. Ese es el método de escritura de los poemas. Se entona como a mitad de la frase que, casi siempre, compone por su impulso la totalidad del verso; las líneas son de perfil apelativo, y pueden resumir indicaciones (“no dejes que se escape”), teorizaciones («el tiempo está vacío”), o preguntas («qué tan real?»), entre las que mejor puedo reconocer. Este proceso sumatorio termina por ser el poema: los versos aparecen como si fueran fraseos independientes que dialogan entre sí y se resuelven en el transcurso de las sucesiones. Tal construcción, repetitiva y semialeatoria, se vuelve interrogante: ¿cómo, qué y cuándo decimos?, al modo de secuencias que se van armando a la vez que escapando de su orden. Ese parece ser el tema, pero es engañoso, como todo y como el Todo.
Ideas para una foto
si me ves estoy muriendo 
el color que me gusta arde 
no preguntes 
por lo que se tragó la oscuridad 
estoy explorando un esquema 
mi cuerpo es una perspectiva 
compartimos la misma sustancia 
pero no somos uno 
siento e imagino 
cuando digo la palabra boca 
mi espalda se humedece 
hay respuestas interesantes 
soy ese que lame sus pies 
es un arte primario 
me acomodo, me quedo quieto 
escucho mi respiración 
y espero la señal, algo 
una forma en el cielo? 
un insecto que viene a morir 
junto a mí? 
nunca estoy preparado
La elusiva referencialidad e insistencia en tantos “vos” y “yo” casi como versos existen en el libro, termina por construirme como lector. Estamos en el juego del lenguaje que trata de no (de no pintar paisajes ni territorios ni situaciones plenas); de ahí que percibamos su parte más blanda o evanescente: los puntos de enunciación. El que habla, ¿cuándo dijo lo que dice?, ¿realmente lo dice?, y se verá después: ¿importa lo que dice? Nos pone en una condición dudosa del hablante; porque el que escribe habla, en una especie del presente. Entonces, en ocasiones nos dan ganas de recordar una canción cuya letra no conocemos. Si creyéramos que está todo dado tal vez sería mejor; aun así estos poemas no dejarían de decirnos que la voz implica un vasto espacio y una materia breve. A ver, esto puede ser incómodo para un lector/a que espera modales declarativos, crónicas lisas del yo, transcripciones confiables de la fragilidad propia o ajena, temas sociales, escenas de atrevida confesión. La escritura de este libro presenta el poema como un desafío, formalista, desconfiado de la sobrecarga de sentido y de la seguridad que con ella se pretende. Así diremos que: ¿ironiza?, ¿son sus frases excéntricas un efecto de superficialidad? Puede ser, pero principalmente propone un estado distinto (“tus sueños mienten”), y ese es el núcleo de su fragmentación. Habla de los sentimientos por una evocación que requiere pocas intenciones, que se dice a sí misma solo ama y sobrevive.
Más poemas de este libro: 
«cosas que hago conmigo», «las ideas», «vamos», «en serio?», «pose con autorretrato», 
pueden consultarse aquí