Un tiempo sin destino. Sara Cohen – Osvaldo Picardo

Un tiempo sin destino (Fragmentos de un discurso en pandemia)
Sara Cohen y Osvaldo Picardo
Buenos Aires, Paradiso, 2021


BREVE EPÍLOGO
PARA UNA PANDEMIA

Cuando empezó la pandemia, también surgió este diálogo,
el nuestro, de un balcón en Buenos Aires a un patio
en Mar del Plata. Fue cruzar, ida y vuelta, un puente que
no existía.
Nos dijimos: paramos en noviembre y revisamos lo que
hemos ido construyendo desde la perplejidad.
Volvimos sobre los pasos, seleccionamos y podamos
estos textos que fueron y vinieron a lo largo ocho meses
de “un tiempo sin destino”.
Descubrir al interlocutor es la mano que acompaña a
la que escribe. Esta publicación conjunta es un acto de
amistad.

Diciembre 2020
Buenos Aires – Mar del Plata
Sara Cohen Osvaldo Picardo


De: Diario I. Los días primeros

Se siente el temblor de las hojas verdes de los árboles.
Vitales aún, delatan el miedo del devenir del otoño. Por un
breve instante se instala la despreocupación, luego tiemblo
como las hojas. Encontrarse es otra cosa que mirarse y esquivarse,
encontrarse es tener las bocas disponibles para
el beso.


Las ráfagas arrancan árboles y techos. Las olas –lo sé y
lo recuerdo– alcanzan alturas por arriba de los murallones
del paseo costanero, cubren las rocas oscuras y a veces,
quiebran las farolas y los postes del cableado eléctrico.
Alguna vez, después de un temporal, un barco fantasma
apareció en las playas de La Perla. La fuerza de las olas lo
había desamarrado de la dársena y lo encalló a kilómetros
del puerto.
Lo bello puede acontecer en medio de los temporales.


De: Diario II. En el corazón del invierno

Mar del Plata comienza a dorarse, hoja por hoja. Salí a
hacer compras y he visto la hojarasca. Cubre de quebrantos
ocres y crispados amarillos, las veredas donde crecen varios
plátanos, algunos pocos castaños, muchos tilos y aquel
ciruelo que se enciende de luz apenas se inicia septiembre.
Más allá, a media cuadra de donde estoy, debajo de un
álamo de la plaza, veo el palo borracho que plantamos con
Marta, hace dos años. Era un bonsai que le regalaron buenos
amigos. No había caso con él. Fue recorriendo luz y
sombra por todos los rincones de la casa; probó con las guías
y consejos más disparatados, y sus hojitas caricaturescas
igual se caían irremediables. Desnudaba más y más la tortura
japonesa con que aquellas raíces, destinadas a criar un
gigante, se apenaban hasta la muerte viendo crecer a un
enano enfermo.
Decidimos entonces, plantarlo ahí, al aire libre, en la tierra.
Ahora sobrepasa mi altura y con sus espinas amenaza
a quien quiera acercarse con malas intenciones.
Es fácil, acá, junto a él, imaginar el encierro como otro
bonsai…


Los árboles de mi cuadra perdieron las hojas, nunca los
observé tanto como en estos meses. Días atrás me pareció
que los restos de relato que podía recoger de la orilla del
sueño no eran más que una parte muy pequeña de lo que
se removía mar adentro. Me dije que lo que miro desde mi
ventana, y lo que recuerdo cuando despierto son muy débiles
reflejos de lo que quisiera habitar.
La extensión de las noches viene siendo un descubrimiento
reciente. Indago mi propia extrañeza. He perdido
el orden de la continuidad de los días, su programación y
su intención. A cambio he recuperado un fluir libre de las
horas y de los años. Recuerdo cosas pretéritas y seres históricos,
los siento a dialogar junto a una mesa de papeles,
notas y fotos.
Me agrada esa sensación corporal desprendida de su
tiempo, me entrego a ese fluir.


De: Diario III. Dejando atrás el frío

Fin de un domingo de un mes ya avanzado del año. Llovizna
y la ciudad es más verdadera. No hay mucho de qué
alegrarse. No pongamos ninguna luz de artificio a lo que
no es. Todo en suspenso… y el pensamiento en la intimidad
vuelve a su recuerdo de tantas otras cosas dejadas en
suspenso a lo largo de la vida. Tiempos interiores, ricos en
comidas y en ideas al borde de lo onírico. Sublimes y tormentosos
se alternan los momentos a lo largo de las horas.
Llegó la noche y no hay balance del día, tan sólo vivencias
de júbilo o de desasosiego.


Vivimos ella y yo aventuras con la luna. Alguna noche,
el tamaño de la luna nos parece más grande cuando surge
del horizonte, jorobada y amenazante. El tamaño de la luna
y la alegría son siempre breves.
Otra noche, un apagón nos ilumina no sólo el pasado,
sino lo extraño, y con Marta nos asomamos al misterio al
ver en el patio la luna menguante junto a las tres marías.
Un cielo lleno de energía oscura que sostiene la fuga im-
perceptible de la existencia.


Selección: Silvana Franzetti



Sara Cohen nació en Buenos Aires. Es psicoanalista y psiquiatra infantojuvenil. Ha publicado los libros de poesía El poema que insiste (1992), Puertas de París (2000), Escena con cartas (2003), Poemas venecianos (2003), Casas turbulentas (2004), El murmullo y la incertidumbre (2009), La oportunidad (2012), Una conversación que no tuvo lugar (2015) y Detrás de la cabeza (2018); de ensayo El silencio de los poetas (2002), La frontera de la lengua (2006), La niñez cautiva (2015) y Morir joven. Clínica con adolescentes (2019); y la novela Veintinueve días de junio (2006). Traduce poesía de lengua francesa (entre otros ha traducido a Henri Michaux, Bernard Noël, Claude Esteban, Nicole Brossard y Gaston Miron). Dos de sus libros han sido traducidos al francés por Louise Desjardins y publicados en Quebec, Canadá, bajo el título Murmure et incertitude précédé de Opportunité (2019). Ha recibido en dos ocasiones la beca Faculty Research Program, del Consejo Internacional de Estudios Canadienses, en los períodos 2003-2004 y 2011-2012. 

Osvaldo Picardo nació y vive en Mar del Plata, donde desarrolla su labor docente de literatura. Es escritor y crítico. Fue director de la Editorial de la Universidad Nacional de Mar del Plata (EUDEM) y es director de la revista La Pecera. Algunos de sus libros de poemas son: Quis quid ubi: Poemas de Quintiliano (1998), Una complicidad que sobrevive (2001), Mar del Plata (2005 y 2012), Pasiones de la línea. Poemas de Nicolás de Cusa (2008), O.P.Vida de poesía (2008) y 21 gramos (2014). Entre los libros de ensayo y crítica literaria se destacan: Primer mapa de poesía argentina. Solicitudes y urgencia. El noroeste: la carpa y tarja (2000); la edición de la Antología poética de Joaquín O. Giannuzzi, (Madrid, Visor, 2006); Poesía de pensamiento, (Madrid, Endymion, 2016). Recientemente publicó Colgados del Lenguaje. Poesía en las ciencias. (2018). En narrativa, ha publicado Perón en el jardín y otros relatos (2018).Tradujo junto a F. Scelzo y E. Moore Los poemas de amor de James Laughlin / The love poems de James Laughlin (Mar del Plata, Martin, 2001) y fueron publicadas, en revistas y periódicos, versiones suyas de E. Pound, D. H. Lawrence, M. Yourcenar, K. Rexroth, entre otros.