Julia Wong

Peruanis feminis

El vientre de las mujeres de arena

Cumpleaños. El pavo, las ensaladas con receta extranjera
Mi madre está tan vieja como una mampara que ya no puede ser aceitada
Sus canas caen como lluvia sobre almohadas y sobre el piso de madera
Soy Julia, mamá
Y ella mira el vacío.

Camino por la misma casa donde me parió. De arriba a abajo
El holocausto lejano de una guerra que no nos incumbía
Nos ha perseguido hasta aquí a la vuelta de la esquina
La lentitud de los cuerpos de verano eterno
¿se vuelven fantasmas?
al cruzar la acequia
pueden elevarse sobre las flores que se han secado
como la piel materna

Es el cumpleaños de mi hermana
Ella sigue reclamando lealtades
que yo no profeso
Sóplame dice, quiéranme. Yo he hecho todo por ustedes
Yo me encargo de los huesos frágiles de la madre
Soy la buena de esta horrible película con mujeres que están enojadas con todo
Por el ají
Porque las vacas que mueren
Porque los santos están aburridos de las plegarias
Porque el pavo quiere volar de una mesa como esta.

Cuando caminas por la casa parece
que el cerro hubiera irrumpido en ella
que todo estuviera inundado de arena excretada
de anchos vientres
…hubieran deseado comer pavo
Pero el viento sólo trajo arena hasta sus mesas

Quiero voltear y no volver
a esta mesa donde se consuma el odio
Deseando lo que no poseen, los vientres
Deseando tanto mal que se convierte en arena
Y llenan la casa.

Soy Julia, mamá … repito
Y ella es como una estatua de arena
Si la soplas, no quedará nada, nada de su vientre.

 

Fuga en la arena

En la entrada de la madriguera, es cuando todo ahogo comienza
Respiro como si el cordón umbilical ya estuviera cortado
Sigo atada . No puedo mejorar todo lo que me has otorgado
Sugieres un acorde que pudiera acercarte a Nick Cave
¿Y liberar a las amapolas revestidas de azúcar?.

Las heridas ya no se notan
No parece que hubiera dolido tanto
Es tan pequeña la arena
Pero duele en el zapato o en la nalga olvidada de luz
Insignificante el pasito que doy sobre la pista
La abeja me pica, la arena quiere crecer
Hacerse humana.
Cada grano se suma a otro grano
Un día más en el almanaque oncológico del planeta
Esa costra sangrante que se descacara en rasgueos secos y desaparece con el viento.

El cáncer gólgota que se dehace también en la intemperie
Un gran desierto
Un alabastro que muerde la herida / profundiza con su pico un hincón singular.

Cada gramo de arena entra en las venas , como la espesura de un camino
donde ya no debes seguir
Intentas dibujar un nuevo pentagrama / el espacio entre las corcheas con la textura del granito.
Una composición, donde el paisaje de inmensos hospitales , con salas de espera llenos de mujeres deseperadas como yo , no sea tan difícil.

Me empuja el aire a caer de bruces sobre mis propias palabras dichas sin esmero, una letanía
tan arena, tan insignificante . La brújula marca un punto desconocido
Corro contra el olvido.
No se puede contra este viento, que se lleva todo el manto de estrellas rotas.
No se puede contra la muerte que toca las teclas de mi desvarío con su dedo eterno.

 

Cabalgata al cielo

Quinto cielo

Estoy irremediablemente enamorada de la pintura
Del color del agua helada
De los muros de mi propia hemorragia
Sí, la ciudad de la hemorragia es la más difícil de conquistar
Estoy loca por mis vecinos heroinómanos, incendiarios
Estoy enamorada
De mi propio animal casero, que soy yo cuando defeco
Que no se sabe bañar
Estoy enamorada del ojo manchado de mi profesor de cuento andino
Estoy enamorada del color pus y la textura
De la insoportable crueldad del profesor de pintura
Estoy enamorada de la serpiente que habita en el corazón de mi profesor valiente
Estoy enamorada de todos mis profesores discontinuos
Estoy enamorada de los muros de mi propia piel que fui derribando a soplos
De una forma extraña de besar sin tocar los labios
Me apasiona lo que no se dice
La distancia es el vértice que nos une
Renacemos entre su pincel
Y mi trazo
No lo sé, le digo
No sé por qué empiezo a amarle cuando se va
En el mismo sueño del cuerpo podrido de mi madre aparece una casa con jardín inglés
Estoy enamorada de la sombra de sus manos
Que enjuagan las ideas como en una pizarra de azúcar
Sus monstruos verdes, pies gigantescos también pintados en piedras de playa
Cobran vida y hacen un festín con esas preguntas sin respuesta.


Sexto cielo

Biografía del árbol que dejó la casa con jardín inglés
Y se convirtió en ballena-tiempo
Todos los dolores se parecen a la argucia
Del tráfico bastardo de esta humanidad que ha perdido al Padre
Soy hija del caldero
Del curandero, del garfio
De la mano que falta
De la tortuga que ladra
De la escultura que habla mientras asesina
Llevo culantro a la orilla
Sangre de lunares no curados
Camino con los pies planos
Quiero ser hija del hombre que da la espalda
De la mujer que reza mientras compra mondongo
Soy el resultado de mi cadera rota
La coartada de mi dolor insoportable eterno grito a las 4 a.m.
Cuando todos roncan tomo un suave analgésico
Soy hija de la madrugada, su lengua de hielo, sus astros moribundos en la grieta
Soy hija del hueco en su corazón
Ese que me jala hasta el fondo del mismo y me dice: ámame!
Soy la imagen u-oh semejanza de eso que le falta
Esto es un grito eterno.

transiberische eisenbahn (alles kleigerschrieben)`

¿Cómo creíste que Euroasia era una tierra pacífica llena de miel en el desierto?
Ese es el dolor más desgarrado que duerme en mis huesos. Dos huevos
duros. Ese fue mi almuerzo durante siete días. Las vasijas eran de fierro
aporcelanado, blanco con filos azules o verde claro con filos verdeoscuro.
Segunda clase. Los perritos de contrabando de los chinos gordos que vivían en
Moscú nos acompañaban. Creías que el desierto peruano le pertenecía
por igual a todos los habitantes de las wacas. El té filtrado en pomo y ese
llanto interior por la renuncia. Allí aprendí a renunciar al placer de ver a los
hombres que nos construyen como rosas celestes cuando nos lamen
donde no podemos esconder la mirada.
Por la ventana sólo el pasto. Por la ventana la brisa de los abedules o no sé
qué gigantescos pinos que me habían partícipe de un mundo que no
quería volver a sangrar.

 

Paseo en motocicleta

Apenas aprieto con disimulo la espalda en el monte
Las lagunas oscuras, retratados en el gemir de los grillos
Un par de curanderos gloriosos se nos cruzan, una rata, un zorro de arena
Se distingue la carretera
Somos afortunados, debería penar
Podemos poner nuestro culo sobre este asiento
Y así sentir a la madre naturaleza que se cuela por cada una de las costillas desaliñadas
En varios pasajes desde Estrasburgo hasta Bruselas
Nos encaramamos en la moto atravesando la luna, hurgando en sus cráteres…
La gasolina, las posibilidades de calzar zapatos contra el invierno
La posibilidad de irme contra la pared de mis propias pesadillas
Me persiguen. No lo sabes.
Me persigue un monstruo que de noche se bebe mi sangre diluida en café.
¿Dónde terminó mi paseo y cuando empezó el atropello de las cuculas?

 

Somos panzonas las peruanas

Somos panzonas las peruanas, muchas somos
panzonas y seguimos teniendo hambre.
Absurdamente exhibidas en escaparate argentino
llevamos la impertinencia de un niño.
Somos un globo aerostático
catwalk o toque de exquisitez urbana.
Espectros al caminar erguidas, peruanis feminis
sapiens sapiensa, vestidas con modelos porteños que
esconden la grasa abdominal.

Lo de cómo conversé con Dios en el cementerio de
Recoleta
es otra historia. Allí estuvo él, flaco pero también
panzón.

La panza es un espacio cultural,
la panza heredada de mi mamá, de mi abuela, la
que nunca me gustó. Nunca. La panza peruana
buscando reivindicación en cualquier lugar del
mundo donde se lastime sutilmente lo vernáculo,
donde silenciosas mejoramos la especie.
Trasgredí mi último rincón de ADN para elevar el
género.

Retumban diecisiete imágenes de mujeres
derrumbadas.
Las palabras son un hito helado.

Las peruanas que puedes consumir de ese menú,
todas iguales, caras de sapo, nada que ver con una
aproximación a Grecia, a Roma, o por lo menos a la
horizontalidad mongólica del Asia, cada vez menos
extraña, cada vez más al alcance de mi mano.

¿Por qué te avergüenzas chola de mierda?
¿no tienes pensamientos? ¿no sabes mirar de frente?
Te queda un orgullo mal cabido, un orgullo de
pobre, de hablar de comida y ríos que otras no
conocen, de ídolos negros, solares o lunares,
cualquier cosa que reivindique tu panza, extrañar al
desierto cuando se odia la sequedad, orgullo tan
mal dicho, hereditariamente en discordia, como un
asidero para no sentirse derrumbado, ni por la
voluntad de otros pueblos, ni por su semen, ni por
su belleza.

Y yo quería ser blanca y rubia, porque Jesús
cristiano pudo ser ario o semita, cualquier cosa,
menos una mezcla de cosas raras y nerviosas, con
panza como yo.

 

 

* Nota.
La compilación fue realizada por Ana Lafferranderie. Los dos primeros poemas son inéditos; «Cabalgata al cielo» y «Paseo en motocicleta» pertenecen a La desmineralización de los árboles (2014); los siguientes son de Bi-rey-nato (2009).



Julia Wong
 (Chepén, Perú, 1965)

Es gestora cultural, escritora y viajera por convicción. Ha vivido en Alemania, Argentina, Hong Kong y Lima. En los noventa ganó el premio Juegos florales de poesía de la Universidad de Lima. Hace 10 años organiza festivales de poesía en Perú, Argentina y México.

Poesía
La desmineralización de los árboles, Lima, Paracaídas, 2014
Lectura de manos en Lisboa, Buenos Aires, Melón Editora, 2012, 2014
Un pequeño bordado sobre la vergüenza, Lima, Matalamanga, 2011
Bi-rey-nato, Buenos Aires, El Suri Porfiado, 2009
Un salmón ciego, Borrador Editores, San Borja, Perú, 2008
Ladrón de codornices, Ediciones Patagonia, 2005
Iguazú, Buenos Aires, Ediciones Atril, 2004
Los últimos blues de Buddha, NoEvas Editora, 2002
Historia de una gorda, Editorial Libertad, 1994

Narrativa
Bocetos para un cuadro de familia (novela), Borrador Editores, San Borja, 2008
Doble felicidad (novela), Editatú Editores, 2012
Margarita no quiere crecer (relatos), Borrador Editores, 2011

Links
Poemas. En Festival Internacional de Poesía de RosarioSol Negro / Angeles de Papel / Poetas Argentinos
Reseñas. En Buensalvaje, sobre La desmineralización de los árboles / La Convención, sobre Un pequeño bordado sobre la vergüenza / AuroraBoreal, sobre Bocetos para un cuadro de familia
Video. Festival Internacional de Poesía de Rosario, 2015