Un día, un gato, por Juan Lima

t_undiaungato_j_limaUn día, un gato
Juan Lima (y amigos)*
Buenos Aires
Editorial Calibroscopio
2017

 

 

 

 

Por Maricel Santin

Un gato
es una gota
de tigre.

(Poema de Jairo Aníbal Niño
que vive en la contratapa de este libro)

 La poesía de Juan Lima se mueve entre la imagen sensible, el sonido y el humor. Así, quienes leemos bailamos un ritmo único, acompasado, vibrante. El poeta (que anda muy bien entre paréntesis) nos lleva de la mano por la pista que ha elegido y explorado con pasos originales. Y vamos, claro. Nos dejamos ir tan contentos que ni nos damos cuenta y ya estamos bailando. Cada libro tiene su eje. En Botánica poética, son frutas, plantas y experimentos vegetales; en Loro hablando solo, la sierra cordobesa (traslasierra, más precisamente), con sus bichos y arbolajes; en El mercado de las pulgas, la jerga de la venta de feria. En Un día, un gato, el felino es observado y comentado desde gran cantidad de ángulos y hecho poema con una mirada fresca, amorosa e irónica. Nunca ñoña, siempre particular y nueva.
El libro empieza instalando el misterio que merece el asunto: “Cuando la madrugada/ no sabe qué decir/ llega el gato…”. Y entonces es claro que este libro no nos va a engañar diciendo una cosa por otra. Del gato se sabe lo poco que nuestros ojos humanos cazan torpemente. Es sobre todo una intriga lo que habita en esos elegantes peludos: “No se preocupen/ si a la noche/ anda en dos/ (o tres) lugares/ distintos/ a la vez/ hay mucho/ por hacer allí/ donde el hombre/ no ve”. La voz lírica, voz humana que en cada poema encuentra escenas, particularidades e incluso preguntas, está siempre en tono de búsqueda. Como quien que se va moviendo, si el gato se lo permite, mientras avanza con asombro. Alguien que, en la pura observación de un hecho natural, tropieza con puntas filosóficas y ni cuenta se da: “El gato pone una pata/ en la realidad/ y luego otra/ (cauteloso)/ en el misterio/ desde donde nos mira/ con un solo ojo/ como diciendo/ estoy aquí/ pero enseguida/ vuelvo”.
Lo que sabe el gato, lo que no, sus conductas en detalles elegidos, las siete vidas son algunos de los asuntos que aparecen en este libro de poemas que rodea lo felino en su mismo código: verso libre y rima también (digamos que hace lo que quiere, ¿cómo quién?).
Misterio, originalidad, anarquía: “Con su vasta experiencia milenaria/ sabe que el perro afónico/ muerde pero no ladra […] y cuando sale a contarles/ cuentos a los fantasmas/ no precisa para volver/ que le dejen la luz/ prendida”. Además, tal cual sucede con el mismísimo homenajeado, este libro ofrece gran cantidad de opciones estéticas y de estilos también en las ilustraciones. Veintiocho autores de imágenes, oriundos de distintos lugares del mundo y épocas, comparten páginas, se acompañan y conviven amistosamente y a distancia vital de los poemas. Ilustraciones variadas, bellas, inquietantes, tiernas, extrañas, suman modos de percibir el mismo animal.
Cada gato es diferente de otro e incluso de sí mismo. Depende del momento en que se lo encuentre. En cada uno de ellos caben las siete vidas con los mimos, el zarpazo, la indiferencia, la demanda, la anarquía, el cuerpo todo blando, una disposición a saltar inmediata, el gusto por el riesgo, la comodidad, la inocencia, la astucia…: “De los gatos/ poco se aprende/ solo tres o cinco (o más)/ lecciones por día”.
Después de leer este libro, se vuelve presente un deseo poderoso. Que las personas podamos aprender a no querer calcular cuántos seres habitan en un único espécimen. Ni siquiera en una misma especie. Depende del trato, del día, de las ganas: “Este gato/ de día es gris/ de noche es negro. […] el gato gris tiene gps y radar/ el gato negro a la madrugada es cantautor/ el gato gris cuando llega a la noche desaparece/ el gato negro vuelve cuando sale el sol/ los dos fueron sigilosos a la misma escuela/ y no revelan sus enigmas/ cuando algo no les va/ no les va”.
Así también, en escala variada, este libro puede ser disfrutado por niñas, niños y también por los adultos que los quieran acompañar. Un baile al que se puede ir a cualquier edad, con o sin experiencia, es cuestión de dejarse llevar. Juan Lima (y amigos) hacen un libro de banda, manada, con integrantes independientes, ¿cómo quién?: “En la plaza del barrio/ allí se juntan los nuevos amigos/ el gato ñato y su supuesta prima/ el que parece una liebre/ el atigrado mordedor de palomas/ la gata flaca que trajeron en taxi/ el miedoso (ya un poco confiado)/ y el de botitas blancas/ cuando los llaman/ para darles comida/siempre falta/alguno”.

* Los ilustradores: Isidro Ferrer, Juan Lima, Paul Klee, Ayax Barnes, Endre Penovác, Dr. Alderete, Camilla Engman, Roberto Cubillas, José Muñoz, Mandana Sadat, María Alcobre, Daniel García, Christian Montenegro, Bianki, Gustavo Roldán, Aída Carballo, Isol, Decur, Félix Rodriguez, Rebeca Luciani, Cristian Turdera, Max Cachimba, Jorge González, Elenio Pico, Giusti, Martín Jarrie, Landrú (y un Anónimo de Egipto de 1200 a.C.)

 

 Poemas

El gato que hace pis fuera de la cajita
el gato que se asusta del rayo láser
el gato que persigue al peluche a cuerda
ese gato piensa:
mmm
cuidado con esa gente
que no se equivoca
nunca

*

La casa del poeta no tiene paredes
el viento se arremolina en la página en blanco
el gato sujeta las palabras
como puede
como a un ratón
en el sueño

*

Mi gato
ha muerto
seis veces
(incluso dos veces
en el mismo día)
pero ahora mismo
está vivito y coleando
en la rama más alta del tilo
a la espera de los pájaros
que regresan a dormir

 


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